Forum en linea. Eduardo Valle. ¿Un represor, exjefe de una policía política de la Secretaría de Gobernación en los tiempos del PRI como partido dominante, al extremo del ahogamiento, como consejero del IFE? Sí: eso es exactamente lo que acaba de hacer la Cámara de Diputados al nombrar a Sergio García Ramírez, expolicía político y exprocurador General de la Republica. No hay la menor duda: lo impulsó el PRI. Es uno de sus militantes distinguidos, de lo más honorable que tienen. Con eso es suficiente para darnos cuenta de la narrativa horrorosa del “nuevo” PRI. Son exactamente lo mismo que en los tiempos de Luis Echeverría. Es el mismo nuevo-viejo PRI. Y lo proclaman con orgullo y a voz en cuello. Aunque, por una falla eléctrica, la votación que concedió más de las dos terceras partes de los diputados presentes en la lista de asistencia, se llevó a efecto a media luz (!). De veras. Bella situación. A media luz; como mensaje subliminal de los diputados a los ciudadanos.
Pues si bien es cierto que luego de más de un año de violación constitucional, perfectamente reconocida, y en un procedimiento de martillo (no hubo manera de opinar, a excepción de los jefazos de las fracciones de los partidos representados en San Lázaro) se designaron a los tres consejeros faltantes en el Consejo General del IFE; los diputados se prestaron al juego del PRI y ahora don Sergio García Ramírez es un voto priísta ahí mismo. Y no hay manera para eludir el hecho. Quiero destacar que Lorenzo Córdoba y María Marván son dos ciudadanos serios y respetables, expertos en temas difíciles e intrincados. Gente honrada. Pero, a la hora de la decisión, era votar a favor de la terna (García Ramírez incluido) o votar en contra. Y más de las dos terceras partes de los diputados aceptaron la trampa. Y, hasta ahora, no se sabe de ningún voto en lo particular. El cual se usa para deslindarse en la tribuna de la misma votación. Y eso quiere decir que más de las dos terceras partes de los diputados, representando a todos los partidos, fueron incapaces de aclarar las cosas. Y aceptaron el criterio y la imposición de sus jefazos. ¿Un paso positivo? Si, pero a media luz. Y eso, en términos políticos, lo dice todo.
Esta clase política nuestra –la cual, debo insistir, es la que nosotros y no otros, hemos amamantado y empoderado– es de una vulgaridad infinita. Su principal principio de acción es: “el que no transa no avanza”. Y por ello transan cada vez que pueden y hasta cuando no lo necesitan. Ningún voto en lo particular para denunciar a la terna como otra pobre maniobra de los jefazos en la Junta de Coordinación Política o como se llame. De ser así, y creo que lo fue, otra vez los partidos y sus fracciones e individuos en la Cámara de Diputados nos hacen ver (ciegos estaremos si no lo entendemos) que su única pasión política es… la transa. Y para esa actividad los priístas son expertos, maestros. Y lo han demostrado una vez más.
La votación como se ha dado para llenar los tres huecos del IFE (insisto: no conozco si se presentó algún voto en lo particular en la tribuna, aunque nada indica que ello ocurriera) nos muestra otra vez, una vez más, la inconcebible pobreza de los partidos políticos mexicanos y cómo se ha instalado el método de la transa para atender situaciones límite (existe un mandato de la autoridad judicial competente para llenar esos huecos). Así la Cámara de Diputados ha cubierto y respondido a esa resolución. Pero lo ha hecho en función del juego partidista. Y quizás deberíamos entender que así podía y hasta debía ser. Pero no de esta manera tan burda. Tanto para ti: tanto para mí. Eso es todo. Y eso, exactamente eso, le resta legitimidad –aunque no legalidad– a toda la transa de los partidos en la Cámara. Y los exhibe de cuerpo entero. A ellos y a sus militantes con fuero federal.
Otro paso más en la degradación de la política en nuestro país. A ciencia y paciencia de todos. Y no nos podemos llamar a engaño. Lo estamos aceptando. Es un hecho sobre el cual los ciudadanos nada podemos hacer. Y ese es el problema de raíz. Nada podemos hacer frente a las decisiones (buenas o malas) de esta partidocracia que nos domina. A menos que para las elecciones tan importantes del 2012 enviemos un mensaje para que se haga claro, en forma evidente, de que ya estamos cansados de los juegos de la partidocracia. Y de sus transas. Bueno: entonces hay que buscar la manera de hacernos presentes y enviar esa señal. ¿Usted tiene alguna idea concreta sobre esto?
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