Muy Interesante.- Algunos estudios señalan que las leyendas urbanas o las noticias falsas tienen más impacto en la Red que los hechos comprobados.
Como recuerda Patricia Wallace, psicóloga de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, la Red amplifica la ‘infección’. En primer lugar, debemos tener en cuenta la facilidad de grabación y la posterior viralidad de los vídeos hoy en día: transcurridas pocas horas, una escena rodada en Wisconsin ya ha sido vista cientos de miles de veces en todo el mundo. Esa misma rapidez tiene un efecto secundario: las fuentes casi nunca son comprobadas en internet. Los tuiteros o blogueros que difunden el rumor quieren ser los primeros en hablar de ello, sin corroborar si es cierto.
Otro factor es la notoriedad que proporcionan las redes. Por ejemplo, con la leyenda urbana de los payasos asesinos, que alarmó a la población hace unos meses, la posibilidad de vestirse de clown, hacerse un selfi –o esperar a que alguien asustado nos haga una foto– y subir el resultado a Twitter, Facebook o Instagram es muy tentadora. El cazador de leyendas urbanas Benjamin Radford, autor del libro Bad Clowns, explica así que tantas personas hayan jugado con la coulrofobia – miedo irracional a payasos y mimos– de los demás, aun siendo conscientes de que podían ser agredidos, como de hecho ocurrió en Berlín en el momento álgido de la ola de pánico. La oportunidad de adquirir celebridad efímera ha aumentado el número de voluntarios para amedrentar al prójimo a lo largo del planeta.
Otra explicación del ascenso y caída fulgurante del rumor en los tiempos modernos ha sido puesta en juego por Frank T. McAndrew, psicólogo social y profesor del Knox College, en Illinois. Se trata del impacto emocional de los vídeos, las imágenes, el texto y la voz presentes en los mensajes de la Red. Esa mezcla de formatos hace que seamos menos críticos. Ante una pseudoinformación como la de los payasos asesinos no nos preguntamos, por ejemplo, por qué son vistos tantas veces acechando a sus víctimas, pero nunca empleando la violencia contra ellas. El miedo alcanza el sistema límbico del cerebro sin dar oportunidad a que el córtex valore si existen motivos reales para asustarse.
Todas estas variables se aúnan y el resultado final es que los rumores tienen más fuerza que las noticias auténticas, como describe el neologismo ‘posverdad’, palabra del año 2016 para el Diccionario Oxford. Eso es precisamente lo que concluyó un estudio de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, tras comparar la repercusión de tuits sobre hechos de alcance mundial –el ataque yihadista al semanario francés Charlie Hebdo o el desastre del avión de Germanwings– con otros que difundían mentiras. El resultado fue que los primeros tenían una vida media de dos horas, mientras que las habladurías seguían existiendo durante catorce horas más.
No Comments
Comments for ¿Por qué triunfan los rumores en internet? are now closed.