Rafael Luviano. Desde 1995 cuando se abrieron las mesas para la Reforma política del Distrito Federal y en las cuales se determinó que el regente o actualmente jefe de Gobierno del DF fuera designado mediante sufragio secreto, universal y obligatorio por los habitantes de la capital de la república, desde entonces este puesto ha sido ganado por la izquierda electoral, cuya representación se encarna en el Partido de la Revolución Democrática y desde hace 15 años la posición ha sido objeto de las más caras ambiciones por parte de la clase política, de todos los partidos.
En esta ocasión no es diferente. Por lo tanto, los habitantes de la capital mexicana se aprestan a ver cómo se mueven los contendientes de los tres principales institutos políticos. En este escenario el partido que ha ganado las últimas tres elecciones, el PRD, tenía una circunstancia muy difícil, debido a que en los cuadros tradicionales de políticos de este órgano de interés público no había un político con la estatura suficiente para librar una de las más duras batallas de los últimos tiempos.
Resulta que cuando se analizaban los perfiles de todos los presuntos aspirantes, se veía a una mayoría de actores sin la estatura suficiente para competir con la candidata del Partido Revolucionario Institucional (Beatriz Paredes), que en esta ocasión tendría como aliciente que iba a ser empujada por el carro político de quien hasta el momento va arriba de las encuestas, a nivel federal, el mexiquense, Enrique Peña Nieto, quien desde hace tres años se mantiene por encima de las preferencias del electorado, en las diversas encuestas levantadas por todo el territorio nacional.
De manera que los principales dirigentes de la izquierda veían con gran preocupación quién iba a ser su postulante, y en corto (Off the record) argumentaban que tendrían que buscar un externo para hacer frente a una política con muchas tablas que venía precedida por el llamado factor Peña. Por lo menos esto nos comentó René Bejarano, uno de los principales líderes de esta ala político-partidista, junto con su esposa, Dolores Padierna.
Sin embargo, pocos tomaban en cuenta que durante los dos últimos años, venía trabajando, haciendo su tarea, un político de grandes dotes y con una gran sensibilidad político-social, de nombre Miguel Ángel Mancera. El problema era el puesto que él ostentaba. Una posición nada popular, tomando en cuenta que fungía como procurador de General de Justicia del DF y en México el tema de los tribunales se considera, empezando por los ministerios públicos, una asignatura pendiente para muchos connacionales.
Y es que en la procuración y administración de justicia existen muchos problemas por resolver para el Estado mexicano, que tiene su arista más fuerte en la pesada corrupción y la negligencia, pero sobre todo en la impunidad, si tomamos en cuenta que de cada cien delitos cometidos, sólo llegan a castigarse 3.5% de los mismos.
De manera que al ser la justicia, una de las agendas pendientes en México, al tener una cultura que descree por completo de la ley, de sus tiempos y sus alcances, luego entonces, la percepción que tienen los ciudadanos de quien la procura no es la más benigna.
Pese a todo, la imagen de Mancera desde un inicio era buena y algunos analistas pensaban que no se mantendría en buenos niveles de popularidad. Para sorpresa de muchos el procurador se mantuvo en una constante y hasta en ascenso, dejando estupefacto a más de uno, cuando en abril del 2010 el funcionario protegido tan sólo con un chaleco blindado entró a una casa de empeño del norte de la ciudad a negociar con unos asaltantes, la liberación de varios rehenes. Al final, la operación terminó con la detención de los delincuentes, sin lesionados, ni balaceras. Esta operación, cabe decir, atrajo un tanto más los reflectores para quien fungía como abogado de la ciudad.
Ahora, luego de ganar la encuesta con márgenes muy amplios, se apresta a ser designado (12 y 13 de febrero) por el Consejo Político del partido que lo postula (recordemos que Mancera no estaba afiliado a partido alguno) y tal vez su capital político estribe en ser una especie de “candidato ciudadano”, una etiqueta que ha sido muy disputada por diversos sectores, pero que la llamada partidocracia (el conjunto de partidos políticos, con registro) se ha negado a permitir, sobre todo que un independiente sea designado si no es por vía de estas instituciones políticas.
