Notimex. El reciente hallazgo del Huey Tzompantli en el Templo Mayor reveló, además, que el sitio arqueológico guarda todavía grandes sorpresas al conocimiento de las culturas prehispánicas que se extiende, incluso, a las calles aledañas.
Una parte de las maravillas prehispánicas ocultas bajo la Ciudad de México se pueden observar actualmente en dicha zona arqueológica, en la que continúan los trabajos de los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo con el documento “Arqueología urbana en el Centro de la Ciudad de México”, de Eduardo Matos Moctezuma, la plaza principal de la ciudad mexica de Tenochtitlan tenía en su centro el actual templo mayor y abarcaba 500 metros por cada lado.
Es decir, comprendería lo que en la actualidad son las calles de Moneda, en el sur; Licenciado Verdad, al este; San Ildefonso y González Obregón, en el norte, y al oeste llega hasta Brasil y Monte de Piedad.
De acuerdo con la misma fuente, el perímetro incluía un total de 78 edificios, de los cuales se tienen localizados alrededor de 50, varios de ellos abiertos al público en el sitio-museo del Templo Mayor, si bien el Huey (Gran) Tzompantli recién descubierto se ubica debajo del edificio localizado en Guatemala 24.
Vestigios prehispánicos se encuentran debajo de inmuebles de la época colonial, como la Catedral Metropolitana, donde a través de unas “Ventanas Arqueológicas” se pueden apreciar restos de la pirámide del Templo del Sol (dios Tonatiuh).
Lo mismo que un cuarto mexica decorado con secuencia de triángulos (ventana 1), restos de la primera Catedral que pidió Hernán Cortes (ventanas 2 y 3) y entierros humanos (ventana 4).
Asimismo, debajo del inmueble que actualmente ocupa el Hotel Catedral se tienen ubicados partes de lo que fue el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl (dios del viento).
En la misma calle de Guatemala, donde se levanta el Centro Cultural de España en México, se ubicaba el Calmécac, la escuela para los hijos de la nobleza mexica y se presume que también estaría la entrada al adoratorio a Tláloc (dios de la lluvia).
En el otro extremo, dentro de la estación del Metro Pino Suárez se aprecia un templo circular que estaba dedicado al Dios Ehécatl, y en lo que hoy es el Museo de la Ciudad de México se encuentra en los cimientos una cabeza de serpiente Quetzalcóatl, que según los arqueólogos perteneció a un templo ceremonial.
Cerca de ahí, en el Antiguo Palacio del Arzobispado (Museo de Arte de la SHCP), en la calle de Moneda, han sido localizados restos del Palacio Rojo de Tezcaltipoca, señor del inframundo, y debajo de la Plaza Gamio, a un costado de la Catedral, se encuentra el Cuauhxicalco, edificio que servía para llevar a cabo los funerales de los gobernantes.
En los Patios Marianos del Palacio Nacional se encuentran la arista sureste del Centro Ceremonial de México-Tenochtitlan, restos del “tecpan” de Moctezuma II, vestigios de un posible embarcadero y de acueductos.
En el conocido Predio las Ajaracas (esquina de Guatemala y Argentina) se localizó una escultura escalonada de bloques de piedra, una piedra de sacrificio y ofrendas al Dios de la muerte, a Tláloc y a Huitzilopochtli, Dios de la guerra.
Además, en la actual Casa de la Primera Imprenta, se ubica el Templo de Tezcatlipoca, y en el Palacio del Marqués del Apartado una escultura prehispánica ocelotl-cuauhxicalli, una cabeza de una serpiente de fuego o xiuhcóatl y escalinatas de una pirámide.
Más allá de este perímetro central, debajo del Palacio de Bellas Artes, los especialistas han localizado lo que era el asentamiento mexica del barrio de Moyotlán, así como canales que pertenecieron al sistema hidráulico de la cultura azteca.
Cabe destacar que en 1914 una excavación en el cruce de Guatemala y Seminario, dirigida por Manuel Gamio, confirmó las sospechas de que el sitio prehispánico se encontraba en el subsuelo del Centro Histórico.
Pero fue hasta el 21 de febrero de 1978 cuando se localizó, a dos metros de profundidad en la esquina de Guatemala y Argentina, la pieza escultórica de la Coyolxauhqui, diosa lunar mexica, descubrimiento que dio impulso a las investigaciones sobre el lugar que hasta la fecha continúan.
Dos años después fue descubierta la Ofrenda 48, que contenía restos de 42 niños y coincidía con la idea de los especialistas de que la mayoría de los sacrificios de menores perseguían las dádivas de las deidades acuáticas y de la fertilidad.
En septiembre de ese año fue descubierta la Casa de las Águilas (Argentina y Justo Sierra), centro ceremonial fundamental pues en él se preparaban los gobernantes para tomar el poder y donde eran velados al morir.
En el 2000 fue localizada la ofrenda 102, que destacó por contener un alto contenido de materiales orgánicos en magnífico estado de conservación, entre los cuales pueden mencionarse papel, textiles, madera y vegetales.
Para agosto de 2005 fue localilzada en la esquina de Argentina y Justo Sierra el monolito de piedra basáltica de grandes dimensiones conocida como La Biznaga Mexica, figura que habría servido de piedra de sacrificio y que aún conservaba pigmento color rojo.
El 2 octubre del 2006 fue descubierta la llamada Casa de las Ajaracas, en la esquina de Argentina y Guatemala, el monolito de la Tlaltecuhtli (diosa de la Tierra), escultura con las mayores dimensiones encontrada hasta la fecha.
El templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento, que data de 1486-1502, fue descubierto en 2010 en la calle de Guatemala número 16, atrás de la Catedral Metropolitana.
Finalmente, el 20 de agosto pasado fue hallado el Huey Tzompantli, plataforma rectangular de unos 34 metros, en cuyo núcleo fue ubicado un elemento circular elaborado de cráneos humanos unidos con argamasa de cal, arena y gravilla de tezontle.
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