Redacción. Tras 63 años de historia, anoche el teatro Arlequín bajó el telón definitivamente con la escenificación de La dama de negro, que hace 22 años se presentó ahí por primera vez.
Los recuerdos se repetían sobre las innumeables puestas en escena, que ahí se vieron, con testimonios del hecho con las placas colocadas en la pared. Nombres y más nombres de actores, directores, innumerables los trabajadores de diferentes disciplinas, utileros, tramoyistas, iluminadores… que son los que no se ven y siempre son citados al final de la develación de las placas por equis número de representaciones.
No obstante, no hubo tristeza, menos lágrimas. Sobre los escombros del histórico recinto se levantará otro teatro, uno con mayor capacidad en sus butacas y en sus servicios. La dulcería del Arlequín era pequeña, tanto que apenas y había gomitas y chocolates. Siempre se recordará ese detalle.
En la marquesina quedaron para el recuerdo los anuncios de que ahí se presentaba La dama de negro.
Noche de júbilo
Jorge Ortiz de Pinedo develó la placa. Afirmó: Es una suerte que al Arlequín lo haya comprado gente de teatro, que tiene la intención de abrir otro escenario. ¡Eso es lo fantástico! Debería haber una ley en México para que foro que sea derruido, derrumbado o cerrado, sea suplido con otro. Es más, que por cada teatro que se tumbara se levantaran dos, como los árboles. Muchos espacios se han perdido porque los han tumbado, cerrado, abandonado. En lugar de ser una noche de tristeza, creo que es de júbilo, ya que se hará un teatro más grande. Esto es increíble. Parece que van a conservar el nombre de Arlequín y las placas aquí instaladas las van a volver a colocar
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Es parte de la historia escénica de México desde 1953, en que abrió sus puertas. Aquí trabajaron actores muy importantes, con obras divertidas y temporadas larguísimas. La puesta La hora soñada, que es con la que se empezó aquí, tuvo mil representaciones, ¡en los años 50! Llegar a las cien era un heroísmo. Fue el éxito de los Haro Oliva de hacer un teatro interesante, vivo, divertido, picante, pero jamás grosero, nunca obsceno. Con límite. Era el famoso vodevil francés, siempre muy elegante.
Ortiz de Pinedo añadió: “Aquí trabajé varias veces y creo que este es el justo homenaje para Antonio y Nadia Haro Oliva. El coronel le hizo este teatro a ella, en lo que era el jardín de su casa. Para ella, que era actriz, muy bella. ¡Qué historia de amor!
“De repente, Víctor Moya, a quien tuve el gusto de conocer, convenció a Nadia para que fuera actriz; era francesa. De ahí le surgió el amor al teatro. Así siguió, hasta que le vendió el teatro a (Alejandro) Calva y a Carlos Bracho. Me da tristeza que se cierre esta sala, pero me alegra que se hará otra, nueva. Yo aquí trabajé en una obra con Luis Jimeno, Gustavo Rojo, Nadia Haro Oliva, Cristina Moreno, Jorge Fink. Fueron puestas en escena como Contigo sí y Salsa picante. Aquí las risas se escuchan, porque es un teatro chiquito, que en un principio sólo tenía 120 butacas. Cuando le pusieron el segundo piso aumentó a 200. Aquí enfrente estaba el teatro Sullivan, en otra época el teatro Caballito. Ahora más allá está el teatro Milán. Es pura nostalgia.
“Otra cosa notable es que La dama de negro les haya dado el dinero para comprar el teatro. De esta obra he develado dos placas y con la de hoy, tres”, concluyó Ortiz de Pinedo antes de irse para seguir viendo la puesta en escena.
Así, dentro de 18 meses se abrirá el Nuevo Teatro Arlequín.
Acabada la función, el productor y ahora ex propietario del Arlequín, Alejandro Calva, ostensiblemente emocionado, señaló: Es una sensación muy extraña cerrar este espacio donde empezamos, donde conocí a toda la gente con la que trabajo; que sea el fin de un ciclo para dar vida a uno nuevo, mucho más grande, mucho más potente, en un lugar privilegiado de la Ciudad de México y dándole vida a un teatro icónico para una nueva etapa
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Anécdotas de despedida
Entre anécdotas se despidió al foro. Se recordó la caída de Germán Robles, famoso por su papel de Drácula, quien se fracturó; a Otto Sirgo, cuando se le ocurrió decir que en el segundo piso se veía mejor una obra y esa parte se llenó, pero la de abajo tuvo pocos asistentes…
Subieron al escenario el actor Carlos Bracho; el delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, quien anunció una inversión millonaria en los alrededores del monumento a la Madre, en la calle Villalongín, en el jardín, para hacer de esa parte de la demarcación una zona cultural, la mejor no sólo de la Ciudad de México, sino de Latinoamérica. Eso mereció un aplauso colectivo.
El nuevo teatro tendrá 800 butacas, y habrá otra sala con 300 localidades. Será parte del corredor cultural Condesa-Roma-Juárez-Tabacalera; abarca la reapertura del Frontón México el próximo 20 de noviembre. El presupuesto será de aproximadamente 100 millones de pesos, anuncio Monreal.
Al final, actores, empresarios, funcionarios y público brindaron por el adiós y la bienvenida del nuevo teatro Arlequín.
(Con información de la Jornada)
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