José Luis Camacho Acevedo. El momento lleno de temor e incertidumbre que vive el país se acentúa con eventos lamentables como la muerte del Secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora.
Si la flota aérea del gobierno mexicano es obsoleta, o si su mantenimiento es deficiente, o si como se especula el Estado Mayor fue saboteado; son aseveraciones a posteriori que en nada remedian el dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos en el accidente del viernes 11.
Y éste es el punto: esas familias, igual que todas las de los mexicanos que solamente tenemos el status de ciudadanos, se llenan de temor cuanto un acontecimiento como el desplome del helicóptero en el que viajaba el encargado de la seguridad nacional empieza a rodearse de preocupantes especulaciones.
La primera de ellas es si el poder del crimen organizado ya efectivamente tiene al Estado mexicano rebasado. ¿Qué nos espera entonces a los que somos inermes ciudadanos?
En el inicio de la semana la agenda nacional estaba saturada del michoacanazo que daría Cocoa, hermana del presidente Calderón y sorpresiva favorita en la recta final para ganar las elecciones para gobernador en esa entidad.
Buen espacio ganó también la aparición en Twitter de @EPN (Enrique Peña Nieto) y con sus pros y sus contras de la presentación denominada twitcam, el político mexiquense sigue incrementando los espacios en que su popularidad se refleja claramente sobre la que tienen sus competidores como precandidatos a la Presidencia de la República.
El despropósito del Niño Verde, ese vago que sus padres han solapado en perjuicio de la sociedad mexicana hasta el extremo al que se ve que ha llegado (organizar fiestas que terminan en muertes tan extrañas como la de la joven búlgara que cayó de un piso 19 donde está ubicado uno de los departamentos que el dirigente político posee en Cancún), es el colmo de la mercantilización de la política en México.
Un frívolo distinguido y con empaque como Berlusconi es el prototipo de “dirigente social” al que por lo que se ve, espera llegar a ser el Niño Verde. Y ni Berlusconi aguantó la presión social italiana.
Aquí lleva ya una semana en los medios el asunto de la muerte de la joven búlgara en la fiesta del Niño Verde (sin que se entienda que se defiende a una muchacha que seguramente no era tampoco una persona preocupada por el destino de los pobres en el mundo o de la destrucción de los ecosistemas) y la impunidad campea.
El Niño Verde contesta a los medios con sandeces idiotas cuando se le inquiere sobre el asunto. Igual que lo hacía cuando se presentó el video donde “negociaba” protección en Quintana Roo para la construcción de infraestructura que destruiría la ecología de la zona.
El presidente Felipe Calderón está seguramente consternado con la muerte de su amigo y colaborador Francisco Blake (qepd).
¿Pero qué sigue? ¿Otra semana acaso donde empecemos con la protesta poselectoral que se avecina en Michoacán y que terminará en el tribunal del ramo y acabaremos sabrá Dios con qué acontecimiento que cimbre nuevamente a las atemorizadas e inermes familias mexicanas?
México ya no soporta tanta incertidumbre.
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