Redacción. Definida por su director como una cinta “que observa el mundo a través de la inocencia de un niño que resulta ser genio; relatada con una mirada cómica y algo de sarcasmo para darnos permiso de reírnos de lo que no nos debería dar risa”, “El Jeremías” es la nueva apuesta del cine mexicano que llega a salas de cine de todo el país. Anwar Safa presenta en el circuito comercial su ópera prima como realizador, tras haber competido en la 30ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) y pasar por otros certámenes fílmicos. El largometraje es encantador, original y disfrutable; cuenta la historia de un niño sonorense que resulta estar más avanzado que sus compañeros de la primaria. Ahora el niño deberá definir qué quiere ser de grande; será víctima de bullying, observado con duda por sus propios padres… todo para el deleite de los espectadores, que sabrán divertirse y emocionarse. El director Anwar Safa charló sobre este estreno, en una cinta que le tomó una década de trabajo para poder buscar finalmente la atención del gran público.
—Ha pasado un tiempo considerable desde esa primera función en nuestra ciudad durante el FICG hasta hoy, ¿cuál es la historia del recorrido de “El Jeremías”?
—Aquella función en Guadalajara es la función más especial que he tenido con “El Jeremías”. Ahí la estrenamos. Recuerdo que para mí (la película) había perdido la gracia; la había visto ya cientos de veces en la sala de edición, empecé a dudar de cosas. Y resulta que esa función fue muy gratificante. Desde entonces hemos podido estar en muchos festivales, y me siento afortunado por habernos podido llevar varios premios, la mayoría de la audiencia. Posteriormente, Sony Pictures la ve, y la compañía decide regresar después de muchos años a distribuir cine mexicano con esta película. Me siento muy orgulloso de tener la marca Sony detrás de esta distribución, porque vamos a llegar a muchas pantallas.
—¿Qué has detectado en el público, qué es lo que le gusta a la gente de “El Jeremías”?
—La historia es muy universal, pues habla de la aceptación y la felicidad. Somos felices por ser aceptados por los demás, o al contrario. Y también encontramos a la gente que decide permitirse a sí misma ser feliz. Esa parte que trata sobre cómo somos diferentes y la tolerancia es lo que ha ayudado a que mucha gente conecte con la cinta.
—Hay en la película un balance interesante a nivel histriónico. Encontramos por un lado a un grupo de actores muy reconocidos, con muchas tablas; pero también encontramos rostros nuevos. ¿Cómo consolidas este elenco?
—Bueno, dándole todo el peso a la historia como autoridad creativa. Además, me apoyé en Natalia Beristain como directora de casting y coincidimos en encontrar talento nuevo y fresco. Martín Castro, que hace el papel de ‘El Jeremías’ fue una decisión bastante afortunada, una bendición para el proyecto. Igual con Karem Momo y Paulo Galindo. Y cobijarlos con personas como Isela Vega, Jesús Ochoa o Daniel Giménez Cacho fue bastante acertado.
—¿Cuál fue la parte más complicada del proyecto?
—Tristemente, el financiamiento. Nos tardamos muchos años en conseguir el dinero. Pero una vez que logramos que (las productoras) Tita Lombardo y Mónica Lozano se sumaran al proyecto, todo comenzó a fluir. Ahora, te voy a confesar que, en contraste, me siento afortunado de que haya pasado tanto tiempo. Porque fue hace diez años cuando la guionista Ana Sofía Clerici me propuso la idea. Es decir, en ese momento nuestro ‘Jeremías’ —Martín Castro— apenas estaba naciendo. Y al final pasaron los años necesarios para que nuestros caminos se cruzaran y él pudiera interpretar a Jeremías. Me gusta contar esa anécdota, porque sin Martín la historia pudo haber tomado otro rumbo.
—En estos diez años, ¿el guion se transformó mucho?
Esa década permitió a Ana Sofía reescribir, replantearse cosas, analizar su trabajo. Sí tuvo bastantes versiones. Y siendo mi pareja sentimental, viviendo los dos en la misma casa, de repente el proyecto se convirtió en nuestra vida. Yo siento que Ana Sofía me escribió una historia de la misma forma en que un sastre hace un traje. Para que yo la contara con mi estilo.
—¿Cuál fue la génesis del proyecto hace una década?
—Vimos en la tele un reportaje sobre niños genio que habían ido a un concurso en Japón, eran de bajos recursos, que hicieron grandes sacrificios para estar ahí y poder ganar. Entonces Ana Sofía me propuso crear un relato en ese escenario, con contrastes. Me encantó la idea y ella se puso a escribir un guion muy bonito.
—¿Tuviste alguna influencia directa —películas, realizadores, estilos— que hayan moldeado el aspecto visual o la forma en que está narrada “El Jeremías”?
—Sí, totalmente. Wes Anderson es uno de mis héroes. La historia es la que manda. Y me di cuenta que necesitaba un planteamiento simétrico con una paleta de colores controlada, y eso es algo que me llevo de Wes, que él se lleva de Kubrick… y así nos vamos (risas). Seguro hay algo también de los hermanos Coen, de alguna manera, y de ‘Little Miss Sunshine’.
—¿Qué es lo que el público verá, en tus palabras, cuando este fin de semana vaya y compre su boleto para ver “El Jeremías”?
—Se van a encontrar con una historia honesta acerca de un niño inadaptado, que no encuentra su lugar en el mundo y que, cuando descubren que es genio, emprende un camino para encontrar su satisfacción personal. Es una cinta bastante divertida para todo el público
—¿Tú qué esperas, Anwar? ¿Hay algo que quisieras que pasara con la película?
—Obviamente entre más gente la vea, más satisfactorio es para nosotros. Lo que realmente queremos es encontrar un público y, entre más grande sea, más bonito. Entiendo que en la taquilla todo puede pasar, pero estamos muy entusiasmados.
Paulo Galindo, un padre nada tonto
Aprendizaje y diversión. Son los calificativos con los que Paulo Galindo describe a “El Jeremías”, película en la que da vida a “Onésimo”, el padre de este pequeño niño superdotado.
Además de exponer la inocencia y la inteligencia infantil, Paulo destaca que el filme aborda temas de relevancia cómo el bullying, la unión familiar y los prejuicios que una familia enfrenta al conocer el potencial educativo de su pequeño hijo, de quien esperan los haga ricos y famosos, gracias a su alto IQ.
“En la familia Onésimo es quien tiene el IQ más bajo, el choque con su hijo es fuerte, no entiende muy bien que es superdotado, no tiene la menor idea de lo que significa. Al principio lo ve como un camino para hacer dinero, en el fondo tiene amor por su familia, quiere entender a su hijo, salir adelante”.
(Con información de El Informador)
No Comments
Comments for Más inteligente, imposible are now closed.