Agencias. El escritor Eduardo Mendoza reivindicó ayer, tras recibir el Premio Cervantes 2016 de manos del rey Felipe, la excelencia del humor en la literatura, que practica en sus escritos “con reincidencia”, y negó que se trate de un género menor, como a menudo se considera.
En su discurso durante la ceremonia que presidieron los reyes de España, Mendoza aseguró que se viven “tiempos confusos e inciertos”, y no en lo que se refiere a la política y a la economía, donde siempre es así “porque somos una especie atolondrada y agresiva y quizá mala”, sino en lo que atañe al cambio radical del conocimiento de la cultura y las relaciones humanas, un cambio que “no tiene por qué ser nocivo, ni brusco ni traumático”.
Mendoza, nacido en Barcelona en 1943, se declaró un fiel lector de Cervantes y asiduo del Quijote, a cuyas páginas, confesó, acude con mucha frecuencia, aunque centró su intervención en cuatro de estas relecturas que ha hecho a lo largo de su vida.
Así, desgranó en tono humorístico lo que las sucesivas lecturas del Quijote le aportaron. Desde la primera obligada en el colegio, donde “casi” contra su voluntad se “rindió a su encanto”, hasta la tercera, durante su madurez, donde descubrió el “otro tipo de humor” de Cervantes, el de su mirada sobre el mundo, y la última, que emprendió de nuevo de “un tirón” al saberse ganador del premio que hoy ha recibido.
Y de esta última sacó la conclusión de lo que es la función de la ficción: “No dar noticia de unos hechos, sino dar vida a lo que, de otro modo, acabaría convertido en mero dato (…) Y por eso la novela cuenta las cosas de un modo ameno aunque no necesariamente fácil, para que las personas, a lo largo del tiempo, la consuman y la recuerden sin pensar”.
Cerrado el repaso de sus lecturas cervantinas, Eduardo Mendoza acabó refiriéndose, sin alarmismos, al “cambio radical” que afecta a la cultura: “La tecnología ha cambiado el soporte de la famosa página en blanco, pero no ha eliminado el terror que suscita ni el esfuerzo que hace falta para acometerla”. También aludió al papel de la ficción: “no dar noticia de unos hechos, sino dar vida a lo que, de otro modo, acabaría convertido en mero dato”, antes de recordar que actos como el de ayer entrañan para el protagonista, es decir él, un riesgo inverso al que corrió don Quijote: “Creerse protagonista de un relato más bonito que la realidad”. Luego prometió “hacer todo lo posible para que no ocurra tal cosa” y se despidió anunciado que seguirá siendo el que siempre ha sido: “Eduardo Mendoza, de profesión, sus labores”.
SABER MÁS
El Cervantes
El Premio Miguel de Cervantes de Literatura, considerado como el galardón literario más importante en lengua castellana, es concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España a propuesta de todas las academias de la lengua de países de habla hispana.
Instituido en 1976 y dotado con 125 mil euros (más de dos millones 500 mil pesos), toma su nombre de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la que está considera como la máxima obra de la literatura castellana: Don Quijote de la Mancha.
Sus obras
• Riña de gatos: Madrid 1936
• La ciudad de los prodigios
• El secreto de la modelo extraviada
• El enredo de la bolsa y la vida
• La aventura del tocador de señoras
• La verdad sobre el caso Savolta
• El asombroso viaje de Pomponio Flato
• Tres vidas de santos
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