Amalia, ¿quién narrará ahora tus historias?

El Informativo.-La escritora Amalia Guerra falleció este lunes en la ciudad de Guadalajara, donde pasó más de cincuenta años de su vida y tuvo su carrera profesional: nació en Tlalpujahua, Michoacán. Por su carrera literaria recibió el Premio Jalisco en la categoría de letras en 2001, poco antes de una fractura de cadera de la cual no se recuperó, por lo que estuvo en cama desde entonces.

El escritor y maestro de literatura Jorge Souza afirma que fue muy querida por la comunidad cultural del estado, prueba de ello fue la entrega de ese premio: “El Premio Jalisco lo ganó con un soporte enorme, quizá la vez que más han apoyado a un autor: las cartas que la favorecían eran muchas, sustentada con una lista de más de 200 firmantes, entre maestros, escritores y gente del teatro”.

Sobre la triste noticia de su partida, sumó que: “Casi todos los escritores firmamos ahí, estoy seguro de que era querida por todos, y muchos van a resentir la noticia ahora que sepan, la vamos a extrañar”.

Durante sus últimos años de vida en cama recibió constantemente la visita de Ernesto Flores, también fallecido a comienzos este año: el poeta y su esposa (la pianista Carmen Peredo) fueron buenos amigos de la escritora, quien en la recta final de su vida estuvo muy debilitada por tantos años en cama, “tanto tiempo en la cama es triste”, dijo Souza.

Sus libros fueron publicados por diversas instituciones de gobierno, como el Departamento de Bellas Artes del Estado de Jalisco, antecedente de la actual Secretaría de Cultura, en donde también aparece en su catálogo histórico. Amalia Guerra igualmente tiene libros en la Universidad de Guadalajara y en las editoriales Ágata y Katún.

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Su última morada

Sus restos mortales serán velados en la funeraria Gayosso (Av. México 2670): le sobrevive su hija, la artista plástica Toni Guerra.

Emprende “El vuelo”

Amalia Guerra fue contemporánea y tallerista de Juan José Arreola, en una época en la que mantuvieron una muy buena amistad: de aquella era Arreola llegó a comentar que Amalia fue una de las talleristas más adelantadas.

Años más tarde fue asistente asidua del Ateneo Summa, que tenía como actividades cotidianas un taller que ofrecía en su casa el escritor Arturo Rivas Sainz, en la década en los setenta: de ese taller renació la revista Summa (en su tercera etapa), en la que Amalia participó con varias publicaciones. Souza se mostró emotivo al rememorar esas noches en las que los asistentes leían sus textos para que los demás los comentaran en medio de café, té e incluso vino. Otro de sus amigos escritores y talleristas fue el poeta coculense Elías Nandino.

Jorge Souza (asistente a ese mismo taller de Rivas Sainz), considera que la colección de relatos “El vuelo” (1974) es su libro más representativo. El cuento que le da nombre al libro habla de una mujer doméstica que vivía muy enclaustrada en su casa, y que tenía muchos sueños. Un día le salen alas y se va por la ventana a volar: “Es un cuento fantástico y muy bello”, comentó el escritor. Souza dijo que “de su obra se puede decir que era una obra muy cuidada, muy limpia, intensos y diversos. La gran mayoría de las veces los personajes son mujeres; y está muy presente el tema de las limitaciones femeninas y de cómo estos personajes se imponen ante esas limitaciones para superarlas de forma fantástica con la narrativa de sus cuentos”. Esta manera de enfrentar a sus personajes en sus entornos narrativos coincide con la forma en que Amalia vivió: “También era muy bella persona, y se supo imponer a las limitaciones de una época para dejar su sello y para dejar su voz y su presencia en el corazón de quienes fuimos sus amigos”, en palabras del catedrático. Otros de los títulos de la escritora son “A pesar de la niebla” (1999), “Retorno al eco” (1997), “La fiesta” (1993) y “Las ataduras” (1985).

Con el conjunto de su obra, Souza asegura que “Lo que dejó Amalia Guerra para las letras de Jalisco es una huella imborrable”, y coincidió con lo que dijo en más de una ocasión el ya mencionado y desaparecido Ernesto Flores: “En la segunda parte del siglo XX es quizá la mejor escritora de narrativa”.