Notimex.- Un total de 14 exposiciones individuales y más de 60 colectivas que se exhibieron en México, París, Bruselas o San Francisco, fueron sólo parte del trabajo del artista plástico y promotor cultural oaxaqueño Alejandro Santiago, cuya mayor huella quedó en su natal Teococuilco, donde dos mil 501 figuras de barro reflexionan sobre la migración y sus consecuencias.
Santiago murió hace un año, que se cumple mañana, pero su legado queda vivo en los espacios “La Telaraña” y “La Calera”, que creó en Oaxaca y que sobreviven gracias a la enteresa de jóvenes talentos a los que apoyó.
Santiago, oriundo de la Sierra Norte, se convirtió en migrante a los nueve años de edad, pero nunca dejó de importarle lo que ocurría en su entorno, tanto que al regresar de formarse en Europa, fue grandemente impactado por la ausencia y el silencio que privaba en su lugar de origen donde todo mundo parecía haber migrado.
Cuentan sus biógrafos que para comprender mejor el sentir de sus compatriotas, él mismo se internó de ilegal en la Unión Americana, donde acabó de fraguar el que es, quizá, su trabajo más importante: “2501 migrantes”.
Una instalación de 2501 figuras de barro que repoblaran su pueblo y al mismo tiempo permitieran a todo aquel que la mirara reflexionar en torno al fenómeno migratorio.
La muestra, que incluía representaciones de los lugareños, fue expuesta en Oaxaca de manera parcial y luego llevada completa al Parque Fundidora de Monterrey; a la muerte de Santiago estaba por presentarse en Guanajuato, y tenía propuestas para presentarse en Italia, Alemania, Holanda y Rusia, en una especie de homenaje al artista.
Santiago estudió en el taller de Rufino Tamayo y fue parte de una generación que vino a renovar la pintura oaxaqueña en los años 80; después viajó a los Estados Unidos y a Europa, donde comenzó su prolífica carrera, teniendo exposiciones en importantes ciudades del mundo.
Con su muerte dejó inconclusos varios proyectos culturales que impulsaba, como la construcción de un centro artístico en el municipio de Suchilquitongo, Etla, donde con creadores invitados pretendía realizar talleres de producción escultórica y formación de jóvenes artistas oaxaqueños, sin que hasta el momento se conozca el estado que guarda el asunto.
Como impulsor del arte joven, Santiago además destacó por la apertura de dos importantes espacios: “La telaraña” y “La Calera”, además de abrir su taller a las nuevas generaciones, que este martes lo recordarán como un impulsor del arte y la cultura en su estado , el país y en otras naciones.
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