Se puede decir que es una constante, en el costumbrismo político de cualquier país, que quien vaya punteando los sondeos de opinión, sea una especie de blanco al que muchos intentarán tirarle. Acaso por ello, una de las críticas que circuló a finales de enero, era que sólo se trataba de un policía y que era un novato de la política. Él mismo enfrentó la circunstancia y aseveró que aunque respetaba el papel del policía en la ciudad de México, obviamente no era el epíteto correcto, pues su experiencia en el campo académico, como maestro de la Universidad Nacional, su doctorado en derecho y su experiencia administrativa, lo avalan como un candidato de gran peso, con el que los habitantes de la urbe simpatizan, pues ven en él a un futuro jefe de Gobierno, con experiencia, conocimiento, habilidad, cautela y sentido de la oportunidad, es decir, muchos instrumentos para sacar un gobierno, de por sí complejo y plagado de retos.
Del activismo, al poder político. En consecuencia, la disputa por la ciudad se pondrá interesante, luego de que el 11 de enero, el Partido Acción Nacional anunciara que su postulada sería Isabel Miranda Torres. Una mujer que los ciudadanos empezamos a conocer en febrero de 2006, cuando aparecieron los primeros espectaculares para localizar a los secuestradores de su hijo Hugo Alberto Wallace y los medios dieron cuenta de ello, pues no era común que una mujer sola, cuasi indefensa, dijera que iba a emprender una búsqueda de estos delincuentes, hasta lograr su captura. El desafío fue lo que llamó la atención, pues el aparato de seguridad pública y el de justicia, se habían mostrado ineficaces ante tal empresa.
Luego la vimos hacer un impecable trabajo judicial. Localizó y logró que fueran detenidos seis de los secuestradores. Esta mujer, admirable, también creó una organización (Alto al Secuestro) y entonces muchos reconocieron su labor como activista social, por su decisión de enfrentar al sistema. Sin embargo, hoy muchos de esos admiradores se sienten un tanto defraudados y critican que haya aceptado ser la candidata del PAN a la Jefatura del GDF, pues este partido representa, paradójicamente, a la estructura burocrática y corrupta contra la que luchó.
Ella simplemente se limita a responderles: “A mí no me tragó el PAN, ni me está utilizando: yo soy la que lo estoy usando para evitar que el PRI vuelva a ser un poder totalitario.
Isabel Miranda Torres (aunque use el “de Wallace”, por ser el apellido de su marido, un hombre de negocios del que estuvo separada un tiempo, debido a que no deseaba que siguiera en su lucha) “sigue siendo la misma”, expresa y volvió a ser noticia, cuando Gustavo Madero, presidente nacional del PAN, anunció que sería la candidata de este organismo.
No es leyenda urbana que en un organismo en el poder, como un partido político, no pase nada, sin que antes sea avalado por el presidente de la república. Cuentan que Felipe Calderón dio su respaldo, cuando en Los Pinos, en el mes de noviembre, la dirigencia le anunció que según las expectativas su partido no ganaría nada y estaba en peligro hasta de perder las dos delegaciones que capitanea desde el año 2000. Entonces, Calderón dio su refrendo para que esta mujer a la que le entregó el Premio nacional de Derechos Humanos fuera la abanderada para dirigir los destinos de la ciudad.
Se advierte que esta mujer no las tendrá todas consigo, pues las principales críticas a su persona son que no cuenta con la experiencia suficiente, ni ha tenido cargos de responsabilidad pública y mucho menos ha estado sometida a largas exposiciones con los tiburones de la política, en su propio terreno. Pues no es lo mismo exigirles resultados desde su papel de luchadora social, que estar siendo dominada por la presión social de responder a todas las expectativas que en su campaña ofrezca como soluciones.
Otro punto, donde acaso salgan a relucir aspectos oscuros de la trayectoria de doña Isabel, sean sus negocios, donde ella asegura no ha tenido como proveedores a entes gubernamentales, cuando algunos testigos que la conocen de cerca, argumentan lo contrario. Luego entonces, el tráfico de influencias es un delito hasta penal, que puede ser de graves consecuencias para su etiqueta de luchadora social e incorruptible.
Vieja loba de mar. La tercera alternativa para los votantes, será la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, una mujer casi sesentera quien ha sido gobernadora de su estado (Tlaxcala 1987-1992) y quien ha ocupado una gran diversidad de cargos públicos, como subsecretaria de Gobernación y de la Reforma Agraria, así como diputada federal en diversas legislaturas. Su carrera política la inició a los 21 años, cuando fue electa como diputada local en el Congreso de su entidad y ha sido también secretaria general y presidenta del Partido Revolucionario Institucional, en donde sus logros no fueron altamente calificados, al grado que durante su gestión ocurrieron graves anomalías en los congresos estatales.
