Vuelve Markus Zusak a la escena literaria con “Cartas cruzadas”

Notimex. Markus Zusak, autor de “La ladrona de libros”, el título que ha sido éxito de ventas en el mundo, vuelve a la escena de las letras con “Cartas cruzadas”, ganadora en 2006 del “Printz Honor” a la mejor novela “cross over”, es decir un texto pensado para todos los públicos, joven y adulto.

Inicia con las preguntas: ¿Conoces de verdad a la gente que más te quiere?, ¿sabes con qué sueñan tus mejores amigos?, ¿te atreverías a descubrir algo insólito de ti mismo? Y en seguida la trama. Ed Kennedy es un chico común que vive en un suburbio cualquiera de una gran ciudad. Habita en un apartamento maltrecho.

Es taxista y vive sólo con su perro. Le acompaña su pandilla de amigos, con quien juega a cartas y charla, sin prestar atención a sus problemas. Hasta que un día, por casualidad, consigue evitar un robo en un banco, y a partir de entonces, comienza a recibir unas cartas de juego, las cuales contienen mensajes cifrados.

Guiado por su instinto e inteligencia, Ed descubre que las cartas le llevan a cumplir con la misión de devolver el bienestar a quien, por alguna razón, lo ha perdido. Comienza a ayudar a desconocidos, como a una esposa maltratada por su marido o una anciana que quiere seguir amando al marido perdido hace años.

Ayuda también a un cura que busca público para sus sermones, a una familia de inmigrantes que quiere celebrar la Navidad y no dispone de dinero suficiente para hacerlo. Poco a poco, este personaje de definida personalidad y delineado perfil, advierte que su misión lo acerca a sus amigos, y a conocerlos a fondo.

De esa forma, pronto llega a descubrir que detrás de esas caras que se esconden abajo de una lata de cerveza, hay numerosos secretos y deseos que él no conocía y que, incluso, es posible comprender el miedo al amor que muestra la chica de sus sueños. Finalmente, Ed llega a descubrir mucho de sí mismo que no sabía.

“Cartas cruzadas” pone en relieve y al descubierto para todos los lectores la posibilidad de que el amor, la amistad e incluso Dios no son nombres sino verbos. Es actuando como descubrimos la esencia de estos sentimientos, comenta el autor de 35 años, quien vive en Sidney, Australia, con su esposa y dos hijos.