Pautas higiénicas en perros y gatos
Una mascota nos da compañía, afecto, dulzura… y mucho olor. Cualquier persona que tenga una mascota, sabe bien que los olores del animal en cuestión, pueden ser a veces un gran problema. Las bandejas sanitarias de los gatos, las jaulas de roedores y aves, la orina y otros ‘accidentes’, así como el penetrante olor a perro, pueden dar a tu hogar un aroma muy desagradable.
La limpieza a fondo, tanto de la casa como del animal y sus habitáculos, es fundamental, pero no alcanza los objetivos al 100%. No obstante, existen varios secretos y productos que pueden ayudarte a combatir incluso los olores más persistentes.
Evitando el olor a perro
El arma más simple y segura para combatir y erradicar los olores de los animales domésticos es el bicarbonato de soda. Puede ser mezclado con la arena de gato, esparcido en las mantas y alfombras que se suelen limpiar con aspiradora, espolvoreado en las camas de los mismos animales o, simplemente, colocado en un envase abierto, cerca del área con olor.
Otra manera natural y económica de controlar los olores de orina es utilizando vinagre blanco. Se debe aplicar a la hora de limpiar las superficies de descanso y deposición con una esponja húmeda.
Algunos olores son más difíciles de quitar. Existe una gran variedad de productos en las clínicas veterinarias para eliminar los olores a orina y a excremento, tanto de las alfombras como de los muebles, ya que muchos de ellos contienen enzimas que neutralizan las fuentes del olor. Utilizados correctamente, y a veces con más de una aplicación, pueden ser realmente muy útiles.
Otra solución más económica es fregar las alfombras o los muebles con un detergente líquido diluido en agua o con productos de limpieza de uso múltiple. Si vas a inclinarte por esta última opción, lo ideal sería que primero lo pruebes en un área muy pequeña y discreta de la alfombra o mueble en cuestión, dejando reposar los líquidos unos minutos para saber si el producto podría causar algún tipo de decoloración en el objeto.
Los gatos, un capítulo aparte
Los propietarios de gatos deben ser especialmente cuidadosos con respecto a quitar los rastros del olor, ya que si éste permanece, el gato volverá a hacer sus necesidades en ese mismo punto. Desafortunadamente, en algunos casos, puede ser necesario retirar alguna alfombra e, incluso, quitar el suelo que se encuentra debajo debido a las filtraciones.
Para prevenir esto, hay que atajar el problema desde el principio, es decir, prohibiéndole a tu gato hacer allí sus necesidades desde el primer momento en que las haga.
La primera vez que orine o defeque aplica los productos anteriormente anunciados, colocando sobre la zona una placa de vinilo o plástico. Es posible que necesites restringir el acceso del gato a ese sitio, hasta que el olor se haya ido totalmente. Los hedores que salen de las bandejas sanitarias se pueden reducir al mínimo utilizando una provista de tapa. Compra una de buena calidad que te permita quitar fácilmente los excrementos, sin que queden restos.
Cuando todo esto no te resulte suficiente como para eliminar el olor de los excrementos en el hogar, deberás insistir echando más bicarbonato de soda y vinagre blanco, u otros productos químicos más elaborados que encontrarás en cualquier veterinaria. La mejor manera de eliminar los olores de los animales domésticos es poniendo en práctica la prevención, es decir, no dejando que estas ‘fragancias’ invadan las casa atacando el problema tan pronto como suceda. Recuerda que cuanto más tiempo permanezca la fuente de un olor sobre una superficie, más duro será quitarla y desacostumbrar al animal a dejar de hacer sus necesidades en ese punto.
Enséñale a ser limpio
Pautas para mantener la higiene en casa.
Debemos educar a nuestro cachorro para que llegue a ser pulcro y no vaya haciendo sus necesidades en cualquier rincón, lo que implica seguir un proceso que tiene varias fases. En primer lugar, y debido a que no puede bajar a pasear a la calle al no estar aún vacunado, tendremos que enseñarle a hacer sus necesidades en el suelo de alguna habitación fácil de limpiar, donde habremos extendido previamente unos periódicos.
Al principio se llenará la habitación con papel de periódico y luego se irá quitando progresivamente hasta dejar su rincón. El lugar elegido tiene que ser de fácil acceso para nuestro cachorro. Cuando sorprendamos a nuestro perro ensuciando algún otro lugar que no sea el destinado para este fin, tendremos que regañarle con voz firme y llevarle encima de los periódicos, para que termine de hacer sus necesidades sobre ellos. Entonces le felicitaremos efusivamente, premiándole a continuación.
