Desmenuza Michel Butor obras de Manuel Ocaranza y Francisco de Paula

Notimex. Magistral y enriquecedora resultó anoche la participación del pensador y escritor francés Michel Butor (1926), luego de describir las obras “Las travesuras del amor”, de Manuel Ocaranza, y “Vista de París”, de Francisco de Paula Mendoza en el Museo Nacional de Arte (Munal), de esta ciudad.

El autor de la famosa novela “La modificación” cautivó a poco más de 50 personas en el auditorio de ese espacio museístico, donde explicó detalladamente, ambas piezas pertenecientes a la colección permanente del Munal.

El autor, quien se encuentra en México por cuarta ocasión para presentar su primera exposición en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), titulada “Ver entre líneas/leer entre signos”, sostuvo que ambas piezas establecen un diálogo con Francia.

De buen humor y siempre atento, examinó “Vista de París”, de De Paula Mendoza, una obra del siglo XIX, y que, según él, a diferencia de otras pinturas que muestran al interior de dicha ciudad, en esta, se ve a París desde el exterior.

Dicha obra de pequeño formato presenta una especie de paisaje en donde se aprecia a manera de panorámica, toda la ciudad, incluyendo la Torre Eiffel y la Catedral de Notre Dame, el Panteón de París y el Arco del Triunfo.

“Es como si llegáramos de un viaje, saliéramos de una colina y pronto observamos la ciudad”, dijo el escritor, quien reveló no conocer otro cuadro que represente a la llamada “Ciudad de la Luz” de otra forma.

Indicó que a diferencia de otros cuadros sobre París, el de De Paula Mendoza está rodeado de muros. En ese rubro, recordó que antes París estaba rodeado de muros, lo que permitía representar a la ciudad en un paisaje.

Y la Torre Eiffel, dijo, es un icono de finales del siglo XIX, creado por Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición universal de 1889 en París.

Respecto al cielo que se aprecia en el cuadro, se dijo asombrado, pues consideró que “solo había visto una reproducción en donde se apreciaba un cielo interesante, pero aquí el cielo es más hermoso de lo que pensaba”.

“Vemos pues, una ciudad de París que aparece sobre una línea y mientras más la vemos, nos aparece una especie de línea de escritura, pues a lo largo de ella se aprecia cierta cantidad de ideogramas que constituyen un texto de París”, señaló.

Subrayó que esta obra de De Paula Mendoza, en la que se presentan una serie de monumentos y “palabras” y que informan acerca de la historia de esa cuidad, es una forma mexicana de ver la ciudad de París.

Enseguida, el autor con una trayectoria de medio siglo en la escena literaria y artística europea examinó “Las travesuras del amor”, de Manuel Ocaranza, una obra en donde aparece un pequeño personaje frente a un gabinete lleno de frascos posiblemente con perfumes, que en realidad se trata de Eros, el Dios del Amor y el Sexo.

Es cuadro, indicó, es una alegoría que representa las fuerzas de nuestra alma con un personaje humano: “Eros”, el amor; un amor que tiene una expresión tan traviesa, realizado a finales del siglo XIX.

La obra presenta a dicho personaje vertiendo una gota de veneno sobre una rosa blanca y en dicha botella se aprecia un cráneo con dos tibias cruzadas.

En su exposición, el autor francés señaló que en la monumental pieza se observa en la parte superior un mueble, algo que parece ser un mortero, mientras que en el suelo de mosaicos está un par de candelabros hechos de cobre.

El personaje, indicó, está representado en un armario lleno de objetos y todos ellos son símbolos.

“Esta alegoría está realizada delante de una naturaleza que era muy tradicional en su época, porque nos recuerda los origines mismos de las naturalezas muertas”, comentó.

Detalló que dentro del mueble o armario se observa un cráneo que indica la muerte y alrededor de él una serie de objetos que significan los placeres, cuando digamos adiós a la existencia terrestre.

Plumas, flechas, una serpiente, una vasija con alcohol, una flor en forma de corazón, un velo azul, una banco antiguo, alas de insecto, cajones, son algunos de los elementos que el escritor explicó a un público que quedó atrapado ante la interesante exposición de poco más de 40 minutos.