Notimex.- El centro de artes La Cité Miroir, en Lieja, ciudad ubicada al este de Bélgica, dedicará hasta el próximo 27 de agosto una retrospectiva inédita al pintor congoleño Mode Muntu, presentada en un intento por redimir años de desconsideración al arte africano por la Europa colonizadora.
Muntu es el ejemplo del pintor con calidades alabadas por grandes conocedores del arte, pero cuyas obras, despreciadas por los museos europeos durante años, permanecen poco conocidas por el gran público.
Con esta primera exposición monográfica dedicada al artista, el curador, Michaël de Plaen, intenta hacer justicia a su talento treinta años después de su muerte y “establecer un diálogo de culturas sobre el lugar de cada uno”.
“Fue la idea de destruir prejuicios a través de la belleza y de la fuerza de un artista lo que me motivó. Esta retrospectiva es un avance admirable”, afirmó en entrevista con Notimex.
Para De Plaen, autor de una monografía sobre Mode Muntu, el pintor es “el artista del siglo 21”, uno de “pocos artistas que provocan tamaña emoción con un discurso universal”.
De Plaen ha tenido un acceso privilegiado al pintor: su padre, el belga Guy de Plaen, dirigió el Museo de Lubumbashi y apoyó a Muntu durante los conturbados años 60, marcados por los conflictos de independencia del país, una colonia belga entonces conocida como Zaire.
De niño, Michaël de Plaen se paseaba entre las obras inacabadas de Muntu y le observaba trabajar.
El artista, nacido en 1940 en el pueblo de Mwanza, en la rica y conturbada provincia de Katanga, empezó a pintar en Lumbumbashi, donde integró, a los 14 años, la Academia de Bellas Artes local, creada por el pintor belga Laurent Moonens.
Empleando materiales sencillos, como guache sobre cartón, el joven adoptó un lenguaje plástico intuitivo propio del arte contemporáneo y convirtió en su marca registrada sus finas siluetas pintadas contra fondos coloridos puntillados, un estilo que no se encuadraba en ninguna corriente artística de la época.
De Plaen destaca la importancia de los colores vivos para la “expresividad” de la obra de Muntu, algo que tiene en común con artistas mexicanos como Frida Kahlo.
“Lo que es interesante en esos artistas es la elección de las tonalidades, la intensidad de la expresión a través de los colores. Es algo que me recuerda la fuerza y la expresividad que encuentro en Mode Muntu, quien elegía ciertos colores para dar una energía a su pintura”, afirmó.
Muntu tradujo sobre el papel proverbios y mitos de su comunidad Luba, como en calendario lunar luba, inspiración para diversas telas, además de escenas del cotidiano, sueños y pesadillas.
La religión, parte fundamental de su vida, también tiene protagonismo en sus obras, que abundan en imágenes de crucifixión.
El reconocimiento de Moonens le permitió organizar su primera exposición internacional, en 1955, en una galería de Lieja, y abrió las puertas para participar de la Exposición Universal de 1958, en Bruselas.
En los años 1970 Muntu fue reconocido con un premio de la revista African Art y estrenó diversas exposiciones en el Congo, antes de fallecer repentinamente de una disentería, mientras concluía “El Sudario”, una pintura que ilustraba su propia muerte.
En la muestra, algunas obras de Muntu dialogan con telas del estadounidense Keith Haring, uno de los íconos del ‘street art’ en los años 1980, de los pintores aborígenes Daniel Walbidi y Roy Underwood.
La similitud de estilos es una manera de probar que Muntu es a la vez pionero y contemporáneo y merece su plaza en el panteón de la pintura.
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