Notimex.- Convencido de que la literatura es un medio para fomentar la lengua y practicarla a través de lecturas, el académico Raymundo Isidro Alavez tradujo al otomí la novela corta “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944).
En entrevista con Notimex, Alavez sostuvo que con la traducción de esta obra al hñahñu, como llaman a su lengua los otomíes del Valle del Mezquital, no sólo se rescata esta lengua indígena en peligro de extinción, sino que, además, se preserva esta cultura, la cual se concentra actualmente en los estados de Hidalgo, Estado de México y Querétaro.
El académico del Centro de Enseñanza de Idiomas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán refirió que tradujo esta obra porque él es parte de esa cultura y por tratarse de un clásico que nunca pasa de moda.
“Siempre está vigente en su forma de escritura, además de que siempre se encontrará uno cosas positivas durante su lectura, aunque todo depende del estado anímico del lector, porque en ocasiones uno encuentra cosas importantes y no le damos importancia”, dijo.
De acuerdo con el traductor, la obra francesa más traducida de todos los tiempos es muy significativa, pues además de transmitir valores como la amistad, la disciplina y la sonrisa, despierta el intelecto de los niños, al tener como protagonista a alguien a quien no le satisface la explicación que le da la gente adulta y que desea seguir investigando.
Con más de dos décadas desempeñándose como académico, Alavez expuso que si algo caracterizó a Saint-Exupéry fue su sentido humanista, cualidad que está presente en este libro.
Detalló que para traducir esta obra primero se dedicó a investigar más sobre el autor, a fin de conocer su mentalidad, y luego intentó enriquecer el vocabulario de la lengua hñahñu.
“No fue fácil, pero conté con el apoyo de otros colegas. Hoy en día empleamos muchas palabra, pero hispanizadas, y no es lo mismo nombrar un objeto o sensación en español que en mi lengua, porque se contamina o corrompe”, explicó.
En ese sentido, señaló : Yo no sólo traduzco el texto, sino que trato de enriquecer mi lengua, una de las variantes que se encuentran en peligro de extinción.
“Si traducimos literalmente se pierde el sentido, entonces me tengo que adecuar de acuerdo a la escritura del hñahñu”, agregó el traductor, para quien esta lengua ocupa el quinto lugar en la cantidad de hablantes, siendo el náhuatl el primer lugar, seguido del maya, zapoteco y mixteco.
“La satisfacción es que contribuyó para dar lecturas a los niños, pues es ahí donde hay que depositar la semilla del saber, porque si eso se cultiva en la adolescencia, imaginemos cuál será la cosecha que se tendría en la edad adulta.
“De tal manera que contribuyó para la preservación de mi cultura, porque en mis clases no sólo hablo de la lengua, sino que les brindo nociones de la historia de mi etnia”, mencionó.
Contento y satisfecho por este texto, Alavez adelantó que próximamente saldrán a la luz las traducciones al otomí de “Árbol adentro”, de Octavio Paz, y “El Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes Saavedra.
Es de mencionar que otros títulos que ha traducido al otomí son: “La visión de los vencidos”, de Miguel León Portilla; “El Llano en llamas”, de Juan Rulfo, y “Aura”, de Carlos Fuentes.
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