Notimex.- Con 118 años de trayectoria, el Mariachi Vargas de Tecalitlán con el sonido de arpas, vihuela, guitarra, guitarrón, trompetas y violines cruza todas las fronteras internacionales.
El director del Mariachi Vargas de Tecalitlán, Carlos Martínez, relató con orgullo sus vivencias y refirió que la organización ha representado dignamente la música mexicana viajando por todas partes del mundo, como Japón, Europa, América y Sudamérica.
En entrevista con Notimex, comentó que ellos, como integrantes de la sexta generación del mariachi, sienten una gran responsabilidad, tanto en México como en otros países, ya que representan a este país ante el mundo.
El mariachi, añadió, es originario del pueblo de Tecalitlán, ubicado al sur de Jalisco, cerca de Ciudad Guzmán, tierra de su mamá y su papá.
El pueblo de Tecalitlán es cuna y casta del Mariachi Vargas y algunos de los integrantes en la actualidad son de varios lugares de la República mexicana como Guadalajara, México y Coahuila.
Este grupo se mantiene vigente en el gusto del público mediante la preparación, el estudio, y el cariño que la gente le tiene, lo cual no se puede pagar con nada porque en cada presentación les entrega el corazón, expresó Carlos Martínez.
Actualmente está integrado por 13 músicos, tres trompetistas, un guitarrón, una vihuela, una guitarra, dos arpas, tres trompetas y seis violines y casi todos los integrantes de la agrupación del Mariachi Vargas cantan, afirmó.
Adelantó que en breve se presentarán en Estados Unidos, donde harán gira en Chicago, Kansas, Los Ángeles y El Paso, Texas, entre otros; este año, el mariachi innovó al presentarse con opera en Chicago, San Diego, Phoenix, y lo volverán a repetir en 2016.
Dio a conocer que en el territorio nacional no se han presentado con opera, pero debido al gran éxito que ha tenido en Estados Unidos, ya planean hacerlo también en la Ciudad de México y después en Guadalajara, Jalisco.
El mariachi es tan versátil, comentó Carlos Martínez, que puede tocar con cualquier tipo de música, es flexible y noble que se mezcla con rock, banda, norteño y salsa.
Aclaró que se puede adaptar a cualquier clase de música, pero ahora están enfocados sólo en el mariachi para que no se pierdan las tradiciones mexicanas.
Por otra parte, refirió que en el concierto en Playas de Rosarito se presentaron con la orquesta binacional que está conformada con músicos de San Diego, Tijuana, Querétaro y otras ciudades del país, donde presentaron temas de Jalisco y Veracruz, entre otros.
El director del Mariachi Vargas de Tecalitlán, Carlos Martínez, es nativo de Guadalajara, fue nombrado recientemente director musical del grupo en sustitución de su tío, José “Pepe” Martínez, quien había ocupado ese cargo durante casi cuatro décadas.
Su experiencia de grabación es amplia y antes de unirse al Mariachi Vargas, Carlos escribió y grabó los arreglos para algunos de artistas como Vicente Fernández, Edith Márquez, Bertín Osborne y Ángela Carrasco.
Carlos Martínez estudió música durante seis años en la Universidad de la Escuela de Música de Guadalajara, y por dos años en la Escuela de la Diócesis de Guadalajara de Música Sagrada.
Sus profesores de violín incluyen al violinista alemán-argentino Víctor Scholz y virtuoso Sergio Caratachea, algunos de sus estudios musicales más útiles vinieron de su padre Fernando y de su tío, Pepe.
Su abuelo, el arpista Blas Martínez, tocó con el Mariachi Vargas en la década de 1940; mientras que su padre, el fallecido Fernando Martínez, y su tío, Pepe Martínez, fueron miembros fundadores de mariachi Nuevo de Tecalitlán en 1955.
Carlos se convirtió en el más joven de cuatro hermanos al unirse a ese grupo, y en 2001 ocupó el cargo de director musical de Nuevo Tecalitlán, el cual ocupó hasta salir y unirse al Mariachi Vargas de Tecalitlán.
Se dice que cuando llegaron los frailes españoles a Cocula se dieron cuenta de la facilidad de los lugareños, conocidos como indios cocas, para reproducir sonidos armoniosos.
Al paso del tiempo y ser conquistados por los españoles, éstos transformaron sus propios ritmos.
Los ritmos eran autóctonos y adoptaron instrumentos españoles como el violín y la guitarra y luego el guitarrón y la vihuela, instrumentos sin los cuales el Mariachi que escuchamos carecería de su sonido característico.
Durante la época de la Colonia, la música de Mariachi era menospreciada por la aristocracia y habían permanecido en su medio rural, pero en 1905 las cosas cambiaron, al considerarse como un grupo pintoresco y digno de presentarse en foros citadinos.
Así, un grupo de mariachis fue llevado a cantar en un cumpleaños del presidente Porfirio Díaz y, dos años después, en 1907, nuevamente el presidente Díaz los invitó a amenizar una fiesta ofrecida en honor del secretario de estado estadunidense Elihu Root.
Se dice que ese grupo vino ex profeso desde Guadalajara e interpretó sones y jarabes, y algo importante fue que esa vez fue la primera ocasión que el Mariachi se vistió con el atuendo que ahora ya es característico de charro.
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