EFE. Fue la primera película que utilizó el fondo de pantalla azul para mezclar imágenes reales y animación y ganó cinco Óscar, pero si por algo se recuerda a “Mary Poppins” 50 años después de su estreno es por canciones como “Supercalifragilisticoespialidoso” o “Chim Chim Cher-ee”.
Una historia fantasiosa, familiar y tierna que le dio a Julie Andrews su primer y único Óscar por el papel de una niñera de aspecto estricto pero llena de magia en su interior y capaz de transformar un mundo oscuro en un paseo lleno de color y música.
Una batalla contra los requisitos disparatados de Travers que el creador de los estudios Disney ganó tras muchos intentos y que queda reflejada en “Savings Mr.Banks”, una deliciosa película estrenada este año y en la que Emma Thompson interpreta a la escritora y Tom Hanks al prestigioso productor cinematográfico.
El amor que la escritora sentía por su personaje le hicieron rechazar en un principio todas las propuestas para la adaptación cinematográfica, en especial el hecho de que fuera a ser un musical y de que la película mezclara personajes reales con imágenes de animación.
Pero fueron precisamente esos dos elementos los que diferenciaron a la película del resto.
Por un lado, el equipo de efectos especiales, formado por Peter Ellenshaw, Eustace Lycett y Hamilton Luske, desarrolló una técnica en aquel momento novedosa pero que se generalizaría rápidamente en el cine.
Era el vapor de sodio, el antecedente de lo que hoy se conoce como “pantalla azul”. Una luz proyectada por la parte de atrás de una pantalla permite filmar a los actores sobre un fondo de ese color que luego se sustituye por cualquier otra imagen.
Técnica que permitió lograr un gran realismo en escenas ya míticas, como en la que todos los protagonistas -Andrews, Dick Van Dycke y los niños Karen Dotrice y Matthew Garber- se montan en caballos de tiovivo para recorrer un parque o en la que un simpático grupo de pingüinos actúa de camareros.
Junto a las revolucionarias y preciosistas imágenes, la música fue el otro elemento clave de una película que cuenta una historia tan poco original como efectiva: unos niños criados por un padre ocupado y estricto encuentran en una niñera mágica su válvula de escape y la mejor forma de enseñanza para toda la familia.
La música fue compuesta por los hermanos Richard M. Sherman y Robert B. Sherman, que consiguieron dos Óscar por su trabajo: a la mejor banda sonora y a la mejor canción original, por “Chim Chim Cher-ee”.
Canciones inocentes y divertidas que encontraron su perfecto vehículo de lucimiento en la extraordinaria voz de Julie Andrews y en la cómica interpretación de Van Dycke.
La mezcla de humor, drama, historia familiar, amor y amistad hizo de esta película el mayor éxito en la carrera del director Robert Stevenson (responsable también de “Bedknobs and Broomsticks”) y el lanzamiento definitivo de Andrews.
Fue la película más taquillera de aquel 1964 en el que también se estrenó “My fair Lady”, un filme que Julie Andrews esperaba realizar tras haber interpretado la obra en el teatro, pero que recayó en Audrey Hepburn, también nominada al Óscar ese año.
Andrews ganó el Óscar y el Globo de Oro y en su discurso de aceptación se tomó una pequeña venganza al dedicarle el galardón a Jack Warner, director de los estudios Warner Bros y quien decidió que ella no era lo suficientemente conocida para interpretar “My fair Lady” para el cine.
Una decisión que finalmente fue beneficiosa para la actriz, que a partir de ese momento encadenó éxitos como “The Sound of Music” o “Torn Curtain”.
Cincuenta años después del estreno de Mary Poppins, el 27 de agosto de 1964 en Los Ángeles, la actriz afirmó en una entrevista con USA Today: “Soy la mujer afortunada a la que se pidió que hiciera esta maravillosa película. Es uno de esos golpes de suerte que se producen una vez en la vida y en tu carrera. Lo supe entonces y lo sé ahora”.
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