EFE. Se ha hecho esperar pero, a juzgar por los aplausos que sonaron en su puesta de largo en Venecia, mereció la pena. Alejandro González Iñárritu hizo reír y sufrir al mismo tiempo con “Birdman”, la película que inauguró hoy la 71 edición del Festival de Cine de Venecia.
“Después de tantos dramas intensos necesitaba un poco de chile picante mexicano”, resumió hoy el director de “Amores perros” o “21 gramos”, que califica “Birdman” de “película experimental”, por el cambio de género, pero también de forma, ya que está rodada en un puñado de planos secuencia.
“Estaba aterrado, pero pensé que si después de tantos años no hacía algo que me aterrara, significaría que estaba muerto”, dijo en una rueda de prensa acompañado por Edward Norton, Emma Stone, Amy Ryan, Andrea Risenborough y Keaton.
La elección como protagonista de quien fue el primer Batman cinematográfico no tiene nada de casual.
“Pocas personas tienen su autoridad para hablar de superhéroes”, apunta Iñárritu. “Pero no sólo por eso. La película precisaba de un actor con una extraordinaria habilidad para navegar de la comedia al drama, un tono difícil de explorar”.
Para el mexicano, coguionista de la cinta, se trata de un personaje que se enfrenta a su propia mediocridad y a la disparidad entre el mundo real y sus deseos. “Es una especie de don Quijote, tiene el mismo tipo de locura”, comentó.
No menos aterrado que el director se confesó el propio Keaton, que se desnuda física y mentalmente en un filme donde la cámara le sigue casi en todo momento, de modo que el espectador se sitúa completamente en su lugar.
“Un poquito de miedo siempre es una buena señal”, dijo el protagonista de “Batman” y “Batman returns”.
Keaton asumió con deportividad las preguntas sobre el evidente paralelismo entre el personaje de “Birdman”, un actor veterano que se enfrenta a la búsqueda del verdadero éxito, años después de haber estado en la cresta de la ola, y su propia experiencia personal.
“Claro que (“Batman”) tuvo un efecto en mi, pero nada me obsesiona, al menos no más que a cualquier otro ser humano. Vivo el presente, un momento después de otro, y hago otras cosas aparte del cine”, señaló el actor, que este año ha estrenado también “Robocop”.
“Birdman” narra la lucha obsesionada de Riggan Thomson (Keaton) por poner en pie en Broadway una obra basada en el relato de Raymond Carver “De qué hablamos cuando hablamos de amor”, y también sus complejas relaciones con los otros actores (Norton y Risenbourgh), y con su familia (Ryan y Stone).
“He aprendido más en esta película que en ninguna otra”, aseguró Stone, que también promociona estos días su próxima película con Woody Allen. “Quiero hacerlo de nuevo”, le lanzó a Iñárritu.
Sobre el uso del plano secuencia, el director explicó que lo más complicado fue la planificación previa y los ensayos.
“La fragmentación del espacio y el tiempo son la base del cine. Aquí no ha habido oportunidad para esconder ni manipular nada. Lo que ves, es verdad”, señaló sobre una puesta en escena que resulta ser un complejo juego de espejos entre el cine y el teatro.
“Ha sido como si todo el equipo estuviésemos cruzando un cable en las alturas sin red. Cuando lo consigues, es oro, un milagro”.
“Birdman” abrió hoy la competición por el León de Oro en esta Mostra de Venecia en la que también se verán los nuevos trabajos de Abel Ferrara, Fatih Akin o Joshua Oppenheimer y desfilarán estrellas como Al Pacino, Ethan Hawke o Willem Dafoe.
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