El tiempo y los Vines o Bloggeros
Por: David Noceda
Contacto: david.noceda@hotmail.com
El tiempo representa un concepto muy amplio que más allá de lo que significa, puede ser definido por cada individuo de forma distinta. Esa conceptualización del tiempo ha venido modificándose a lo largo del siglo XXI con la llegada de las redes sociales o los medios de comunicación modernos. Los avances tecnológicos de la década pasada redefinieron la percepción del tiempo y el uso que le dábamos diariamente a éste.
Durante el año 2000, no sólo ocurrieron cambios políticos y sociales alrededor del mundo como la “Rebelión de Quito” o la histórica cumbre en Pyongyang que celebraron Corea del Norte y Corea del Sur, así como la transición política en México. Ese mismo año se hacía el lanzamiento de la plataforma Napster, un sitio web que permitía el intercambio de archivos musicales por internet y que rápidamente ganó millones de seguidores.
Napster fue una empresa pionera en lo que hoy conocemos como Streaming, una forma de optimizar el flujo de contenidos o archivos en la web y generar un tráfico mayor con los usuarios. Esa propuesta de Napster hizo ganar millones a los fundadores, pero no tardaría mucho hasta que el famoso grupo Metallica los demandara por 10 millones de dólares debido a la descarga ilegal de un tema inédito y los hiciera quebrar ante la llegada de otras demandas de la industria musical.
Tras la muerte de Napster jóvenes programadores de todo el mundo empezaron a notar lo lucrativo que resultaba este nuevo tipo de negocios, por lo que en poco tiempo surgieron empresas como Facebook, Youtube, iTunes, Spotify bajo el modelo disimulado de lo que había creado Shawn Fanning. Este nuevo esquema de empresas, alteró todo lo que conocemos actualmente, no sólo porque facilitaron la comunicación entre personas o los medios por los que accedíamos a servicios o productos de nuestro agrado, sino porque iniciaron un proceso de aceleración creativa movida por el tiempo que dedicábamos a internet.
Ese tiempo que utilizábamos al esparcimiento en internet, en menos de 5 años se convirtió en una necesidad de consumo indispensable. De ser una hora al día, el uso del internet dio un giro radical con el famoso Messenger y su estado Online, todos queríamos tener más y más contactos en nuestro correo así como estar siempre conectados para que los demás pudiesen notarlo.
La adicción al Messenger fue creciendo y con la llegada de otras redes sociales como Facebook, los efectos y consecuencias de su uso se triplicaron. En menos de 10 años buena parte del mundo contaba con una cuenta de correo y otra de Facebook, los mensajes de texto o los SMS empezaron a ser inadecuados para la comunicación con los conocidos INBOX o chats privados. Nuestra percepción del tiempo cambiaba y seguíamos sin darnos cuenta.
Con la consolidación de las redes sociales, empezó a gestarse la pregunta de qué uso le dábamos a éstas y por qué, fue por eso que repentinamente nuestras redes se saturaron de anuncios, videos, publicidad, propaganda y cantidad enorme de cosas que en un lapso corto de años nos hicieron adaptarnos al fenómeno que ocurría delante de nosotros.
Al término del 2009, inició la etapa de la dependencia. Una dependencia que se caracteriza por una idea muy simple, “tiempo libre es igual a uso de redes sociales”. Hoy es imposible que pasemos un solo día sin conectarnos a cualquier tipo de red o incluso sin darle play a alguna de las recomendaciones de video que nos aparecen en las pantallas.
El conocimiento y nuestra experiencia, son cada vez más dependientes de lo que podemos ver o escuchar en grabaciones cortas de al menos 12 segundos. Esto quiere decir que la concepción general del tiempo ha variado en la sociedad, creemos que tenemos poco pero vemos mucho. Está comprobado que los lapsos en que revisamos las redes sociales no pasan de los 5 minutos, pero al término de cada día hemos estado conectados mínimo 6 horas sin darnos cuenta.
Ese minuto o segundo que dedicamos a ver contenido en la web, deja siempre la incógnita de qué tan valioso es lo que estamos viendo. Las redes sociales se plagan de los famosos Vines o Bloggeros, sus publicaciones rebasan las de los informes políticos o los acontecimientos sociales en la mayor parte de los casos. Tenemos una sociedad satisfecha con sus contenidos visuales, pero en el mismo periodo dejamos de lado la realidad, las noticias. Esas donde se resalta el desgaste de un país a punto de desmoronarse ante demandas sociales cada vez mayores hacia el gobierno o la clase política.
En ese país que no avanza ni camina al parecer de muchos, proliferan los comediantes, los chantajes cibernéticos y la extorsión en redes sociales. Es por eso que si algo debiera de preocuparnos, sería la pérdida de tiempo de nuestra sociedad en contenido sin relevancia que constantemente origina ricos mientras la realidad política o social se desvanece entre los millones de Likes que ese video gracioso pudo robarle y que con el tiempo desaparecerá en el pantano.
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