Redacción. En México “no hay un reconocimiento suficiente sobre la gravedad del cambio climático, ni de los impactos que éste tendrá en los diversos grupos sociales”, alerta el doctor David Barkin Rappaport, quien, por su trayectoria en la investigación relacionada con temas de justicia ambiental local, como investigador del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), obtuvo el George Foster Award for Climate Related Research, que otorga la Fundación Alexander Von Humboldt.
El también profesor de la UAM Xochimilco, advirtió que para los 25 millones de mexicanos que viven en los litorales del país los impactos del cambio implican un “reto”, por lo que cuestiona que se hable de “inversiones millonarias” en sitios como la Riviera Maya, “que en 25 años no van a existir, van a desaparecer porque el nivel del mar va a subir; y no es que sean ignorantes de eso, pero les importa más recuperar su inversión”.
Lamentablemente en estos procesos quedan destruidos muchos ecosistemas, además la capacidad de los pueblos originarios para seguir consiguiendo mecanismos de adaptación que sí saben que hacer ante ciclos de la naturaleza, señaló el doctor Barkin Rappaport, quien advirtió que muchos de estos hábitats no estarán en condiciones de resistir.
“No es que habrá una inundación completa en los litorales, pero los acuíferos, por ejemplo, se van a salinizar, lo que implica un peligro terrible en distintos lugares y en distintos grados”, puntualizó.
El investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores subrayó que en este momento México importa el 40 por ciento de su dieta, “pero lo estamos haciendo de países que no van a poder seguir cultivando granos, como Estados Unidos; es decir, lo que llaman “el cinturón granelero”, depende de un sistema de lluvias y de aguas de acuíferos que ya está amenazado, de acuerdo con investigaciones científicas.
México cree, como país y ente político, que las adaptaciones no deben de ser mayúsculas y en ese sentido es necesario dar un viraje a la naturaleza de la investigación científica que se hace respecto al cambio climático.
El investigador también cuestionó la manera irrespetuosa en que se ha tratado a los pueblos originarios, los cuales poseen grandes conocimientos que les permiten gestionar adecuadamente sus recursos.
Esta extraordinaria capacidad se manifiesta en el hecho de que México sea “líder mundial en este esfuerzo”, que tratan de defender su capacidad de producir alimentos a través del fortalecimiento de la pequeña agricultura campesina, a pesar y en contra de una política nacional centrada en la importación de alimentos y de apertura al comercio internacional.
Alemania reconoce con este premio a investigadores que tienen una idea distinta de la adaptación al cambio climático y que están comprometidos con una visión a largo plazo, es decir de 50 a 100 años, acerca del futuro del país ante estos cambios, porque las soluciones propuestas hasta ahora “son terribles”.
El premio es otorgado la fundación alemana a investigadores que se han destacado por sus aportaciones en las áreas de la Ecología y el cambio climático, en este caso “me lo dan porque tengo más de 40 años estudiando temas hidráulicos y particularmente problemas de gestión del agua” a nivel local, comentó el doctor Barkin Rappaport.
Señaló que el premio en lo individual es importante, pero también lo es para la UAM, porque “implica deliberadamente examinar las preguntas sobre cuál es la naturaleza de la investigación que hacemos en el tema del cambio climático y cuál es nuestra agenda como universitarios frente al reto”.
(Con información de MVS).
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