EFE.- El barrio madrileño de Canillas se convirtió en el Moscú bolchevique, los campos de Soria en la estepa siberiana y cientos de españoles cantaron “La Internacional” a pleno pulmón bajo la vigilancia policial franquista durante el rodaje de “Doctor Zhivago”, la obra maestra de David Lean que cumple 50 años.
La épica y a la vez íntima historia, basada en la novela de Boris Pasternak, sobre un médico soviético con el corazón dividido entre dos mujeres durante la Revolución Rusa no podía rodarse en la Unión Soviética, por lo que se barajaron países como Yugoslavia o Finlandia, pero finalmente Lean se decantó por España.
La experiencia previa con “Lawrence de Arabia”, filmada en gran parte en Almería, la supuesta garantía de nieve en Soria y la cercanía de los estudios de la CEA fueron decisivos para inclinar la balanza, contaba el español Perico Vidal, entonces asistente de dirección de Lean, en la novela biográfica “Big Time”, de Marcos Ordóñez, publicada recientemente.
Vidal detalla todos los tiras y aflojas que hubo hasta que se cerró el reparto, con Omar Sharif como inesperado protagonista de último minuto, una entonces desconocida Julie Christie como la adorable Lara y una jovencísima Geraldine Chaplin en su primer gran papel, el de Tonya, la esposa de Zhivago.
En un principio Lean quería como protagonista a Peter O’Toole, su Lawrence de Arabia, pero la cosa no cuajó, así que también se tanteó a Paul Newman, una idea del estudio que no convencía al director, y a Max von Sydow.
Cuando Sharif hizo la prueba para “Doctor Zhivago”, nadie le dijo que era para el papel principal. El actor egipcio se quedó de piedra cuando se lo confirmaron.
En cuanto a Lara, se pensó en Jane Fonda o en Françoise Hardy. Audrey Hepburn mostró interés, pero Lean le tenía reservado el personaje de Tonya, hasta que descubrió a Chaplin y cambió de idea.
Finalmente, apareció Christie. El propio Vidal viajó a Londres para hacerle una prueba. “Era una chica tímida, ‘hippie’, fumaba un canuto tras otro, tenía toneladas de encanto y de talento”, dice en su biografía.
El rodaje de “Doctor Zhivago” se prolongó casi un año, desde diciembre de 1964 hasta octubre de 1965. John Box y Terrence Marsh se llevaron uno de los cinco Óscar que cosechó la cinta por su minucioso diseño de producción.
La gran calle de Moscú donde se desarrolla la primera parte se tardó cinco meses en recrear en un inmenso descampado de Canillas, entonces un barrio prácticamente desierto de Madrid. Además, fueron reconstruidas las tiendas de principios del siglo XX, se hizo un tranvía a propósito e incluso se levantó el Kremlin que asomaba al fondo.
La obsesión de Lean por los detalles era tal que, por ejemplo, durante la filmación de la famosa escena de Lara con el vestido rojo, el cineasta gritó “corten” para ordenar que en el espejo del fondo se dibujase un corazón atravesado por una flecha, que apenas podía distinguirse en el plano.
Y para que el exterior de la casa donde Yuri y Lara viven su amor -en realidad, un pueblo de Soria- estuviese rodeado de flores, se importaron de Holanda cientos de narcisos amarillos que se plantaron el otoño anterior con el fin de que brotasen en el momento de rodar esas escenas, en primavera.
Pese a todo, lo más difícil no fue convertir Canillas en Moscú, ni hacerse con locomotoras de vapor de la época, ni las escenas con 3.000 extras. Lo realmente complicado fue conseguir nieve en Soria. En contra de las predicciones meteorológicas, pasaban los meses y no nevaba. Fue el invierno más cálido en 50 años.
Así que hubo que recurrir a toneladas de sal, polvo de mármol, plástico blanco y cera derretida rociada con hielo para trasladar pueblos sorianos como Candilichera, Gómara o Villaseca al invierno siberiano.
Otro momento realmente crítico se vivió durante la grabación de la secuencia en la que Zhivago ayuda a una refugiada a subir al tren en marcha en el que se dirige con Tonya a los Urales -en realidad, el Moncayo- a comenzar una nueva vida.
La actriz Lili Murati se cayó a la vía y desapareció bajo el vagón. Milagrosamente, sobrevivió y volvió a filmar la secuencia al salir del hospital, aunque Lean utilizó planos de ambas filmaciones.
Después del largo y accidentado rodaje, el montaje de la película se hizo casi a contrarreloj para llegar a tiempo al estreno en Nueva York, en diciembre de 1965. La crítica la machacó hasta tal punto que Lean se planteó dejar de hacer cine.
Sin embargo, el productor norteamericano Robert H. O’Brien peleó e invirtió por mantenerla en cartel. Primero, en Estados Unidos y, ya al año siguiente, en Cannes, Londres y el resto de Europa.
Cada estreno era mejor que el anterior. Al final, “Doctor Zhivago” recaudó 200 millones de dólares en todo el mundo y se convirtió en la película con mejor recaudación de la Metro desde “Lo que el viento se llevó”.
Los Óscar acabaron de coronarla, aunque ninguno fue para la dirección de Lean ni para los actores: mejor guión adaptado, mejor diseño de producción, fotografía, vestuario y, cómo no, mejor banda sonora para Maurice Jarre por su inolvidable vals.
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