Redacción. “No he hecho más que mi deber”, dijo el dramaturgo, ensayista y poeta, José Ramón Enríquez, quien el jueves por la noche recibió la Medalla Bellas Artes 2016, máxima presea que entrega el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Aunque confesó sentirse agobiado y abrumado, José Ramón señaló que el galardón le fue entregado dos días después de cumplir 71 años, lo cual significa muchas cosas pues además de celebrar un año más de vida, festeja sus años de trayectoria. “Significa que pasaron ya muchos años y esperemos que queden muchos más por delante”.
El dramaturgo indicó que su labor como escritor no para, tan es así que planea que dos de sus obras sean montadas en 2017. Una estaría bajo la dirección de Luis de Tavira, y la segunda, Divina despierta, estaría a cargo de Tito Vasconcelos. “esta segunda será en un tono completamente distinto”, aseguró.
El galardón le fue entregado de manos de María Cristina García Cepeda, directora general del INBA, en una ceremonia en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, espacio en el que estuvieron personas que lo admiraban y, en algunos casos, con quienes ha trabajado.
García Cepeda dijo sentirse contenta por poder reconocer los 50 años de trayectoria de José Ramón Enríquez. “Es un honor para mí estar aquí para reconocer los méritos y trayectoria artística de José Ramón Enríquez. Un hombre cuya obra ha enriquecido tanto. Para él, la lírica es una especie de monólogo interior, y la dramática, poesía dialogada”.
La funcionaria también comentó la labor del dramaturgo con su asociación Teatro Hacia el Margen, con la que promueve el teatro. Además, habló de la relación entre José Ramón Enríquez y la obra de Federico García Lorca, por lo que citó: “Federico García Lorca afirmaba que la poesía se humaniza en el teatro. José Ramón Enríquez encontró en el teatro y la poesía su forma de ser en el mundo. Ha expresado, que el teatro también es para él, una liturgia laica, un ritual”.
Otro de los presentes en el acto fue Antonio Crestani, quien lo definió como un hombre universal. “Un sabio que conoce sus limitaciones y que es capaz de enfrentarlas con gran rigor autocrítico y una ética intachable”.
Crestani recordó cuando el galardonado debutó como actor. “ Era el año de 1967, el mismo en el que nací, por ello me gusta pensar que existe un sino escénico entre nosotros”.
Además de traer a colación las enseñanzas que le ha dejado Enríquez, Antonio Crestani habló de Las Visiones del Rey Enrique IV, obra de la cuál declamó un fragmento en el que, en su opinión, está contenido lo que es su obra. “José Ramón hace aparecer al monarca de Castilla, cinco siglos después de haber vivido, y en el centro del proscenio de un teatro en la Ciudad de México, para dirigirse a los rostros del público del nuevo milenio que, con dificultad, trata de distinguir”.
Luis de Tavira le dedicó unas palabras en las que, entre otras cosas, recordó lo crucial que fue que Enríquez haya nacido en 1945, pues fue cuando, a causa de la Segunda Guerra Mundial, estalló la bomba atómica.
De Tavira hizo énfasis en el objetivo del trabajo de Enríquez, pues al tener conciencia de la realidad, busca a través de su trabajo, la construcción de la conciencia.
Durante la entrega del galardón se proyectó un video en el que personalidades como el sociólogo Roger Bartra, el actor Jesús Ochoa, el director de escena Mauricio García Lozano, el escritor Ignacio Solares y la actriz Eugenia Leñero, entre otras, hablaron sobre su experiencia con José Ramón Enríquez, pero sobre todo la importancia que tiene para la cultura mexicana.
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