Notimex. Situada en el Chilam Balam de Chumayel, paso obligado de los itzáes rumbo a Chichén Itzá y esplendorosa entre el 600 y el 800 (después de Cristo), la ciudad maya de Aké guarda en sí secretos por revelar, que ha mantenido a lo largo del tiempo, tal como haría un observatorio cósmico sagrado.
Con una desviación aproximada de 11 grados hacia el noreste, similar a la que presentan muchos edificios precolombinos de Mesoamérica, Aké revela, a través de sus edificios, la presencia de equinoccios y solsticios, fenómenos perfectamente conocidos por los mayas antiguos por su asociación a los ciclos agrícolas.
El antropólogo yucateco y estudioso de este sitio ubicado a 35 kilómetros al oriente de Mérida, Indalecio Cardeña Vázquez, indicó que la orientación de los edificios de Aké están vinculados con la salida y puesta del sol en los equinoccios de primavera y otoño.
No obstante, aseguró, la alineación de ciertos edificios, o parte de ellos con el sol, no ocurre únicamente en los días de los equinoccios, sino en fechas anteriores y posteriores al evento astronómico.
En Aké se observan estructuras pequeñas, circulares, a modo de altares; se alinean con el ocaso del sol en los equinoccios.
En la parte superior del edificio, conocido popularmente como el Camello, se encuentra la construcción definida como chultún -una cisterna- que pudo haber sido una edificación para señalar algún fenómeno arqueoastronómico específico, o quizás para la observación de algún astro desde su interior en una probable fecha específica.
Otro edificio, comentó Cardeña Vázquez, es el Palacio de las Columnas, cuya fachada se orienta hacia el sur, y permite la observación desde él a Tzab -Pléyades-, durante sus apariciones matutinas y vespertinas a lo largo del año.
En igual condición es posible observar la constelación del “Fogón”, formada por las estrellas Saif, Anitak y Rigel de la constelación de Orión, y “Ac Ek”, ubicada en la misma constelación de Orión.
La orientación de este edificio y la observación desde el “Tzab”, el “Fogón” y “Ac Ek” es compartida por la estructura norte del Cuadrángulo de las Monjas en Uxmal, el Kinich Kak Mo en Izamal y en una plataforma del Parque Recreativo de Oriente en Mérida.
“Esta peculiaridad nos permite sugerir que las construcciones precolombinas realizadas con su fachada dirigida hacia el sur se deben al propósito de observar desde ahí el paso de Tzab, el Fogón, Ac Ek y la estrella Sirio”, detalló.
“El Diccionario Maya de Motul refiere que ´Ac Ek´ es el conjunto de estrellas juntas que están en el signo de Géminis, con forma de tortuga, sin embargo estudios recientes ubican esta constelación maya en el cinturón de Orión, junto a la constelación del Fogón”, dijo.
El especialista también recordó que los mayas antiguos creían que la Tierra era el cascarón de una tortuga gigante, nadando en el océano cósmico.
Según los mayas clásicos, la tortuga cósmica se encuentra en el cielo nocturno como la constelación que nosotros identificamos como Orión.
Cardeña Vázquez estableció que las tres constelaciones mencionadas hacen referencia a importantes aspectos míticos y religiosos, vinculados a la creación mencionados en los Chilam Balam.
En términos generales, este conjunto astronómico, vinculado a la mitología precolombina, probablemente fue de gran importancia en tiempos antiguos y habría sido representado a través de las construcciones de diversos templos y pirámides, dijo.
Los conjuntos arquitectónicos corresponderían a ese conjunto de estrellas visto por los mayas antiguos, con variaciones constructivas según el pensamiento de los hombres de diversas regiones del área maya y los sucesos astronómicos o de la existencia de los dirigentes mayas que hayan querido destacar.
Varias de las estructuras de Aké muestran una alineación interna, esto es, están orientadas entre sí, lo que a su vez estaría un vínculo entre ellas, de ese conjunto arquitectónico con las tres importantes constelaciones.
“El Palacio de las Columnas y el edificio denominado popularmente Camello, entre otros, muestran una interrelación que podría estar representando en el sitio y la vinculación de las estrellas pertenecientes a las constelaciones mencionadas”, señaló.
Además de que esos edificios y algunas estructuras pequeñas se alinean con el sol y otros astros en fechas cercanas a los solsticios, lo que podría estar señalando la importancia de Aké como un observatorio astronómico.
Podríamos decir, abundó el especialista, que en Aké estarían representadas a través de los edificios contenidos en la muralla, las constelaciones de Ac Ek, el Fogón y Tzab, un conjunto de astros vinculados a los mitos de la creación y el origen.
Esta probable representación cósmica sagrada, por medio de la arquitectura monumental, dijo, quizá nos ofrezcan el verdadero nombre del sitio pues Aké significa “Lugar de Bejucos”, pero en realidad sería “Ac Ek” es decir, “Estrella Tortuga”.
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