Notimex. Cobijado por un escenario con largas cortinas color rojo y en medio una pantalla gigante que mostraba dibujos y garabatos de su autoría, el cantautor español Joaquín Sabina ofreció un concierto bohemio de lujo que refrescó la memoria de miles de tapatíos que han seguido su trayectoria musical.
Durante casi tres horas no faltaron los versos que le caracterizan y sobre todo las anécdotas casi siempre divertidas de sus vivencias por el mundo.
Incluso se atrevió a hablar de esos “terribles dos años” en que se sumió en la depresión, de la que jamás pensó que sería presa.
Como parte de su gira “500 noches para una crisis” y ante miles de asistentes al Auditorio Telmex de esta ciudad, ataviado de traje azul con camisa y sombrero negro, Sabina recordó que tenía cuatro años sin presentar un concierto en Guadalajara y lo peor “es que tuve que compartir ganancias con Serrat”, dijo sonriendo.
La velada comenzó con “Ahora qué”, “19 días y 500 noches”, “Barbie Superstar”, “Cuarenta y diez”, para luego deleitar con versos y presentar el siguiente tema “La Magdalena”, continuó “Donde habita el olvido”, “Ese no soy yo” y “Viridiana”.
Sabina cantó junto al guitarrista Jaime Asúa la canción “Rubia platino”, mientras que con Pancho Varona interpretó “Conductores suicidas” y con la corista Mara Barros “Noches perdidas”.
Además para presentar a cada uno de sus cinco músicos y la corista el cantautor eligió el tema “Más de cien mentiras”, marco en el que también contó a los asistentes que su música la comparte con este equipo de trabajo que se ha convertido en su familia por muchos años.
“Graban conmigo, arreglan sin mí, lloran conmigo, golfean conmigo y se emborrachan conmigo, y cuando estoy bajoneado me levantan, no sé cómo si a mí ya no se me levanta nada”, compartió al público.
El cantante español mencionó asimismo que una de las mejores cosas que tienen los tapatíos es que “son muy regalosos” y relató que el escultor Jonás Gutiérrez tiene llena su casa de Madrid de regalos y la ha convertido, incluso, en un museo. Por ello le dedicó el tema “Peces en la ciudad”.
Continuó con sus relatos y dijo que cuando cumplió sus primeros “Cuarenta y diez” tuvo un ictus y se vio obligado a cambiar sus amigos drogadictos del rock and roll por los poetas borrachos.
“Cerrado por derribo”, “Pero qué hermosas eran” y un pequeño popurrí que intercaló “Noches de boda” y “Nos dieron las 10” fueron otros de los temas que disfrutaron los asistentes.
Sin embargo, el momento esperado llegó con “Por el boulevard de los sueños rotos”, uno de los temas favoritos del público.
Cantó “Princesa”, “Tan joven y tan viejo”, “Contigo”, “Pastillas para no soñar” y “La canción de los buenos borrachos” para dar fin a la velada que dejó contento al público fiel de esta ciudad, que le ha acogido desde sus primeras giras por México.
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