Algunos perros son muy limpios y aprenden enseguida; otros no lo son tanto, por lo que necesitaremos una buena dosis de paciencia. No obstante, tengamos presente que todos terminan aprendiendo a hacer sus necesidades donde nosotros pretendemos.
Regañarle en el momento
Nunca debemos pegarle ni restregar su hocico por los excrementos, y sólo le podremos regañar cuando le cojamos in fraganti. De lo contrario, el cachorro no relacionaría nuestro enfado con el hecho de haberse ensuciado y nada más vernos se esconderá, pensando que vamos a regañarle sin saber el motivo.
Por ejemplo, si el dueño llega cansado a su casa después del trabajo y lo primero que ve al llegar es un excremento en el pasillo, la reacción más habitual es que se enfade de tal manera que cuando el perro venga feliz a recibirle le castigue o incluso que le pegue. El perro en este caso, lejos de saber que su amo lo ha castigado por hacerse las necesidades, relaciona que cuando recibe a su dueño, éste le pega.
Al día siguiente, antes de la llegada del dueño, el animal empieza a ponerse nervioso, y en esta ansiedad es cuando hace sus necesidades o destrozos. Cuando llega el dueño efectivamente lo vuelve a castigar, creando un círculo vicioso de difícil solución. En cambio, si se le castiga en el mismo instante en que está haciendo sus necesidades, pensará que debe buscarse otro sitio, porque relacionará el castigo, no con la trasgresión, sino con el lugar que ha utilizado.
Un único lugar
El cachorro también puede tener la manía de hacer siempre sus necesidades en un mismo lugar, sin que sea éste el que hayamos destinado a tal fin. Entonces nos veremos obligados a aplicar algún repelente de venta en las tiendas especializadas.
Un truco para enseñarle a hacer sus necesidades en el periódico consiste en poner periódicos impregnados con la propia orina del perro, para que el olor le incite a hacerlo allí. Si se da el caso de que el can juega con el periódico, mordiéndolo, comiéndoselo, etc., un truco que suele funcionar es pegar el periódico al suelo con cinta aislante, sin dejar ninguna esquina despegada para que no pueda tirar de ella.
Preparado para salir a la calle
Cuando el pequeño esté totalmente vacunado y haya aprendido a hacer las necesidades encima de los periódicos, no tardaremos mucho en sacarle a la calle. Aprovecharemos un fin de semana o unos días de vacaciones para empezar a enseñarle a hacer sus necesidades fuera, pues necesitaremos bastante tiempo y no podemos ir con prisas.
Los primeros días no sacaremos los periódicos, porque le podríamos confundir, pero no tardaremos mucho en hacerlo, pues de lo contrario corremos el riesgo de que coja la costumbre de realizar sus necesidades tanto en la calle como dentro de casa. Si queremos que el perro aprenda a hacer sus necesidades tanto en casa como en la calle, debemos obviar el consejo anterior.
Puede costarnos bastante que haga sus necesidades al salir fuera por primera vez ya que lo más normal, si ha aprendido anteriormente a hacerlo en los papeles, es que ahora se retenga para que, más tarde, una vez llegue a casa, correr hacia la habitación de los periódicos y hacer sus necesidades tan contento, moviendo la cola y viniendo hacia nosotros para que le felicitemos.
Quizá, al principio, tengamos que pasarnos horas en la calle hasta lograr que lo haga fuera por primera vez, pero con un poco de paciencia lo acabaremos consiguiendo. Cuando nuestro perro haya hecho sus necesidades en la calle, le felicitaremos y premiaremos, así relacionará el hacerlo fuera con algo halagador.
Salir de paseo
Cuando está aprendiendo a ser limpio, lo primero que debemos hacer cada día es sacarlo a la calle al levantarnos, y lo último volver a bajarlo antes de acostarnos, dando así por terminado el ciclo cotidiano. Si observamos que empieza a dar vueltas o se dirige a la puerta con ansiedad, le sacaremos a pasear pues seguramente nos está avisando de que tiene la necesidad de salir.
