Para ser flamenco hay que nacer pero también hacerse: Antonio Canales

Notimex. Español de nacimiento, mexicano de corazón y universal sobre el tablao, Antonio Canales se siente más allá del bien y del mal; con más de tres décadas de trayectoria, dice, ha recogido todas las lágrimas y los aplausos, el ego ya lo lleva en el bolsillo y si aún baila es para que la gente ame más al flamenco.

Y es que para el bailaor de 53 años, actor y autor del libro “Sangre de albero”, el flamenco es mucho más que una pasión, la vida misma.

“Es una comunicación con el más allá, con la tierra, con el fuego, con lo poderoso, lo divino; es un arte pero sobre todo una forma de respirar y de vivir, no se puede ser flamenco y no vivir como tal”, advierte a Notimex.

Entrevistado con motivo de su presentación del próximo sábado en el Teatro Metropólitan, donde compartirá sus “Recuerdos”, Canales sonríe, goza y se desborda cuando habla del flamenco, que es su vida y que lleva en el ADN, porque, recuerda, lo trae consigo desde el vientre de su madre.

Sus abuelos eran flamencos y en su entorno siempre había cante y baile, lo mismo cuando alguien nacía que cuando alguien moría.

Por eso, para él, antes que un arte, es “una llamada a estar cerca del duende”, que es cuando ocurre algo mágico, pero no hay códigos escritos, sostiene, se puede ser flamenco de cualquier parte, en su caso, nació y con los años y los buenos maestros se hizo el flamenco que es hoy.

En ese sentido, rememora su paso por el Ballet Nacional de España, años en los que abrió su mente a otras disciplinas, porque el flamenco, admite, es un género muy autodidacta; fue hasta allí donde aprendió de jotas y sevillanas y enriqueció su ser para, al poco tiempo, hacerse solista y brillar con luz propia.

Incluso se nutrió de la danza contemporánea de Mauricio Béjar, para luego darse cuenta que había llegado la hora de ser libre y rescatar lo que los grandes maestros le habían dejado a su paso; “ellos me hicieron artista, bailarín, para que el flamenco tuviera los brazos más largos” y él pudiera hacer llegar su abrazo a más gente.

Como promete hacerlo con sus “Recuerdos”, una antología escénica que recupera fragmentos de emblemáticas producciones como “Gitano”, “Torero”, “La Casa de Bernarda Alba” y otras que se han visto aquí a lo largo de 30 años que lleva de ir y venir a la que considera como su segunda patria.

Es un espectáculo hecho ex profeso para México, en el que lleva trabajando cerca de un año. En total son 26 artistas, pues le apoyan en escena la compañía de Sebastián Sánchez y las damas que han estado con él en diferentes momentos de su trayectoria: Mercedes Amaya, Pastora Galván y Adela Campallo.

Ha sido un trabajo muy artesanal, todo producido en México, de la mano del tercer festival México muy Flamenco; ahora mismo, dice, lleva un mes en México, afinando detalles, buscando el ritmo para pasar de la tragedia a la sensualidad y a la flamencura.

La gente pasará momentos de amor, de dolor, de risa y de mucho flamenco, asegura Canales, quien agradecido con este país, le ha dedicado un principio y un final. “Es una sorpresa, porque yo he hecho mi carrera aquí y México se lo merecía, por eso vamos a hacer, con mucho respeto, una alegoría a la Noche de los muertos, con el tema de ‘La llorona’”.

Luego de su presentación en el Metropólitan, Canales confía en regresar a principios del próximo año para traer “Las dos caras de la moneda”, espectáculo con el que actualmente gira con éxito por España, develando momentos del artista pero también del canalla que es Antonio Gómez de los Reyes.

Es un trabajo en el que canta, baila y hace teatro; donde hace una serie de confidencias sobre las malas jugadas de la prensa rosa, los grandes éxitos pero también los fracasos; una pieza en la que cuenta anécdotas como la de su fiesta de bodas, que se perdió por dos días y luego fue recibido sin susto por su mujer embarazada.

“Seguro que es un espectáculo que traeré aquí, porque México y España son muy parecidos en muchas cosas; hoy mismo, dice, en este país se vive un nuevo auge del flamenco y hay que aprovecharlo”.