Notimex. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que en siete meses quedará concluida la restauración y conservación de la escultura ecuestre de Carlos IV, mejor conocida como El Caballito, luego de haber resultado deñada hace tres años.
En septiembre de 2013, un grupo de ciudadanos denunció a través de las redes sociales que se estaba llevando a cabo una agresiva restauración a la escultura. Ya con el daño consumado, el INAH suspendió los trabajos.
Desde mayo de 2016, la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), emprendió un proyecto para restaurar la escultura ecuestre de Carlos IV y recuperar su estabilidad, unidad y apariencia.
El proyecto es financiado por el gobierno de la Ciudad de México, a través del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México (FCHCM).
Derivado de los estudios complementarios que se llevaron a cabo en los últimos tres meses en el monumento, se identificaron rastros de una capa pictórica verde-marrón con la que el arquitecto valenciano Manuel Tolsá decoró originalmente la estatua, hace más de 200 años, matizando zonas de luces y sombras.
El reconocimiento de esa técnica de acabado es una de las claves que los especialistas del INAH tomarán en cuentapara restituir la unidad visual de la pieza histórica.
El equipo interdisciplinario que se conformó para intervenir la obra en los próximos meses, restablecerá su integridad, enfatizando la estabilización, protección e integración de la superficie metálica, la cual presenta daño en el 45 por ciento debido a diversas intervenciones a lo largo de los años, incluyendo la de 2013 que aplicó un tratamiento inconveniente a partir del uso de ácido nítrico.
También se realizarán trabajos por daños provocados por el medioambiente y el vandalismo. Cabe destacar que la escultura incluso tiene un disparo en el pecho propinado en algún momento de su periplo del Zócalo a la antigua universidad pontificia (hoy sede de la SCJN) la esquina de Reforma y Bucareli y su actual sede en la plaza Manuel Tolsá.
La escultura mide casi 5 metros de altura, alrededor de 5 metros de largo y un peso estimado de 13 toneladas, que fue fundida en una sola colada, en un acto que habla de un control técnico y una gran maestría en el diseño y ejecución, considerando las condiciones del momento de su realización, hace 213 años.
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