Notimex. El arqueólogo mexicano Román Piña Chan, quien murió hace 11 años, el 10 de abril del 2001, fue un destacado investigador y pionero de la antropología en México, y es recordado por sus aportaciones y estudios etno-históricos sobre Quetzalcóatl y la cultura Tolteca.
Román Piña Chan nació el 29 de febrero de 1920, en Campeche, en el seno de una familia humilde, por lo que tuvo que trabajar desde muy temprana edad para poder llevar el sustento a casa, según da cuenta el libro “Homenaje a Ramón Piña Chan”, que publicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 1987.
Dadas las precarias condiciones económicas de uno de los futuros pionero de la arqueología en México, Piña Chan debía encargarse de la huerta familiar y estar al pendiente de la cosecha, para luego poder irse a la escuela.
Piña Chan cursó sus estudios primarios en la escuela “particular” de “Doña Mechita Bastos”, en la que se impartían los cinco primeros grados al mismo tiempo a un grupo de más de 20 niños de todas las edades, a un muy módico precio.
Cuando estuvo preparado, los padres del futuro arqueólogo lo sacaron de la escuela improvisada para cursar su último grado de estudios básicos en una primaria oficial del estado, y así lograr obtener su certificado.
Posteriormente estudió en diversos colegios del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en Campeche, hasta que obtuvo una beca de 30 pesos para estudiar en una Escuela Vocacional de la Ciudad de México.
Posteriormente, Román eligió cursar la incipiente carrera de antropología física, que se impartía en el IPN, en Santo Tomás, en esta ciudad, de entre las otras tres ramas que se impartían, hacia 1950, en torno al estudio de las culturas antiguas, como arqueología, etnología y antropología lingüística.
Al elegir esta carrera, que aún no tenía un plan definido, el encargado de la división, Daniel Rubín de la Borbolla, le otorgó una beca, además de los 30 pesos que ya ganaba, una nueva por 120 pesos, pues además de estudiar ayudaría a clasificar reliquias en el Museo Nacional de Antropología.
Entre sus maestros figuran Wigberto Jiménez Moreno, Alfonso Caso, Ada D´Ajola y el mismo de la Borbolla, por citar sólo algunos, y entre sus compañeros, que a la postre se convertirían en los pioneros de la antropología mexicana, figuraron Felipe Montemayor, Jorge Obregón y Anselmo Marino, así como los sudamericanos Ospina Restrepo y Riera Panilla.
Hacia 1962, luego de haber participado en diversas investigaciones arqueológicas en Hidalgo y el Estado de México, se dedicó a brindar asesoría para inaugurar seis salsas en el nuevo Museo Nacional de Antropología, que antes se encontraba en la Calle de Moneda, en el Centro Histórico capitalino.
Su trabajo como asesor del nuevo recinto duró ocho años y para 1970 dirigió diversas obras arqueológicas en Teotenango, Estado de México, que a la fecha estaban sin investigar, lo cual significó un gran número de hallazgos y el crecimiento del turismo en la zona.
Posteriormente, su salud se vio seriamente afectada, principalmente por el accidente que sufrió el 13 de septiembre de 1984, en el que cayó de un edificio en Becán, en su ciudad natal, en el que se rompió una vértebra lumbar y permaneció casi un año en cama.
Tras publicar libros como “El mundo maya de Campeche” (1992) y “El lenguaje de las piedras glíficas olmecas y zapotecas” (1993) y “El mito de Quetzalcóatl” (1996), entre otros, Román Piña Chan falleció a causa de un derrame cerebral, el 10 de abril del 2001, en la Ciudad de México.
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