Agencias. El deporte es un fenómeno que puede tocar las fibras de cualquier persona, sin importar su estrato social, militancia política o religión.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano definió así su pasión por el futbol: “Un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de creencias, pero nunca puede cambiar su equipo de futbol”.
Un novelista que a los 17 años jugó en el Racing Universitario de Argel fue Albert Camus, quien se hizo famoso por su libro “El extranjero”.
Ya no pudo ser arquero de aquella escuadra porque la tuberculosis se lo impidió, pero el estar en la cancha lo marcó a tal grado que su máxima de vida fue: “Todo cuanto sé con mayor certeza de la moral y de las obligaciones de los hombres, se las debo al futbol”.
Vladimir Nabokov fue otro que mostró su pasión por el balompié. El literato ruso fue guardameta mientras cursaba sus estudios en la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
Fue tanto el cariño que tuvo por esa posición, que siempre que terminaba alguna conferencia o alguna charla de café defendía a capa y espada la labor que jugó en su juventud.
“El trabajo de portero es como el de un mártir o el de un saco de arena. Por eso se debe valorar”.
Gabriel García Márquez fue otro escritor que jugó como guardameta en los barrios de Barranquilla. Al ser también periodista, en su crónica llamada “El juramento” sacó a relucir el amor por el Atlético Júnior.
“Si los jugadores del Júnior no hubieran sido futbolistas, sino escritores, me parece que el maestro griego Heleno habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas”, consideró.
Pluma atlética
Ernest Hemingway fue todo un atleta durante su juventud. El estadounidense practicó tiro deportivo, fue seguidor de la pelota vasca, pero sobre todo practicó el boxeo.
Esto siempre lo dejó de manifiesto con frases como: “Sólo existen tres deportes: el toreo, las carreras de coches y el montañismo. El resto son simples juegos”.
La escritora británica, quien es una de las reinas del suspenso y de novelas de crimen más vendidas, Agatha Christie, tiene un dato poco conocido, pues fue una de las primeras mujeres que tomó su tabla de surf y se metió al mar para hablarse de tú con las olas.
En sus memorias contó que ese amor por el mar y por ese deporte surgió en Sudáfrica y todo por mantener un equilibrio en su vida emocional.
El novelista japonés Haruki Murakami se puso como meta bajar de peso y comenzó a recorrer largas distancias. Tiempo después, ya lo hizo por deporte y cada que podía se inscribía en diversas competencias.
El nipón siempre se consideró un fondista “del montón”, pero lo quiso hacer por una razón que la explica de manera muy sencilla: “La mayoría de lo que sé sobre la escritura lo he ido aprendiendo corriendo por la calle cada mañana. De un modo natural, físico y práctico”.
Conflicto con el balón
No todos los escritores están a favor del futbol, pero sí del deporte. Oscar Wilde dejó una frase que es lapidaria para los jugadores del balompié: “El rugby es un juego de bárbaros practicado por caballeros y el futbol, un juego de caballeros practicado por bárbaros”.
Otro de los escritores que defendieron el ajedrez sobre el futbol fue Jorge Luis Borges: “El ajedrez es uno de los medios que tenemos para salvar la cultura. El ajedrez es hoy reemplazado por el futbol, el boxeo o el tenis, que son juegos de insensatos, no de intelectuales”.
John Ronald Reuel Tolkien, mejor como J.R. Tolkien, quien es conocido por ser el autor del “Señor de los anillos”, en su juventud le gustó mucho practicar el tenis.
El escritor tenía un buen nivel de juego. Practicó el deporte blanco hasta los 40 años, pues cuando disputaba uno de esos partido amistosos con Augus McKintosh, quien tenía 18 años menos, se lesionó la rodilla y eso evitó que Tolkien continuara con su carrera deportiva.
Jack Kerouac autor de libros como “En el camino” fue un amante del futbol americano. Jugó para la Universidad de Columbia, pero una lesión en el peroné lo retiró.
José Gonzalo Vega, amigo de la infancia del poeta Pablo Neruda confesó que el escritor jugó futbol en su infancia, pero que era malísimo. Años después, el chileno escribió un poema titulado “Los jugadores”, en donde mostró su afición por este deporte y en donde reflexiona sobre la vida diaria y los problemas que enfrenta uno de estos elementos en la cancha.
El dato
Amor por el deporte
– 1922: Fue el años en que Agatha Christie se dio cuenta del amor que sentía por el surf.
– Un potro escritor: Félix Fernández fue portero del Atlante en la década de los noventa. A su retiro, escribió el libro “Guantes Blancos”.
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