Jalisco acogió inmigrantes de clase media del DF tras sismo del 85

Notimex. Tras el sismo de 1985, mucha gente de la ciudad de México, primordialmente de clase media, dejó su hogar y trabajo para ubicar su residencia en Jalisco asustada por la experiencia vivida, dijo el investigador Rogelio Luna Zamora.

En entrevista con Notimex, el especialista del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara (UdeG) agregó que la mayoría de la gente que llegó a Jalisco procedente de la capital mexicana “no era pobre, sino de clase media que podía costear los gastos de venirse para acá.

Eran personas que podían vender su casa allá y comprar una vivienda en esta entidad, o en cuestiones laborales gente que podía hacer el traslado de plazas a este estado, entre otros casos.

Consideró que no habían costumbres tan radicales entre la gente que llegó de la ciudad de México, en relación a las de quienes habitaban en Jalisco.

“Más bien en ese entonces puro temor a lo desconocido, al fuereño, era un síntoma de alerta a lo desconocido, ya que fuera del tono de hablar que es distinto, no fue más allá de eso”.

Subrayó que la gente que podía, “optó por salir de la capital mexicana por la terrible experiencia del sismo, estaban realmente atemorizados, porque una zona así no auguraba demasiada seguridad”. Entonces decidieron salirse, “fue un fenómeno más o menos masivo”, expresó el investigador y añadió que en ese momento la vivienda en la capital del país “perdió mucho valor, el precio bajó mucho”.

Señaló que “eso fue una oportunidad para algunos otros que tenían que vivir ahí, para hacerse de un bien, de un patrimonial, pero ahora la ciudad de México se revitalizó impresionantemente y es un foco de atracción de la población masiva”.

Explicó: “es decir, el campo se abandona y las ciudades se llenan de gente, el modelo económico que implica la migración a las ciudades”.

Apuntó que en ese entonces había mitos entre la gente de Jalisco, “donde los tapatíos se sentían ‘invadidos’ por la migración de la gente del Distrito Federal, dentro del entorno provinciano estaban muy asustados por la ola de migrantes que llegaban, porque se pensaba que eran como más maleados, ya que había mucho prejuicio”.

Consideró que “son fenómenos psicológicos, sociológicos o psicosociales, donde ese movimiento masivo y extraño generó temor a lo desconocido, y que la mayoría de las veces es fruto de la ignorancia”.

Señaló que después de esa tragedia ocurrida en la ciudad de México, “las normas de regulación de construcción son más estrictas, sobre todo en edificios, ahora hay mucho más organización en temas de protección civil, y en la actualidad se tienen mejores protocolos de seguridad”.

Citó como ejemplo que “todos esos protocolos que se repiten a partir de 1985, de hacer ejercicios de desalojo de edificios en simulacros de sismo, se cumplen cada año, son producto de esa dolorosa experiencia del 85”.

Apuntó que “además está la instalación de letreros en los edificios públicos y privados sobre qué hacer en caso de sismo, entre muchas otras medidas; por supuesto que en Jalisco ha habido impacto en ese sentido”.

Luna Zamora puntualizó que en 1985 se vivió en la capital de México “un fenómeno de solidaridad impresionante para rescatar víctimas de los escombros, gente que estaba atrapada tras los derrumbes”.

Dijo que “en el 85 se vieron rebasados todos los sistemas de protección civil oficiales por la magnitud del problema, por ejemplo, el de los bomberos”.

Refirió que el Ejército en la actualidad ya tiene protocolos de protección para cuando hay zonas devastadas por algún fenómeno climatológico, como inundaciones, sismos, etcétera, y ya no sólo actúa para cuidar la propiedad.

“Tras el sismo las instituciones gubernamentales atienden ya la urgencia humana más que la de los bienes y lo administrativo”, acotó.

Precisó que llamó la atención “la enorme actitud de ayuda de la gente para con sus vecinos en el Distrito Federal, en una dimensión humana como sociedad civil, surgió otro nivel de conciencia, fue como un hito importante en la noción de concepto de ciudadanía”.

Propuso modificar el modelo de concentración de población “tan fuerte en la ciudades, por ejemplo, sería ideal buscar descentralizar un poco”.

Sostuvo que “a raíz del sismo del 85 hubo un cierto movimiento institucional por descentralizar, de sacar de la ciudad de México instituciones importantes, pero hace falta un modelo más cercano a lo que hizo Brasil, por ejemplo con la creación de Brasilia como capital y como ciudad central de las instancias de estado”.

Recomendó gestar un modelo distinto de habitabilidad de las ciudades, “analizar más ese fenómeno de las dimensiones de las ciudades, hasta dónde y qué tan humanas y qué tanto más se puede hacer por los habitantes, para terminar con esa congestión urbana y macro centralización”.

A su vez, el investigador del Departamento de Ingeniería Civil del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, Alfonso Rodríguez Pérez, dijo que en materia de sismos, “Jalisco aún tiene tareas pendientes, para prevenir riesgos humanos y de infraestructura, como actualizar sus reglamentos de construcción, mejorar y ampliar sus redes sismológica y acelerográfica”.

Explicó que Guadalajara tuvo su primer Reglamento de construcciones en 1988 y fue mejorado en 1997, que es el vigente.

Mencionó que a pesar de que esta zona del país tiene alta sismicidad, no se ha actualizado, “las estructuras metálicas construidas desde 1993 tienen menor fuerza sísmica de la que deberían estarse diseñando”.

Agregó que el reglamento de Guadalajara tiene como fundamento el Instituto Americano del Concreto (ACI, por sus siglas en inglés) para estructuras de concreto.

“En el diseño por sismos es empleado el factor de carga de 1.0 aplicado en Estados Unidos, pero en nuestro reglamento debería aplicarse el 1.4”, aseveró.

Rodríguez Pérez destacó que a raíz del sismo del 85 “las estructuras de concreto se refuerzan más en Jalisco, sobre todo en lo que es el reforzamiento, las columnas tienen mayor refuerzo en estribos, y las estructuras metálicas tienen placas más gruesas”.

Consideró que “avances si los ha habido, los hubo, pero a partir de 1993 en estructuras metálicas hay un retroceso”.

A su vez, el director del Centro de Ciencias de la Tierra del Centro Universitario de Tonalá, David Barrera Hernández, recordó que en el sismo del 85 resultó afectada la población de Ciudad Guzmán, del municipio de Zapotlán el Grande.

Comentó que resultó afectada Ciudad Guzmán “por el tipo de roca que tenemos ahí, que son sedimentos lacustres, y se ubica en una depresión tectónica formada por dos fallas geológicas de tipo normal, por lo que la onda sísmica se desplaza con mayor velocidad”.

Expresó la necesidad de que las autoridades gubernamentales mejoren la red acelerográfica de Jalisco.

El investigador propuso dotar de más equipo a la red sísmica de la entidad, sobre todo al sur, e incluir los periodos de mayor afectación al suelo dentro del reglamento y los atlas de riesgos.