A pesar de todas sus encomiendas, probablemente no sea la mejor candidata de este partido que gobernó siempre los destinos de la ciudad, hasta que en 1997 la postulación se realizó por primera vez a través de una elección democrática, en las urnas y con ello perdió este importante cargo.
Resulta que en el ánimo popular, se trata de una mujer que es digna representante del viejo sistema y ello le puede restar votos importantes, pues a este régimen le atañe, entre otros males, la corrupción, el autoritarismo, el cinismo de la alta burocracia y el abandono y la apatía que ha caracterizado a una parte de la administración pública. Además, en su currículo no puede presumir de que en su gestión pública la ciudad y sus habitantes hayan mejorado su calidad de vida y a mucho menos les haya proyectado acciones de bienestar.
A la fecha, Paredes no ha realizado muchas apariciones públicas, con excepción de 50 anuncios espectaculares que ha mandado sembrar en diversos edificios de la ciudad y algunos programas noticiosos en donde ha expresado sus deseos de competir, aunque ciertos comentaristas, como Carlos Puig, la han maltratado duramente, imputándole que bajo su gestión en el PRI, los congresos locales de 16 estados echaron abajo sus legislaciones en las que existía la interrupción de embarazo.
Se puede deducir que dentro de esta controversia destaca el papel jugado por la Iglesia y grupos como Pro Vida, con una campaña sumamente agresiva contra el aborto, y por otro lado, principalmente, ciertas organizaciones no gubernamentales, a las que se sumó el PRI, cuando la señora Paredes lo dirigía. Ella, por supuesto, se desmarcó y asumió que las iniciativas fueron por cuenta del PAN, a las que sumaron los diputados de su partido y si ella era la líder, se le atañe una gran responsabilidad, a pesar de ser calificada como liberal.
En consecuencia, estos son los actores de la contienda que tendrá como epílogo la llegada a las urnas por parte de los votantes. Hasta el instante de escribir estas líneas todavía ninguno de los tres es candidato oficial, debido a que el Tribunal Electoral del DF ha dicho que se requiere llenar la fórmula de que los consejos políticos de las diversas estructuras partidarias ratifiquen estos nombramientos, lo que se traduce a un simple formulismo.
La importancia de la capital. Además de las elecciones para presidente de la república, el 1 de julio se realizarán comicios para gobernador en seis entidades federativas y habrá elecciones para jefe de Gobierno en el Distrito Federal. De entre todas las elecciones que coinciden con la federal sin duda ésta de la capital reviste una importancia especial para las tres fuerzas contendientes, no sólo porque es donde se asientan los poderes federales, sino también porque después del estado de México, el DF es la entidad con el mayor número de votantes.
Se puede decir que la señora Wallace y su campaña es la que tiene más expectantes a los citadinos, debido a que Isabel nunca se había involucrado en actividad alguna que tuviera que ver con la administración pública o la política y mucho menos con una contienda de esta naturaleza.
Por cierto, en la encuesta en que se le preguntó a los entrevistados si les parecía que había sido una decisión acertada por parte de la señora Wallace aceptar la candidatura del PAN, 52% dijo que sí, que la decisión había sido la correcta no obstante que 55% considera que su experiencia no la hace una persona capacitada para gobernar el Distrito Federal, pero a la mayoría le queda claro que con su candidatura Acción Nacional incrementó sus posibilidades de competir con Miguel Ángel Mancera y con Beatriz Paredes.
Lo interesante a destacar es que la entrada en la competencia de Wallace es un golpe directo a Beatriz Paredes, puesto que el aspirante de izquierda Miguel Ángel Mancera es ahora el candidato mejor posicionado para competir por la Jefatura de Gobierno: es el único que supera en preferencias a Paredes y a Wallace juntas, quien contará con la desventaja de aparecer en las boletas electorales como Isabel Miranda Torres, un nombre que muchos electores no identifican.
Mientras tanto, se habla de que por primera vez en la historia de la ciudad, dos personajes ciudadanos se enfrentarán a una vieja loba de mar y hasta el momento las encuestas tienen arriba al PRD, con 31%; le sigue el PRI, con 12% y el PAN, con 8%. Sin duda la elección por la Jefatura de Gobierno es como una cinta de suspenso: falta mucho por ver, todavía.
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