MVS. A lo largo de dos mítines, poco más de diez kilómetros y siete horas, maestros de la Sección 22 de Oaxaca y padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa advirtieron que frenar las movilizaciones en este momento o dar marcha atrás en la búsqueda para esclarecer el caso de los 43 estudiantes secuestrados en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre del 2014, implicaría correr el riesgo de más desapariciones.
Ante el Palacio de Justicia Federal y la Cámara de Diputados, alrededor de cinco mil personas según cifras de la Policía capitalina también demandaron que el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, sean procesados penalmente por el delito de desaparición forzada, ya que a cuatro meses de los hechos, enfrentan cargos por otros delitos y no por el caso de los normalistas desaparecidos.
Según informes proporcionados por la Procuraduría General de la República (PGR) a los padres de los 43 normalistas secuestrados y desaparecidos por policías municipales de Iguala y Cocula, dicha imputación penal ha sido rechazada hasta el momento por jueces federales, debido a que los impartidores de justicia consideran que la dependencia federal no ha logrado aportar suficientes elementos de prueba para que Abarca y Pineda sean procesados por el delito de desaparición forzada.
Ese panorama fue el que alentó a los manifestantes para realizar un mitin relámpago ante el edificio del Poder Judicial de la Federación ubicado a unos pasos del Metro San Lázaro, mismo que alberga juzgados de amparo en materia penal, civil y laboral.
Nardo Flores, padre de Bernardo Flores Alcaraz, uno de los 43 normalistas desaparecidos, dijo que ante las negativas del Poder Judicial para procesar por los delitos de secuestro y desaparición forzada a Pineda Villa, no tienen más opción que continuar con las movilizaciones y advirtió que dar marcha atrás en su lucha, implicaría exponer a las familias de los estudiantes de Ayotzinapa a más desapariciones.
“Nosotros como padres de familia no vamos a descansar hasta dar con su paradero y es por eso que los invitó a toda la ciudadanía y a todas las organizaciones sociales a que nos sigan apoyando, que no nos dejen solos, porque ya es más que claro que se trata de una lucha larga y es una lucha a la que todos debemos contribuir para lograr justicia de lo contrario, estamos expuestos a correr la misma suerte que corrieron nuestros hijos, mañana nos tocará a nosotros”, sentenció.
Apoyados por cuatro camionetas de sonido, la larga y lenta marcha que formó parte de la Octava Jornada Global por Ayotzinapa avanzó por Calzada Zaragoza entre las 10 de la mañana y la una de la tarde, realizó una pausa de casi dos horas frente a la Cámara de Diputados y un breve mitin para exigir al Poder Legislativo que no insista en la realización de elecciones en el estado de Guerrero y posteriormente tomó Congreso de la Unión para enfilarse hacia el Zócalo capitalino.
Finalmente, la marcha recorrió avenida Fray Servando, la calle Topacio y Avenida Izazaga hasta llegar hasta 20 de noviembre y Pino Suárez, calles que usaron para ingresar a la Plaza de la Constitución, sin incidentes que lamentar. Si acaso algo llamó la atención, fue la quema de un alebrije en el Zócalo y el encendido de una antorcha, dos actos que de inmediato generaron un llamado a la calma de los padres de los 43 normalistas desaparecidos, quienes pidieron no desacreditar una movilización pacífica ni dar pretextos a las autoridades para que estas pudiesen incurrir en un acto represivo.
Con vigilancia discreta a lo largo de la marcha, la llegada a Palacio Nacional no generó ningún tipo de roce de los manifestantes con las autoridades locales y federales, que por esta vez se abstuvieron de usar la fuerza pública.
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