El presidente sirio Bashar el Asad promulgó este domingo una amnistía general para las personas implicadas en el revuelta que agita el país desde hace 10 meses, al tiempo que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió Asad que “deje de matar a su pueblo”.
Sometido a una presión internacional cada vez mayor, el presidente sirio promulgó este domingo “una amnistía general para los crímenes cometidos durante los acontecimientos (ocurridos) entre el 15 de marzo de 2011 y el 15 de enero de 2012”, anunció la agencia oficial siria SANA, sin más precisiones.
Esta amnistía concierne esencialmente a los los que han infringido leyes sobre las manifestaciones pacíficas, la posesión de armas o la deserción del ejército.
Es la tercera vez que el régimen anuncia una amnistía desde el inicio las protestas. Ya lo hizo el 31 de mayo y posteriormente el 21 de junio.
“Se decretan las leyes, pero después no se aplican”, indicó a la AFP el jefe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdel Rahman. El responsable de esta organización, basada en Gran Bretaña, asegura que disponen de pruebas de personas que “deberían beneficiarse de estas medidas y aún están en prisión”.
En un comunicado, los Hermanos Musulmanes sirios aseguraron que este nuevo anuncio “no es creíble ni serio” y que el régimen trata con ello de dar credibilidad a “su utópico proyecto de reconciliación y de diálogo nacional”.
Según esta formación, unas 60.000 personas fueron detenidas desde el inicio de la revuelta.
Las autoridades anunciaron las pasadas semanas la liberación de miles de personas “implicadas en los acontecimientos y que no tienen sangre en las manos”.
En Beirut, donde participa en una conferencia sobre democracia en el mundo árabe, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reiteró su llamado al fin de la represión: “Hoy, repito al presidente sirio Asad: ponga fin a la violencia, deje de matar a sus compatriotas, la represión no conduce a ninguna parte”.
“Quien ejerce el poder usando la fuerza corre a su perdición, y acaba siendo abandonado por su pueblo”, añadió Ban, citando al célebre filósofo árabe del siglo XIV, Ibn Jaldún.
El jefe de la ONU, en visita a Líbano de tres días, afirmó el sábado que la crisis en Siria –donde la represión dejó más de 5.000 muertos según Naciones Unidas– toma un “cariz peligroso”.
El jefe de la diplomacia francesa, Alain Juppé, declaró este domingo desde Birmania que el silencio del Consejo de Seguridad de la ONU en el tema de Siria era “intolerable”. “La masacre continúa, el silencio del Consejo de Seguridad también. Esta situación se convierte en intolerable”, criticó.
Dos de sus miembros permanentes, Rusia y China, impusieron su veto en octubre a una resolución del Consejo sobre Siria. Moscú presentó posteriormente una nueva resolución en la que se condenaba tanto la violencia del régimen como de la oposición, un texto que los occidentales juzgaron como demasiado timorato.
Juppé se mostró también favorable a esperar los resultados de la misión de observadores de la Liga Árabe que se presentará el próximo 19 de enero. Estos observadores llegaron a Siria el pasado 26 de diciembre, pero la violencia no acabó y más de 400 personas murieron por la represión de las protestas desde la llegada de la misión.
En este contexto, el emir de Catar, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, se mostró el sábado favorable al envío de tropas árabes a Siria para “poner fin a la matanza”, en la primera vez que un dirigente árabe defendía una iniciativa como ésta.
El ex jefe de la Liga Árabe y candidato a las presidenciales egipcias, Amr Mussa, aseguró el domingo que esta “importante propuesta” del emir catarí debería “ser estudiada” por la organización panárabe.
Sin embargo, el presidente tunecino, Moncef Marzuki, se opuso a la iniciativa, que calificó de “suicida” porque provocaría la “explosión” de todo Oriente Medio.
En Siria, seis obreros murieron y otros 16 resultaron heridos este domingo por la explosión de una bomba colocada por “un grupo terrorista armado” en una carretera a Idleb (noroeste) que estalló al paso del minibús en el que viajaban las víctimas, informó la agencia oficial SANA.
El OSDH informó por su parte de “al menos cinco muertos” es este atentado, así como el fallecimiento de un civil por los disparos procedentes de un puesto de control policial en homs (centro).
El presidente sirio, Bashar al Asad, saluda a una multitud de partidarios suyos en un inusual acto en Damasco, la capital del país, el pasado 11 de enero.
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