Notimex. Poeta apasionada, destacada crítica literaria y traductora, Isabel Fraire es recordada como una figura influyente en el arte y la literatura de México a partir de los años 60 y hasta la fecha de su muerte, ocurrida el 5 de abril del 2015.
Fraire nació en Monterrey, Nuevo León, el 30 de julio de 1934 pero realizó sus estudios profesionales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital mexicana.
La Enciclopedia Mexicana de Escritores refiere que su experiencia en el mundo de las letras incluye colaboraciones en revistas como “Universidad de México”, “La semana de Bellas Artes”, “Proceso”, “Diálogos”, “Plural”, “Siempre!”, “México en la Cultura”, “Unomásuno”, “Sábado” y en la Revista Mexicana de Literatura.
En una entrevista difundida por la Secretaría de Cultura federal, la poeta recordaba que escribió su primer poema a los 15 años, de ahí que para ella la poesía era intrínseca a la experiencia de vida.
“Soy poeta porque desde joven he necesitado un medio sencillo, directo y expresivo que me permita plasmar mis ideas, pasiones, desazones, lo mismo en un autobús, que en la servilleta de la mesa de un café. La poesía es una buena compañía, siempre dispuesta a abrir sus brazos”, dijo en alguna ocasión.
De acuerdo con conocedores de su obra, entre las más destacadas figuran “Sólo esta luz” y “Poemas en el regazo de la muerte”, por la que recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1978.
Octavio Paz (1914-1998) alguna vez describió la poesía de Isabel Fraire como “un continuo volar de imágenes que se disipan, reaparecen y vuelven a desaparecer… Su claridad es la diafanidad de la atmósfera en la altura, no la ensimismada del Lago”.
La política fue constante en su obra, los acontecimientos sociales interesaban a la poeta y reflejó en versos su sentir y pensar sobre la realidad de sus tiempos. Fraire creía que en México la tradición de la poesía política como medio de expresión se encontraba profundamente arraigado a nuestra cultura.
Mujer de mundo, radicó en España, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, donde era reconocida entre la comunidad literaria de Nueva York. Creía que viajar y conocer nuevos lugares era el mejor ejercicio para el poeta, pues entrar en contacto con espacios y gente inspiraban la palabra escrita.
Durante muchos años se dedicó a la traducción literaria por la cercanía materna a la lengua inglesa, entre sus traducciones al español se cuentan autores como Ezra Pound (1885-1972), T. S Eliot (1888-1965), Wallace Stevens (1879-1955), E. E. Cummings (1894-1962), Wystan Hugh Auden (1907-1973) y W.C. Williams (1883-1963), entre otros.
A pesar de que su obra abarca temáticas variables y algunas hasta distantes, su poética manifiesta pasión por los placeres cotidianos y las grandes preocupaciones de la vida, el amor, los viajes, el arte, la política y la familia.
De acuerdo con información de su página web oficial, Fraire aportó la poesía contemporánea una obra que se caracterizó por “poseer un tono desgarrado y angustioso que indaga la condición de ser mujer, rasgo que la ubicó junto a escritoras como Emma Godoy, Rosario Castellanos, Margarita Paz Paredes, Dolores Castro y Griselda Álvarez”.
Al respecto, el narrador y ensayista René Avilés Fabila destacó que Fraire fue una enamorada de la poesía, poeta ella misma desde su adolescencia, con una especial sensibilidad y periodista de altos vuelos.
Ella misma alguna vez sentenció, “mientras hay vida hay temas para ser plasmados en palabras, me considero afortunada”. El 5 de abril del 2015, Isabel Fraire falleció en la Ciudad de México tal como vivió toda su vida, enamorada de la poesía.
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