Notimex.- Para conocer el México del siglo XX hay que leer a Salvador Novo, quien lo mismo escribió poesía amorosa, prosa de rica escritura y satírica dramaturgia; que amplias crónicas en las que perfila la sociedad, el arte, los espectáculos, el cine y el teatro, la literatura y la moda y, desde luego, la política.
A 110 años de su nacimiento, Novo es recordado también por haber sido uno de los fundadores del grupo Los Contemporáneos, con el que renovó la literatura de este país; así como de la revista y el Teatro Ulises; que impulsó aquí el teatro moderno. También fue un vanguardista y “un pionero de la libertad gay”.
De acuerdo con sus datos biográficos, Salvador Novo nació en la Ciudad de México, el 30 de julio de 1904. Realizó sus primeros estudios en Chihuahua y Torreón, para luego regresar a la capital del país y en 1921 graduarse en Derecho por la Universidad Nacional de México.
Posteriormente, en la Facultad de Filosofía y Letras hizo sus estudios de maestro en Lengua italiana, idioma en el que escribió algunas de sus obras.
El sitio especializado “Biografías y vidas” recuerda que en 1925 fue nombrado jefe del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública, y apareció entonces su primer volumen de versos “XX Poemas”.
En 1927-28 dirigió, con Xavier Villaurrutia, la revista “Ulises”, que iniciaba en México la modernidad literaria, y luego escribió en la revista “Contemporáneos” (1928-1931), que daría nombre al grupo de vanguardia al que perteneció, y al cual se debe la llegada del teatro moderno a este país.
Posteriormente, se dedicó al periodismo, en el que con agilidad y talento, creó estilos y recursos, señala por su parte una biografía difundida por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Su característica principal como autor fue su prosa hábil y rápida, así como su picardía al escribir.
Su carrera en el mundo de las letras le valió ingresar a la Academia Mexicana de la Lengua en 1953 y tiempo después, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura 1967, con el que coronaría su importantísima obra de creación literaria y su contribución teórica a las letras mexicanas.
Además de dedicarse las letras, Novo se unió a Carlos Chávez para impulsar la creación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Luego de dos infartos previos, el escritor falleció en la Ciudad de México el 14 de enero de 1974.
Entre las obras que lo llevaron a la inmortalidad destacan “La estatua de sal”, su biografía inconclusa; la poesía satírica que despliega en “La nueva grandeza mexicana” (1946), que recoge su idea de la historia del país y de la grandeza cultural del país.
“Continente vacío”, donde relata sus periplos por Buenos Aires y Montevideo, donde conoció a Federico García Lorca y con el cual tuvo un romance, además de otros viajes a Jalisco, Michoacán y hasta Hawai, textos que la crítica especializada considera simplemente “riquísimos”.
Libros como “La vida en México en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas”; de Manuel Ávila Camacho; de Miguel Alemán; de Adolfo Ruiz Cortines; de Adolfo López Mateos; de Gustavo Díaz Ordaz y de Luis Echeverría; y obras de teatro como “La culta dama”, “La guerra de las gordas” o “Yocasta o ya casi”, por mencionar algunas.
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