Agencias. De las seis fosas de la guerra civil que Javier Navarro ha excavado, no le ha fallado ninguna. En todas ha encontrado lo que buscaba este arqueólogo de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Asociación Regreso con Honor. Pero la que comenzó a remover ayer, en lo que se conoce como los Llanos de Corbera o el Peñón Colorado, en Alfacar, Granada, quizás sea su empeño más difícil. Ahí es donde está convencido que se encuentran los restos de Federico García Lorca y de las tres personas que fueron asesinadas y enterradas junto al poeta hace ya 80 años, cuando un escuadrón los fusiló un 17 de agosto de 1936.
“Empezamos ilusionados, pero con la cautela necesaria”, comenta Navarro, desde Alfacar. Es el tercer intento —el segundo en su caso—, desde que pararan los trabajos hace casi dos años en el mismo lugar. Entonces quedaron a escasos metros del terreno donde, tras un concienzudo rastreo con georadares, se detuvieron.
Ahora, con el visto bueno de la Junta, el ayuntamiento de Alfacar y la petición expresa a la Justicia de la familia de Dióscoro Galindo, el maestro asesinado, se reanuda la búsqueda. “Hay muy buena disposición por parte de la consejería de Fomento, nos van a prestar los mejores equipos posibles”, comenta Miguel Caballero, el historiador que ha cimentado la teoría del lugar donde creen se hayan los restos. El primer intento, a unos 500 metros del actual, se hizo en 2009 según las tesis de Ian Gibson. Éste sigue sosteniendo que se encuentra en las inmediaciones del olivo que le señaló hace años un testigo presencial, Manuel Castilla Blanco, alias Manolito el comunista.
El problema, 80 años después, es el terreno en sí. Los pozos junto a los que supuestamente cavaron las tumbas han sufrido todo tipo de alteraciones. Han servido como campo de tiro, circuito de motocross y lo que es más grave, campo de futbol. “Para eso tuvieron que recubrirlo con una gran cantidad de tierra que es la que ahora debemos remover. Nos dificulta mucho la búsqueda, es como encontrar una aguja en un pajar”, sostiene Caballero.
Las etapas de la excavación
En la primera fase, que durará aproximadamente 10 días, se centrarán en todo el montículo del campo deportivo hasta llegar al terreno original. “Después volveremos a rastrear la tierra con los georadares. Es fácil detectar si se ha movido el terreno junto a los pozos en los que pueden hallarse”, asegura Navarro.
Después llega una tercera etapa: otra excavación y la exhumación de los restos. “Siempre a expensas de lo que determine el Juzgado, se solicitará el preceptivo permiso a la Dirección General de la Memoria Democrática (DGMD) de la Junta andaluza para proceder a ello y a su traslado al laboratorio de Medicina Legal de la Universidad de Granada”, anuncia Navarro.
Cuentan con el requerimiento de los familiares de Galindo y también de Juan Arcoya Cabezas y Francisco Galadí, los banderilleros anarquistas. No así de la familia Lorca, que se ha opuesto a la búsqueda de los restos del poeta en varias ocasiones y no han cambiado de parecer hasta la fecha.
Sus sobrinos han reiterado que quieren que se mantenga el lugar tal cual, con su tío como uno más de los cientos de ejecutados que perecieron en los alrededores del barranco de Viznar y Alfacar al principio de la guerra. Fue uno de los parajes donde se ejerció de manera más salvaje la represión franquista y que ha quedado, a nivel mundial, como triste monumento al horror.
El País
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La teoría del asesinato
La teoría de Caballero se sustenta en los testimonios de tres de los ejecutores. En los años setenta, señalaron el peñón del Colorado como lugar exacto del crimen. “Se lo dijeron al hijo del capitán Nestares”, afirma Caballero, quien también se fía de las tesis de Molina Fajardo.
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