Reuters. Plebeya, periodista de éxito y divorciada. Con este bagaje, Letizia Ortiz se convirtió el jueves en la primera reina consorte sin sangre azul de la historia de España tras la coronación de Felipe VI.
Con un origen que es la antítesis del de su marido, que ha sido preparado desde la cuna para reinar, algunos apuestan a que esta mujer de clase media de 41 años pueda ser una de las claves de la supervivencia de la Corona española.
La reciente abdicación de Juan Carlos I a los 76 años tras varios problemas de salud y escándalos que han afectado a la institución, aceleraron la llegada al trono de Felipe de Borbón y Grecia, de 46 años, con quien Letizia se casó en el 2004.
Ortiz, hija de un periodista y una enfermera divorciados y nieta de taxista, ya era conocida para la gran mayoría de los españoles antes de comprometerse con el heredero al trono puesto que cada noche llegaba a millones de hogares como presentadora de uno de los informativos de televisión de más audiencia.
En noviembre del 2003, tras un breve noviazgo llevado en secreto, la Casa Real comunicó el compromiso de Felipe de Borbón con Ortiz, una joven amante de la lectura, el cine y la música que vivía en un barrio obrero de Madrid y a la que conoció en una cena organizada por un periodista amigo común.
Los sectores más tradicionalistas, que habían criticado noviazgos anteriores del heredero con modelos como la noruega Eva Sannun, se mostraron rápidamente contrarios destacando la falta de linaje aristocrático de la futura reina.
Otros vieron en ella una de las claves para una futura modernización de una institución arcaica en la que sigue prevaleciendo el varón sobre la mujer para heredar el trono.
“Su matrimonio con doña Letizia fue algo controvertido (pero) creo que fue una cosa muy positiva”, dijo Charles Powell, director del centro de estudios internacionales y estratégicos Real Instituto Elcano, a Reuters Televisión esta semana.
Divorciada en 1999 tras un año de matrimonio civil con Alonso Guerrero, su profesor de literatura en la adolescencia, rompió con el molde que hasta entonces se exigía a una reina.
“Lo que ella aporta al matrimonio es básicamente que le mantiene con los pies en la tierra, le hace estar al tanto de los asuntos cotidianos, de los problemas cotidianos”, agregó Powell.
Su perfil concuerda con el de otras princesas y reinas consortes europeas y ha sido comparada con la esposa del príncipe Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton, a quien se le atribuye el impulso de la popularidad de la casa de Windsor.
“La preparación de la futura reina es buena (…) porque antes que reina, antes que acceder a su cargo de princesa consorte, es una mujer que es licenciada, que viene de una clase media baja con padres y abuelos trabajadores que se ha tenido que buscar la vida”, dijo Paloma Barrientos, periodista experta en la Casa Real, a Reuters Televisión esta semana.
PERFECCIONISTA
Nacida en Oviedo el 15 de octubre de 1972, Letizia -escrito con z porque un funcionario del registro se confundió al inscribirla- comenzó su carrera periodística en los diarios La Nueva España y ABC, luego en la agencia de noticias EFE y los canales de televisión Bloomberg, CNN+ y Televisión Española.
Sus viajes profesionales la llevaron a México, donde colaboró con el diario Siglo XXI, y a cubrir sucesos como los atentados del 11-S en Nueva York o la guerra de Irak. Fue galardonada con el Premio “Larra” de la Asociación de la Prensa de Madrid a los periodistas más destacados menores de 30 años.
“La monarquía me parece una cosa medieval, pero si tiene que haber una reina prefiero que sea alguien sin sangre real”, dijo el martes a Reuters José Antonio Fernández, jubilado de 71 años, en las inmediaciones del Congreso de los Diputados de Madrid.
“Es una persona de clase media que llegó profesionalmente a donde otros no han llegado”, agregó.
Pese a la reticencia inicial dentro de su familia, Felipe se casó con Letizia el 22 de mayo del 2004 y un año después nació la mayor de sus dos hijas, Leonor, que es desde ahora princesa de Asturias, Gerona y Viana, además de heredera al trono.
La mayor de tres hermanas, Letizia Ortiz pasó por uno de sus peores momentos con la muerte de su hermana Érika en el 2007 debido, según El País, a una intoxicación con pastillas, cuando la princesa estaba embarazada de su hija menor, Sofía.
ALTIVA Y DISTANTE
La periodista dio de que hablar por su carácter desde la primera aparición oficial de la pareja en el 2003 al decir al príncipe “déjame terminar” cuando él intervino mientras ella declaraba a la prensa. Esta frase levantó críticas.
“No me convence nada, no es de la realeza y le viene todo grande”, dijo José Pérez, un taxista de 55 años, el miércoles.
Las encuestas señalan que los ciudadanos la consideran altiva y critican su falta de cercanía. Su nivel de aprobación ronda el 50 por ciento, según un sondeo de El Mundo de enero. En las tertulias televisivas, es protagonista recurrente y se le cuestiona una excesiva preocupación por su imagen o su delgadez.
“Tiene que limar su carácter, es una mujer muy, muy perfeccionista, que lo ha demostrado a lo largo de su carrera profesional”, dijo la periodista Paloma Barrientos.
Uno de los últimos revuelos surgidos fue la aparición del libro “Adiós, Princesa” (2013), escrito por su primo David Rocasolano, que narra los cambios de personalidad. También recoge la mala relación entre Letizia y las hermanas mayores de Felipe, Elena y Cristina.
Otro de los retos a los que se enfrenta Letizia Ortiz como consorte es que debe demostrar si puede estar a la altura de la reina Sofía, de lejos el miembro más valorado de la familia real. La hasta ahora reina ha definido a su nuera como “competente y encantadora”.
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