Redacción. En el informe de resultados de la fiscalización a la Cuenta Pública 2014, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), reportó que persisten opacidad e irregularidades recurrentes en el manejo de los recursos asignados año con año a la Cámara de Diputados y al Senado de la República.
Esto, en lo referente a las asignaciones a los grupos parlamentarios y en especial, en la entrega de subvenciones de carácter extraordinario a los mismos.
En el caso de San Lázaro, el órgano fiscalizador destacó que existe una limitada rendición de cuentas en cuanto a la entrega de subvenciones o partidas extraordinarias a las distintas bancadas.
Identificó que los congresistas suelen no presentar documentos que comprueben el uso del presupuesto y se justifican con el argumento de que está en marcha el proceso de reorganización administrativa, ya que cuando ese propósito se cumpla, habrá mayor transparencia.
Detalló que en 2014, los diputados se otorgaron de manera irregular y sin justificación, una subvención extraordinaria de 250 mil pesos por legislador, lo que implicó un gasto de 125 millones de pesos.
De igual modo, encontró que en 2014, los diputados gastaron mil 944 millones 420 mil pesos, casi dos mil millones de pesos en las partidas de “Asignaciones para el cumplimiento de la función legislativa” y “Otros Subsidios y Subvenciones”, equivalentes al 26.5 por ciento de presupuesto total del 2014.
De dichos recursos, el gasto más fuerte fue para “Subvenciones”, con mil 135 millones 634 mil pesos; en “Apoyo para transporte” se utilizaron 224 millones 394 mil pesos y en “Gastos de Asistencia Legislativa”, 274 millones 252 mil pesos.
Tales montos se usaron de modo poco claro, pues “no se proporcionó la documentación que sustenta la aplicación de los recursos otorgados y por tanto, no se contó con la información que permitiera evaluar la razonabilidad del gasto o comprobar que los recursos se ejercieron en trabajos legislativos. Por lo anterior, persiste una limitada rendición de cuentas en el ejercicio de los recursos por concepto de Subvenciones”, indicó la Auditoría.
En el caso del Senado de la República, la ASF hizo énfasis en el constante incremento de las asignaciones a las fracciones parlamentarias, que en 2014 fue de más del 55 por ciento.
Dicho aumento se generó de manera irregular, pues los senadores optaron por distribuir entre sus bancadas, recursos que debían gastarse en rubros distinto; aunado a que se desconoce si el dinero se empleó en labores legislativas.
Detalló que los senadores no comprobaron debidamente la asignación de mil 307 millones de pesos en “Asignaciones a los Grupos Parlamentarios”, cifra equivalente a la tercera parte del presupuesto total del Senado
“No se proporcionó la documentación que sustenta la aplicación de los recursos por un monto de mil 307 millones 240 mil pesos que representó una tercera parte del presupuesto total ejercido por la Cámara de Senadores, los cuales fueron otorgados por medio de la partida 39903 “Asignaciones a los Grupos Parlamentarios” y, por tanto, no se contó con la información que permitiera evaluar la razonabilidad del gasto, o bien, comprobar que los recursos se ejercieron para llevar a cabo los trabajos legislativos”, planteó el órgano fiscalizador.
De igual modo, encontró que en 2014, se transfirieron 65 millones de pesos para el pago de boletos de avión, a fin de cubrir cuatro “viajes redondos” al mes durante periodos de sesiones ordinarias y dos viajes de ese tipo durante los recesos.
Indicó que pese a la inversión en la nueva sede senatorial, a fin de dejar de pagar rentas por el uso de otros inmuebles, en 2014 se destinaron 17 millones de pesos por el uso de la llamada “Torre Azul”, en la que se encuentran oficinas de la bancada del partido Acción Nacional (PAN).
Al revisar las cuentas en la Cámara de Diputados, la Auditoría refirió que en junio del 2014, se acordó con la Secretaría de Hacienda traspasar 500 millones de pesos al Ramo 33, correspondiente a “Provisiones Salariales y Económicas”.
De dichos recursos, cerca de 291 millones se utilizaron para los propósitos acordados, es decir, en conservación, mantenimiento, reparaciones, mobiliario, equipo, materiales y otros conceptos asociados.
Sin embargo, poco más de 209 millones de pesos se usaron en rubros distintos; aunado a que se registró un aumento en el gasto corriente en el recinto, como gastos de comunicación social, publicaciones, telefonía, asesorías, peaje, vehículos, alimentos, obsequios por más de 900 mil pesos, vales, eventos, publicidad y pago de honorarios.
Entre otras anomalías, los diputados incurrieron en prácticas como no reportar a la Secretaría de Hacienda (SHCP) la captación de dinero por la vía de “ingresos no presupuestales”; no comprobar la aplicación de “recuperaciones” económicas; pagos de honorarios excesivos; poca racionalidad en el gasto; contratación de parientes y familiares en algunos grupos parlamentarios.
También incurrieron en el pago de sobreprecios a proveedores; contratación irregular de bienes y servicios; proyecciones inadecuadas y duplicadas de recursos para viáticos; incumplimiento en la presentación de reportes sobre resultados de los viajes de los diputados; inconsistencias en la comprobación de viáticos; uso irregular de recursos para el pago de peaje; e irregularidades en la justificación de inasistencias.
Al igual que en San Lázaro, en el Senado, la revisión al gasto durante 2014 arrojó inconsistencias, irregularidades y opacidad en las asignaciones millonarias a las bancadas; poca racionalización del gasto y falta de austeridad; erogaciones sin comprobar; pagos injustificados de compensaciones salariales a personal de honorarios; desvió y transferencias de recursos asignados a mantenimiento, remodelaciones y obras, hacia las fracciones parlamentarias; asignación injustificada de subvenciones extraordinarias; e incremento en las subvenciones ordinarias.
(Con información de MVS).
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