Notimex. Tepito (México) y La Salada (Buenos Aires) llegaron a Berlín de la mano de una exposición fotográfica sobre esos dos “mercados informales e ilegales”, que hoy en día están impulsados e impulsan a su vez “la Globalización desde Abajo”.
La exposición aborda dos ejemplos latinoamericanos de este fenómeno y estará abierta hasta inicios de septiembre en el Instituto Iberoamericano, que se alza frente a la Nueva Galería Nacional de Arte (Neue National Galerie), a unas cuadras de la Puerta de Brandenburgo.
Los autores del proyecto Tepito en el marco de la exposición “La Globalización desde Abajo”, son el especialista Carlos Alba Vega, de El Colegio de México, y el fotógrafo y catedrático en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Cuajimalpa, Francisco Mata Rosas.
El Proyecto La Salada lo llevaron a cabo el especialista del Instituto alemán Max Planck en Investigación de las Sociedades, con sede en Munich, Matías Dewey, y la fotógrafa alemano-argentina, Sarah Pabst, quien reside en Buenos Aires. Los cuatro viajaron a Berlín para la exposición.
El proyecto lo efectuó el Colegio Internacional de Graduados “Entre Espacios”, del que son parte centros de estudios superiores de Latinoamérica y Alemania.
¿Qué es la Globalización desde Abajo?. Carlos Alba, del Colegio de México manifestó a Notimex en Berlín: es distinta a la Globalización hegemónica, que es el proceso que ha llevado a las grandes inversiones, la apertura de mercados, la expansión de los grandes bancos, de las grandes cadenas comerciales, de productos de marca.
En la Globalización hegemónica buscan presionar a los estados para que liberalicen las fronteras y barreras para que el capital se pueda mover con libertad, indicó.
Preciso que la Globalización desde abajo se nutre de los pequeños comerciantes, que se vinculan desde abajo con los productos muy baratos para los sectores populares.
Ahí no se maneja el Copyright, ni abogados, ni chequeras, es dinero en efectivo. El eje, el núcleo de esa Globalización a ese nivel es China, cuyos productos irradian hacia todo el mundo, añadió Alba.
“Es algo así como la internacionalización de la economía informal“, precisó. Es muy vital, da empleo a mucha gente y permite que las personas puedan consumir productos baratos. Apuntó que el concepto de Globalización desde Abajo es nuevo.
En el caso de Tepito, su relación con China data del 2000. Pasó de la etapa de productos traídos de Estados Unidos a una nueva etapa. El momento de cambio fue la firma del Telecan en 1994, y todos esos productos estadunidenses ahora se podían llevar a México legalmente y con aranceles bajos.
Entonces apareció China en el escenario, país que empezó a tener presencia fuerte a partir del 2000 en el mercado de Tepito. China produce muchos bienes con precios de dumping, muy bajos, porque son impulsados con subsididos.
Los productos chinos pagan impuestos para ingresar a México y eso los encarece, de manera que se los ingresa al país como contrabando. Hay contrabando técnico como por ejemplo la subfacturación. El otro tipo de contrabando entre Tepito y China es el “bronco”, el que pasa con pagos de sobornos o de manera clandestina.
“Tepito es desde hace mucho tiempo la capital nacional de la piratería en México”, así como otros procedentes de pequeños talleres mexicanos que si pagan impuestos.
Los mercados de la Globalización desde Abajo como Argentina, Brasil, China, India, México y otros países en desarrollo, dan trabajo a millones de personas y les posibilitan un ingreso económico, razón por la que son tolerados por los estados.
Funcionan como válvulas de escape de presión social, debido a la inequidad social. Son países que tienen poblaciones que se multiplican por encima del nivel de crecimiento económico y de la creación de puestos de trabajo.
Los estados los toleran y reprimen, es un movimiento de péndulo que se mueve de acuerdo a las circunstancias. Los actores de las relaciones económicas globales en el comercio informal pasaron de no ser importantes a ganar gran relevancia en la actualidad. Son millones de personas y se mueven fuertes volúmenes de productos.
Carlos Alba dijo que en el marco de la tendencia dominante se piensa que ese tipo de comercio informal vulnera el crecimiento económico de un país, que está destruyendo puestos de la economía formal, que es una competencia desleal.
“Puede haber una afectación, pero yo creo que son circuitos muy diferentes. Una gente que es pobre nunca va a poder comprar los productos originales. Las empresas de la economía formal no tienen como clientes a esa gente, no están perdiendo clientela”, indicó.
“Los mercados informales existen porque hay una gran desigualdad social”, puso de relieve. “La economía informal se ha transnacionalizado. Es un fenómeno nuevo”, subrayó.
Por su parte, el fotógrafo mexicano Francisco Mata Rosas, expresó a Notimex en Berlín que la idea original fue hacer un retrato del barrio de Tepito a través de sus personajes. Por cierto, Tepito dignificó el trabajo de Francisco y lo nombró “Ñero Honoris Causa”.
Para ello instaló un estudio portátil en las calles y solicitó a la gente que pasaba ser fotografiada. Después hizo las fotografías en las que se plasma la estética del barrio.
Llamó a Tepito una “trinchera cultural” donde se mantienen costumbres, oficios, actividades, actitudes que en otras partes de la ciudad se han perdido, como solidaridad, tolerancia, convivencia, diversidad.
Otro efecto de la Globalización, o de las Globalizaciones, es la homogeneización cultural. Cada vez las clases medias en las ciudades nos parecemos más, usamos la misma ropa, oímos la misma música, vemos las mismas películas.
Los barrios, en cambio, mantienen signos de identidad, música, tradiciones, costumbres que en otras partes no existen o se han perdido. A eso me refiero con‚ trinchera cultural, porque mantienen un arraigo, una pertenencia, una identidad del lugar de donde son.
“Las vecindades por ejemplo, como en Tepito, permiten una convivencia y todos los vecinos se conocen y comparten”, mientras que en las zonas de más recursos, uno no conoce ni al vecino de abajo.
Matías Dewey explicó a Notimex sobre La Salada con un ejemplo concreto: “en el mercado La Salada se fabrican zapatillas, las fabrican peruanos en Argentina en un taller informal con suelas que vienen de China, con telas que se fabrican no se en donde”.
Hay un entrecruzamiento de productos y de personas con diverso origen, y después esas zapatillas es probable que se terminen vendiendo en Paraguay, o en alguna provincia argentina. Es algo curioso en relación a otros mercados del pasado.
Informó que en la plataforma comercial de La Salada hay principalmente bolivianos, paraguayos, peruanos y argentinos. No es la clase media de esos países sino gente de los sectores más castigados en términos laborales que migran.
Buenos Aires funciona como polo de atracción, con muchas ilusiones de mejorar su vida, pero con frecuencia se encuentran que la realidad ahí también es difícil. El comercio formal de Buenos Aires ve mal a La Salada porque la consideran competencia desleal.
De acuerdo a Matías Dewey, La Salada sobrevive debido a la corrupción de las autoridades, además de que es un problema complejo.
La fotógrafa Sarah Pabst dijo a Notimex en Berlín que su objetivo fue mostrar el mercado informal de La Salada, abarcando toda su diversidad. No es solo un mercado informal, sino que la gente que vive ahí tiene muchísimas esperanzas de salir de la marginalidad teniendo un negocio propio.
“No nos fijamos en tanto en la gran pobreza y la delincuencia que hay en ese lugar, solo que Matías Dewey y yo nos centramos en la esperanza y en la dignidad que tiene la gente que trabaja ahí, y que hay que destacarla”, dijo la fotógrafa alemano-argentina.
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