El cachorro no tiene tanta capacidad de retención como el adulto, lo que se debe en parte a que come más veces y a que su estómago es mucho más pequeño. Paulatinamente, tendremos que ir reduciendo el número de salidas a un mínimo de tres o cuatro diarias, realizadas siempre a la misma hora.
Nunca se debe castigar al perro metiéndole la nariz en sus propios excrementos pues lo único que conseguiríamos es que pensase que queremos que se los coma o que se revuelque en ellos. Conviene limpiar las heces cuando no esté presente y eliminar los olores; si no, el perro hará sus necesidades allí donde huela el rastro.
Enseñarle a hacer sus necesidades en un sitio concreto
Cuando estés en casa deja a tu perro en una zona restringida pequeña con juguetes para mordisquear para que se entretenga. Una jaula de viaje podría ser el lugar ideal. Una alternativa sería tener a tu perro agarrado con su correa en un lugar cerca de su cama o atarte su correa a tu cinturón. De esta manera tu perro podrá descansar a tu lado mientras tú lees, trabajas en el ordenador o ves la televisión.
Una vez cada hora dile ‘vamos a hacer pis’ (o cualquier frase para indicarle que ha llegado la hora de ir al baño) y lleva a tu perro rápidamente al lugar donde quieres que haga sus necesidades (el patio de casa, el parque más cercano…) Mantente quieto de pie con tu perro de la correa y repitiéndole la frase para que haga sus necesidades. Dale tres minutos para que lo haga.
Cachorro blanco
Cuando tu perro haga sus necesidades, halágalo con entusiasmo y dale tres trocitos de comida. La mayoría de los cachorros harán pis antes de dos minutos en cada viaje ‘al cuarto de baño’ y harán caca antes de tres minutos cada dos viajes.
Una vez que tu cachorro se percate de que le premias cada vez que hace sus necesidades en el sitio apropiado, empezará a querer hacerlo siempre allí. Hacerlo en casa simplemente no le reporta los mismos beneficios. Es más, después de muchas repeticiones enseñarás a tu perro a hacer sus necesidades cuando tú se lo dices.
Si no obedece
Si tu perro no hace sus necesidades en esos tres minutos le volveremos a llevar a casa y le meteremos otra vez en su transportín por media hora. El propósito de confinarle en este área restringida es prevenir que cometa ‘accidentes’ por toda la casa cuando tú estás presente (pero no tienes tiempo de prestarle toda la atención necesaria) y predecir cuando tu perro va a necesitar eliminar.
Confinar temporalmente a tu cachorro en un espacio pequeño inhibe sus ganas de hacer sus necesidades, ya que el perro por naturaleza no querrá ensuciar el lugar donde descansa. Como consecuencia, tu perro sentirá la necesidad de eliminar en cuanto le saquemos de su área restringida. Además, la rapidez en llevarle al sitio indicado hará que se pongan en marcha sus movimientos de vejiga e intestino.
Como eres tú el que está eligiendo el momento de sacar a tu perro, puedes determinar el momento en que hace sus necesidades, y como puedes predecir cuando necesita hacerlo, podrás estar allí para enseñarle donde debe hacerlo y premiarle cuando lo haga. No debes encerrar a tu perro en su jaula de transporte más de una hora. Si está confinado demasiado tiempo le obligarás a ‘ensuciar’ su jaula y harás muchísimo más difícil la tarea de enseñarle una buena conducta higiénica.
Vamos de paseo
Cuando tu cachorro haya crecido lo suficiente para salir de paseo, asegúrate de que haga sus necesidades antes de pasear en una zona cercana a casa. Si tu perro no elimina en tres minutos, vuelve a llevarlo a casa y déjalo en su jaula y vuelve a intentarlo media hora más tarde. Si tu perro hace sus necesidades acuérdate siempre de halagarlo efusivamente y darle tres trozos de comida como de costumbre y después decirle ‘vamos a dar un paseo’.
Estableciendo la regla de ‘si no haces tus necesidades no hay paseo’ conseguirás que lo haga más rápidamente. Aún mejor, enseñarle a hacer sus necesidades cerca de casa te ayudará a poder dejar allí la bolsita con la que recojas sus heces y no tendrás que ir paseándola por todo el vecindario. Para enseñar a tu perro una buena conducta higiénica necesitarás una jaula de viaje, varios juguetes para mordisquear, unos cuantos trozos de comida y, sobre todo, mucha paciencia.
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