Redacción. Si la cinta El buen amigo gigante hubiera sido dirigida por cualquier otro cineasta que no fuera Steven Spielberg, hubiera resultado una grata sorpresa por el cúmulo de ternura y amor que se muestra a pesar de los largos momentos de tedio, sin embargo, al tratarse de uno de los mejores directores del mundo, por no decir de la historia, no podemos aceptar del todo que esta golosina para niños y adultos tenga tantas faltas en el ritmo de su historia. Con este filme Spielberg retoma la misma fórmula utilizada en E. T. más de tres décadas atrás, con más o menos variaciones, que la tecnología actual permite, y pese a la luminosidad del mensaje, las escenas visualmente llamativas o los destellos de carisma de la niña protagonista, siempre te dejará una impresión de falta de magia para que sea inolvidable como el clásico de los años 80.
Para este filme, Spielberg se vuelve a dejar atrapar por el mundo de la fantasía posiblemente para despejar la intensidad de los dramas mostrados en los últimos años con Lincoln (2012) y El puente de los espías (2015) en los que demostró el alto nivel de oficio como realizador, hace un lustro hizo lo mismo con la animación de Las aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio (2011). Esta ocasión se dejó seducir por el encanto del cuento de Roald Dahl, que anteriormente había sido llevado al cine de la mano del británico Brian Cosgrove a través de la animación, en 1989.
El cuento tiene una premisa encantadora. Narra las peripecias de Sofhie (Ruby Barnhill), una niña huérfana de 10 años que una noche conoce por curiosidad conoce a un bondadoso gigante (Mark Rylance) al que ella llama BFG (las siglas de Big Friendly Giant) que se encarga de hacer soñar a los niños.
Ante el temor de que la niña delate su existencia, el gigante decide llevarla y conocer las maravillas y peligros del País de los Gigantes, pronto Sophie se da cuenta que se trata de un personaje amable y encantador. Sin embargo la presencia de Sophie en el País de los Gigantes se vuelve un peligro porque el resto de los gigantes han decidido comerse a todos los niños y solo Sophie y el Buen Amigo Gigante los pueden detener.
La película tuvo su estreno en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes fuera de competencia y se convirtió en la primera película de Spielberg para la casa Disney y posiblemente ahí recae la mala conexión creativa que provoca que el filme resulte un poco forzado en la estética y desarrollo.
Un fallido intento. Si consideramos que para la emotividad que ha podido lograr en filmes anteriores (aunque también sabemos que es un director que suele hacer una obra maestra y luego un par de filmes medianos), esta película resulta fría e incapaz de cautivar al espectador del todo. Las pinceladas técnicas para recrear un mundo de fantasía no bastaron para lograr transmitir la fascinación que se esperaba.
Incluso resulta mediano el trabajo del recién galardonado con el Premio Oscar a Mejor Actor de Reparto, Mark Rylance por El puente de los espías, que no parece encontrar mucha química con una Ruby Barnhill que resulta poco menos que carismática.
No hace falta hablar de la maestría de Spielberg al momento de afinar el detalle de cada encuadre y movimiento de cámara pero poco le resulta para conectar al público en una película en la que es necesario crear empatía para transmitir sentimientos tan nobles como el mensaje de amistad y amor o la reflexión sobre la soledad o el maravilloso detalle narrativo del árbol de los sueños. El filme se queda en un relato mágico hecho con muy poca pasión. Extrañamos al gran Spielberg.
Taxi Teherán
Director: Jafar Pahani (Irán, 2015)
El cineasta Jafar Pahani es uno de los herederos del recientemente fallecido maestro Abbas Kiarostami y en este filme demuestra su creatividad para adentrarnos a una ciudad que brilla por lo misteriosa y caótica. A través de un ingenioso malabar cinematográfico, Pahani se convierte en el conductor de un taxi que nos muestra a través de las conversaciones de sus pasajeros la idiosincrasia de su entorno social. Es un falso documental llevado con ironía que al mismo tiempo es una crítica social, es una lección cinematográfica (particularmente en la charla que tiene con su sobrina). El filme ganador del Oso de Oro (2015) que entrega la Berlinale llega a las salas de cine nacionales para mostrarnos que aún hay formas diferentes de explorar las historias en el cine. Un filme que a pesar del humor no pierde de vista la profundidad del mensaje.
El comienzo del tiempo
Director: Bernardo Arellano (México, 2014)
Una película que reflexiona sobre los ciclos de la vida a través de la historia de Antonio y Bertha, una pareja de ancianos que padecen una serie de problemas cuando les retiran su pensión a causa de la crisis financiera en el país. Abandonados por sus hijos, enfrentan la necesidad de subsistir solos vendiendo sus pertenencias, vendiendo tamales o robando del supermercado. La vida de los personajes cambia cuando Jonás, uno de sus hijos, y Paco, su nieto, se cruzan nuevamente en el momento más inesperado. El cineasta mexicano Bernardo Arellano utiliza a actores no profesionales (y se nota en la pantalla) en este filme que a través de un drama con tintes de comedia y humor ácido explora temas como los problemas económicos del país afectan a nuestros viejos, la desidia de la juventud y las condiciones sociales de la época. Una película alejada de las historias comunes, con mucha ternura en el regazo.
Janis: Chica azul
Director: Amy J. Berg (EU, 2015)
Siempre ha resultado atractivo entrar en la vida de los grandes músicos de la historia, pero pocos filmes como este documental con tanto corazón y lejos de ninguna pretensión que la de contar simple y llanamente la historia de Janis Joplin sin caer en el morbo de las especulaciones sobre su muerte. Los personajes que aparecen en la pantalla, más que dar testimonio sobre la vida de la cantante, se muestran como testigo de la brillantez de un personaje que emprendió su camino con salvajismo metida entre el libertinaje y la melancolía. Un merecido homenaje para una de las voces icónicas del rock que además tiene como plus a la artista Cat Power como narradora en primera persona de Janis Joplin que narra su camino al estrellato a través de las cartas que Joplin escribió durante años a sus familiares, amigos y colaboradores, antes de entrar al club de los 27. (Con información de www.cronica.com.mx)
No Comments
Comments for El buen amigo gigante: La poca pasión del gran Spielberg are now closed.