La Revolución Mexicana fue un movimiento social que marcó la gran diferencia, que tiene mucho que ver con lo que ahora somos en el ámbito de la ciencia, la cultura, la educación y la salud, afirmó la Vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez, al inaugurar el Segundo Coloquio Internacional y Cuarto Nacional de la Revolución Mexicana.
Organizado por el Consejo de la Crónica, el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) “Alfonso Vélez Pliego” de la Universidad y el Instituto Municipal de Arte y Cultura, en el auditorio de la Aduana Vieja, se desarrollan diversas mesas de análisis.
En la mesa de Iglesia y Educación, Sergio Francisco Rosas, estudiante del doctorado en Historia en la UNAM, habló de “La Universidad Católica Angelopolitana: proyecto de renovación católica en Puebla 1907-1914”, que fundada por el primer Arzobispo de Puebla Ramón Ibarra, fue parte importante del proyecto de renovación moral e intelectual del clero y el laicado, a través de la formación de sacerdotes, abogados, médicos e ingenieros.
Este espacio educativo, dijo, se convirtió en un lugar de contacto entre los clérigos y los intelectuales católicos y estableció, a través de los discursos, una vinculación con las más antiguas y modernas universidades existentes en la época y fincó su diferencia con el Colegio del Estado.
José Luis Sánchez Gavy, investigador del ICSyH, durante su ponencia “El Reforzamiento de la identidad católica en el México posrevolucionario. El caso de Puebla a mediados del siglo XX”, comentó las acciones que la iglesia realizaba para frenar el laicismo que promovía el Estado y lo que éste hacía para despolitizar al clero.
La política anticlerical del Estado obligó a la iglesia a responder y mientras esta última se esforzaba por mantener el calendario de festividades católicas y aumentar el culto hacia nuevas imágenes religiosas, el gobierno dictaminó un calendario cívico donde se integró el reconocimiento a figuras revolucionarias como Zapata, Villa, Madero y el aniversario del inicio de la Revolución, entre otras, puntualizó.
Misael Amaro Guevara, estudiante del posgrado de Historia del ICSyH, al hablar de “La Educación Socialista en Puebla, las particularidades de su aplicación en el nivel básico 1934-1940”, explicó que analizando los reportes que los maestros rurales de la época presentaban se encontró que uno de los mayores oponentes de la reforma educativa del estado eran los sacerdotes.
En las escuelas los maestros tenían que hacer labor de convencimiento entre los padres de familia que pensaban que el programa educativo se oponía a las creencias religiosas y motivaba la desobediencia de los hijos, además tenían que realizar campañas de higiene, combate al alcoholismo, tabaquismo y enfermedades venéreas, limpieza en las calles, entre otras.
Durante la apertura de este Coloquio la Presidenta del Consejo de la Crónica, Gloria Tirado Villegas, afirmó que en torno a la Revolución Mexicana todavía quedan muchas interrogantes, algunas de las cuales quedarán esclarecidas al escuchar a los diversos investigadores del país que participan.
En torno a este movimiento armado se han construido muchos mitos y más allá del zapatismo o villismo hay otros actores sociales; las investigaciones que se realizan en archivos locales darán pie a nuevas interpretaciones, aseguró la también investigadora de la BUAP.
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