Forum en linea. Catalina Noriega. Empiezan los cambios y la salida de funcionaretes de todos los niveles, la mayoría en busca de una posición para el futuro. Otros quedan fuera de la jugada, por otro tipo de enjuagues, como sucede con Fernando González (subsecretario de Educación Básica y yerno de la “vitalicia lideresa” Elba Esther Gordillo), quien renunció, no bien reapareció Alonso Lujambio.
Según dice el tal González, que aspira a un escaño senatorial. Las malas lenguas hablan de otras cuestiones: la “hermana cómoda” presidencial perdió las elecciones de Michoacán, a pesar de que el PAN fue en alianza con el partido de la maestra, el Panal. En cuanto se cerró el proceso y ganó las urnas el priísta Fausto Vallejo, el “magisterio” cambió de rumbo y se alió con el tricolor, para ir juntitos por el 2012.
La realidad es que poco podía ayudarle al blanquiazul la cargada del SNTE, si se conoce la forma en que se manejan los mentores de la tierra de los ates. En la cuna de Lázaro Cárdenas, los profes son independientes y no se rigen por la incondicionalidad a las órdenes de sus líderes gremiales. Sobran los ejemplos de la rebeldía de estos educadores, quienes por un quítame allá esas pajas, organizan paros, manifestaciones y actúan de acuerdo a sus normas específicas, ajenas a las del sindicato “oficial”. Quien pensó que se aborregarían y estarían dispuestos a sufragar en bloque, por quien se les ordenaran, no tiene idea de los entretelones de la grilla estatal. Quizá la molestia de los perdedores llevó a que se rompieran lanzas con la lideresa, a la que ahora las huestes panistas atacan sin piedad alguna, calificándola de corrupta y otros adjetivos del estilo. Aprovechan cualquier espacio público para hacer burla de la alianza con el PRI, como si ellos no la hubieran hecho antes.
También en la Secretaría de Gobernación surgieron nuevas caras. Como sucede siempre que cambia la cabeza de una institución, aunque el plazo que les quede sea corto, el sustituto incrusta a sus cuatachos. La crítica, a la llegada de José Francisco Blake Mora, fue porque se había traído a sus muy cercanos de la península. El señor Poiré los regresa a casa y nombra a Obdulio Ávila como subsecretario de Gobierno. Las filas panistas lo aprecian por su capacidad argumentativa. Ocupaba el cargo de presidente del organismo en el DF, además de tener una larga trayectoria como diputado y militante. Ávila aparenta contar con capacidad para dialogar con las distintas fuerzas políticas. En su nueva encomienda, tendrá que hacer a un lado la incondicionalidad a sus siglas y fungir como parte de un gobierno “para todos”.
Se perfila un 2012 complicado y competido por fuerzas que no están dispuestas a quedarse en el camino. Los cambios –sin remedio por la pérdida de Blake– buscan colocar en posiciones claves a quienes harán lo imposible por meter las narices a favor de su partido, en el proceso ya en curso. Se sabe que el actual ocupante de Bucareli favorece la candidatura de Ernesto Cordero, devoción que le resultó decisiva para conseguir la reluciente encomienda. Extraña que, además de quitarse de encima a los bajacalifornianos heredados, también removiera a Juan Manuel Alcántara, quien fungía como secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero da la impresión de que la vocería que tuvo a cargo el que, a falta de carrera política busca destacar como “académico”, lo transformó en “máximo experto” en seguridad –como si fuera enchílame otra– y encima en “inteligencia” (Cisen), chambita que le duró menos que el fuego de un cerillo.
En manos de bisoños o de fundamentalistas de la derecha, mal pinta la de por sí tormentosa electoritis en la que, sin duda alguna, se echará mano de cualquier recurso, esté o no apegado a la ley y ahora sin el pretexto de Humberto Moreira.
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