Notimex.- El gobierno brasileño de la presidenta Dilma Roussef estudia cuándo comunicar los objetivos económicos marcados para este año, ante el temor de que ello pueda ser utilizado como campaña en su reelección.
Luego de semanas en las que se suceden datos económicos negativos como la desaceleración del crecimiento, el aumento del déficit comercial o el desempleo industrial, la prensa brasileña aseguró que la mandataria es consciente de que no se alcanzarán las metas para este año, en especial el superávit primario.
El gobierno prometió destinar el 1.9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) a pagar intereses de deuda pública, pero los malos datos de crecimiento, que para este año podría situarse por debajo del 1.0 por ciento, impiden al Ejecutivo cumplir con este compromiso.
Ante esta situación, Rousseff medita si comunicarlo antes o después de los comicios, pues no quiere que sus rivales, que han centrado la campaña en la gestión económica del gobierno, saquen partido del dato, pero por otro lado la presidenta quiere evitar la percepción del votante, de que es deliberadamente engañado.
Economistas y analistas consultados por el Banco Central de Brasil prevén un crecimiento de apenas 0.86 por ciento del PIB de la mayor economía de América del Sur país para este año.
Uno de los sectores más impactados por la desaceleración en Brasil es el industrial, que los analistas pronostican que se vea afectado con una caída de la producción industrial del 1.53 por ciento.
Las perspectivas pesimistas respecto a la economía brasileña se deterioraron notablemente los últimos meses y el crecimiento de 2014 ha sido rebajado a la baja incluso por instituciones oficiales como el Banco Central o el Fondo Monetario Internacional (FMI), que sitúa a Brasil en la lista de países emergentes con más riesgos a corto plazo.
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