Agencias. Este lunes la cuenta oficial de Facebook de David Bowie confirmó su muerte tras una férrea batalla que sostuvo contra el cáncer durante más de año y medio. Apenas, el martes 8 de enero, uno de los iconos de la cultura pop más importantes de todos los tiempos y considerado ya como un músico de “culto” cumplió 69 años de edad, ese mismo día fue lanzado mundialmente su vigésimo quinto álbum de estudio “Blackstar”. Hace apenas tres días.
David Robert Jones (1947, Londres, Reino Unido), David Bowie es considerado uno de los artistas más influyentes de las últimas cuatro décadas, desde que irrumpió en la escena musical a finales de los años 60 con sus ideas extravagantes, su expresión estética innovadora, su música con una producción de sonidos experimental, extraordinaria (entendiéndose lo extraordinario siempre como música diferente a lo que se escuchaba) y siempre vistoso, llamativo y polémico.
Un extraterrestre andrógino
Bowie, padre de personajes de ficción, místicos y geniales que él mismo encarnó como Ziggy Stardust, un extraterrestre andrógino que tocaba la guitarra y producía sonidos exclusivos con un tono de voz peculiar y fascinante que logró dar vida con fina piel a la era del “glam” del rock contemporáneo; personaje tal, que a la distancia temporal se consideraría según los que saben, el icono más grande de la cultura pop en la música, cuya denominación debe ser entendida no sólo como una expresión a la ligera, sino como parte de toda una concepción estética y obviamente musical propia y efectivamente ligada al arte.
El artista, recurrentemente llamado, camaleónico debido a su capacidad de reinvención e innovación, a su versatilidad en estilos y géneros, siempre con buenos resultados, pasó a interpretar en los escenarios a “The Thin White Duke” (El Delgado Duque Blanco) y después a Aladdin Sane, con una estética, concepto musical diferente entre sí, pero siempre en la línea de la experimentación, la genialidad, la poesía y la extravagancia.
Bowie, un inabarcable
Vale sólo mencionar que su obra se compone de más de una veintena de discos de estudio, que ha incursionado en el cine en cerca de 25 filmes como actor, músico, productor y documentalista, cuyos personajes como Thomas Jerome Newton de la cinta “El hombre que vino de las estrellas” o como el célebre Jareth, The Goblin King de la película “Labyrinth”; y quien ha sido un formidable letrista, aun cuando su método de escritura pareciera excéntrico, pues muchas veces confesó que en sus inicios una especie de tómbola con frases y palabras iban dándole forma a sus versos.
Sobre sus letras hay bastante qué decir también, en este sentido sus expresiones frecuentemente guardan vínculos o esconden alusiones, filosóficas y referencias literarias, no de fácil comprensión.
David Bowie es de esos músicos que no sólo hacen música, está ubicado dentro de los personajes que han abierto posibilidades que en el pasado no existían, forma parte del selecto grupo de quienes han creado épocas, influyen en las vidas y carreras musicales de muchos otros, es de aquellos artistas inabarcables e inacabables de describir, no se puede aspirar a explicar lo que significa su obra, su influencia o su personalidad; es de quienes se descubren pequeños tesoros sonoros cada vez que se escuchan.
Un disco después de 10 años
Desde 2012 ya se rumoraba que Londres sería el escenario de un gran evento protagonizado por Bowie, la confirmación de una exposición, al parecer pequeña, sobre un par de cientos de objetos personales, vestuario y curiosidades del músico aumentó la expectativa de que “El Duque Blanco” podría estar preparando su regreso a la escena pública, tras la edición de su disco de 2003 y su aislamiento de la vida pública.
Cabe recordar que durante los Juegos Olímpicos de Londres de ese mismo 2012, se negó a participar en las ceremonias tanto de inauguración como de clausura, después de que su memorable canción “Heroes” fuera elegida como la canción oficial de la justa deportiva.
Después de ese incidente, su legión de fans en todo el mundo obtuvo un regalo y una esperanza de más, justamente el día de su cumpleaños el 8 de enero de 2013 cuando vio la luz “Where are we now?”, el primer sencillo con video incluido.
“Where are we now?” (http://www.youtube.com/watch?v=QWtsV50_-p4), es una canción plagada de las características clásicas de la obra de Bowie y en la que resaltan grandes frases como: “A man lost in the time near Kadewe just walking the dead, Where are we now?” (Un hombre perdido en el tiempo cerca de Kadewe, caminando entre los muertos, ¿Dónde estamos ahora?”).
Este hecho, fue el anuncio de un disco pero el regreso a la escena musical de uno de los artistas más importantes e influyentes de la historia de la industria.
Los mitos más recurrentes sobre Bowie
1) Que padece heterocromía, es decir que el iris de sus ojos no es el mismo en ambos. Éste es el más conocido y más visible de todos los mitos a su alrededor y no es en realidad cierto, la apariencia de que sus ojos son de diferente color entre sí es debido a que en su adolescencia tras una pelea con uno de sus amigos y después de que aquél le propinara un fuerte puñetazo en el globo ocular, su pupila quedó dilatada permanentemente, por lo que el iris de uno de sus ojos aparenta ser más oscuro que el otro aunque en realidad sean del mismo azul.
2) Orientación sexual: desde que salió a la luz “Ziggy Stardust “nació el rumor de que Bowie efectivamente era bisexual o al menos homosexual, incluso, algunas de las biografías no autorizadas sobre él, aseguran que en su época de gloria musical mantuvo tórridas relaciones íntimas con personajes tan rimbombantes como Mick Jagger. Y aunque públicamente aceptó su bisexualidad en una entrevista a principio de los años 70, hay dudas de que esta declaración reflejara la verdad sobre su preferencia sexual debido a que se dio en el contexto del nacimiento de aquel personaje andrógino venido de Marte, y Bowie buscaba sobresalir en la industria, por lo que se manejó la versión de que esa declaración era parte de un truco publicitario; aunque esto último no desvirtúa las versiones de sus biógrafos sobre presuntas relaciones homosexuales en su adolescencia, y que algunos otros hayan escrito casi como justificación que dichas experiencias fueron posibles debido a la mentalidad abierta de Bowie y a sus deseos de experimentación constante en todo terreno, de sus ganas de romper con los convencionalismos sociales y las prácticas comunes.
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