Notimex.- Mérida. La gastronomía yucateca, conocida por su amalgama de ingredientes y sabores originarios de la cultura maya y de la colonización española tiene un apartado especial en esta época decembrina.
Tanto para la Nochebuena, como para la “Nochevieja” (31 de diciembre), los hogares yucatecos tienen una amplia variedad de opciones acorde a los tiempos modernos o a la tradición que no se basa estrictamente en la cochinita pibil, en los papadzules, o los panuchos y salbutes.
De acuerdo con el Cronista de la Ciudad de Mérida y conocedor de la gastronomía de esta región mexicana, Gonzalo Navarrete Muñoz, Yucatán si tiene una tradición gastronómica para estas fechas.
Empero, reconoce, esa es una tradición que ha ido cambiando e incorporando elementos de otros lugares, a diferencia de lo que habitualmente se come en el día a día.
Por ejemplo, cita el plato fuerte de estas épocas en las mesas yucatecas, el “Pavo Asado con Achiote”, que es usualmente el más esperado por los comensales los días 24 y 31 de diciembre.
El pavo, con el que se hace un caldo al que se le pone la carne de esa misma ave, no es, por supuesto, la única vianda que los yucatecos gozan en estas fechas tan especiales.
Navarrete Muñoz, hombre también de letras y quien ha sido articulista y editor de publicaciones diversas, trae a la entrevista con Notimex otras obras culinarias como la “sopa de plumilla”.
Se trata de una sopa de pasta que se sirve con caldo de pollo, o bien de pavo, a la que también se le añaden mollejas (visceras del ave), que le dan un sabor especial y delicioso para quienes la prueban.
También, aunque no es de estos lares y es comido en otras partes, el bacalao es parte del menú decembrino, aunque en Yucatán es comúnmente preparado al estilo vizcaína, con papas, aceituna y aceite de oliva.
Navarrete Muñoz recuerda también otras alternativas para enriquecer la conivencia de las dos principales noches decembrinas, tales como el frijol refrito que se puede servir con tostadas o totopos, así como la “ensalada mixta” que se compone de chayote, calabaza, papa sancochada, con vinagreta y cebolla.
Hombre corpulento, con su voz grave y pareciendo como si disfrutase su ameno y suculento recuento, el también empresario saca a colación otro platillo, este sí ya casi en extinción y poco conocido en las últimas generaciones de yucatecos: La Sopa Rochuna.
Esta sopa, conocida y común en generaciones anteriores, se guisaba con arroz, mantequilla, picadillo de puerco, se le añadía pan molido y tras ser horneado, se adornaba a la hora de servir con un huevo duro encima.
Aunque en otras partes el concepto de sopa implica un plato, taza o tazón de un guiso, sea carne, verduras o pasta con caldo o un líquido, en Yucatán, sobre todo en las generaciones que antecedieron a la actual, ese término (sopa) se aplicaba también a la pasta simple como puede ser el spaguetti o el arroz como es el caso de la Sopa Rochuna.
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