Redacción. Rodolfo Walsh nació el 9 de enero de 1927 en la provincia argentina de Río Negro. Allí, su ascendencia irlandesa se mezcló con los límites de La Patagonia, de La Pampa y de Buenos Aires, adonde llegó en 1941 para cursar estudios de secundaria. En esa primera mitad del siglo xx, los apellidos argentinos como Borges y Cortázar supieron hacerse referentes de la literatura universal para que la generación naciente aprovechara esos pilares y se abriera nuevos caminos al fusionar la exquisitez de las formas literarias con la dureza que requiere el periodismo.
La tormenta de violencia que se posó sobre Argentina en manos de militares en el poder, motivó a un grupo valioso de intelectuales a asumir su rol sin vacilaciones. Entre ellos destacaron Miguel Bonasso, Paco Urondo, Juan Gelman y Rodolfo Walsh, quienes crearían el diario Noticias, con el objetivo de desmentir las versiones oficiales y combatir la censura. Noticias fue una vertiente periodística e ideológica de los Montoneros y sólo funcionó entre 1973 y 1974, año este último en el que murió el líder histórico argentino Juan Domingo Perón. Rodolfo Walsh escribió, aún en Noticias, la nota necrológica por el fallecimiento de Perón: “dolor. El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos 30 años, murió ayer a las 13.15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional.”
Perón marcó la vida de Rodolfo Walsh y por supuesto su obra. Su compromiso político tenía una afinidad con el peronismo, pero una diferencia radical con el líder político: a Rodolfo Walsh le gustaba un peronismo sin Perón. Él afirmaba que el peronismo estaba del lado de la clase trabajadora, clase a la que pertenecía su familia y por la que él iba a ofrendar su vida. A la par, Eva Perón, quizá la figura femenina más enigmática de Argentina en toda su historia, lo motivó a escribir su mejor cuento: “Esa mujer”. Walsh, sabueso de pura cepa, sintió un éxtasis al enterarse del secuestro del cadáver de Evita. Investigó a fondo y construyó un excelente relato estrictamente literario sobre el derrotero del cadáver. De ese texto proviene esta imagen: “Esa mujer estaba desnuda. Una diosa, y desnuda, y muerta. Con toda la muerte al aire”.
(Con información de La Jornada)
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