“Estética del prodigio” indaga en fenómenos del México del Siglo XIX

Notimex. De María Emilia Chávez, maestra en Letras Mexicanas por la UNAM y miembro activo de la Asociación UC-Mexicanistas (Intercampus Research Program), así como profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Cal y Arena lanzó al mercado el libro “Estética del prodigio”.

También autora del lúcido epítome “La canción del hada verde. El ajenjo en la literatura mexicana 1887-1902” (UNAM, 2012), Chávez Lara comienza su “Estética del prodigio” recreando, con rigor literario, destreza en el tejido de ideas y seriedad de historiadora, la fascinación por los fenómenos y portentos que experimentó el México del Siglo XIX.

Le bastaron 137 páginas para poner en claro que “en cualquier momento de nuestra vida podemos ser el malvado, el cobarde, aunque también el otro, el héroe, el santo. Lo cierto es que mientras exista el asombro, existirá la esperanza”.

Y hace recordar la sapiencia de Octavio Paz (1914-1998), siempre con todo el respeto que merece el influyente Nobel de Literatura Mexicano.

Si Octavio Paz reivindica el olvidado asombro de estar vivos, ella nos lleva por un mundo de maravillas, espantos y monstruos que podrían ser nuestro espejo y otredad. Muestra la magia de la ciencia: Portentos que causan vértigo en el alma y hacen comprender a Jules Supervielle al decir: “Con su aspecto perfectamente natural, lo sobrenatural nos rodea”.

El escritor mexicano Armando González Torres ha escrito: “María Emilia Chávez Lara comienza recreando con destreza y seriedad de historiadora, la fascinación por los fenómenos y los portentos que experimentó el México del siglo XIX”, como quedó asentado líneas arriba. Y prosigue hablando de los albores de la ciencia teratológica en México”.

El mismo refiere que “finaliza reflexionando sobre la confinación del cuerpo anómalo y la alteridad aterradora como un mecanismo de exclusión de todo aquello que no se ajuste dócil y estrictamente a la norma estética y social.

“Más allá de lo significativo de la tesis, lo más importante son los giros de estilo y la soltura con que la autora se desenvuelve”, asegura González Torres.

Lo hace en muy distintos tonos de escritura, “ya sea la evocación puntual, la fabulación narrativa, o las intervenciones personales con su delicioso toque de humor y ligereza”, concluye el poeta y ensayista, ganador del Premio Nacional de Poesía “Gilberto Owen” (1995) y el Premio Nacional de Ensayo “Alfonso Reyes (2001).