EFE. De las figuras de barro a los muñecos de Playmobil, el Museo del Caracol de la Ciudad de México actualiza sus maquetas con escenas históricas del país y del mundo, aseguró a Efe el historiador Pavel Luna.
Es una propuesta de “cómo sería el museo si se hubiera hecho hoy”, dijo Luna sobre la exposición “Playmohistoria” en el Museo del Caracol, construido en 1960 a medio camino del cerro donde se levantó el Castillo de Chapultepec.
La muestra recrea con Playmobil momentos de la vida colonial en la Plaza Mayor, una escena de piratas que atacan galeones españoles y el Puente de Metlac por donde salía el ferrocarril que iba a Veracruz en el siglo XIX.
La visión actual de esta exposición alcanza la figura del árbol de la vida, tradicional figura de barro, elaborado con figuras intercambiables; además del antiguo Egipto y de la época de los vikingos.
“Es una actualización pero no para decir esto es lo antiguo y esto es lo nuevo, sino que no hay diferencia entre unos y otros, cambian las figuras pero la esencia es la misma”, aclaró el curador de la misma.
Luna aseguró que esta exposición conserva la idea original que Jaime Torres Bodet, escritor y secretario de Educación Pública, tuvo al planificar el museo del Caracol, de usar figuras de barro para enseñar historia a la niñez de una manera didáctica.
Luna colaboró con el equipo de coleccionistas en la recreación y la adaptación de las figuras prefabricadas al personaje histórico deseado.
“Hacer que los personajes se parezcan a la sociedad mexicana, fue un trabajo tardado”, dijo el historiador al señalar que se usaron alrededor de 400 figuras Playmobil y se demoraron cuatro meses para dejar listas las maquetas.
La Plaza Mayor muestra el “Mercado del baratillo” donde se vendían frutas, flores y telas y entre sus figuras se distinguen a los españoles, los criollos, indios y mulatos; la Columna de Gibraltar como corazón político y religioso de la Nueva España y la “picota” como figura de autoridad.
“El zócalo es un lugar al que vamos y no somos conscientes de toda la carga histórica que tiene el sitio”, reflexiona el historiador.
Para Alexis González, estudiante de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, las “monjas” que se miran en la maqueta de la Plaza Mayor están fuera de contexto “porque en esos tiempos no podían salir de los conventos”.
El Puente de Metlac muestra al ferrocarril mexicano que hacía la ruta de la capital al estado de Veracruz, “orgullo de los mexicanos del siglo XIX, por la dificultad que representaba construir caminos seguros”, apunta Luna.
El historiador cuenta en la tercer escena con piratas en la Nueva España, que venían para extraer plata que iba a dar a España y acusa a holandeses e ingleses de codiciar las riquezas y asaltar los barcos en esos tiempos.
El árbol de la vida, originario del pueblo de Metepec, en el Estado de México, ofrece una visión sintética desde la fundación de México-Tenochtitlán a la Constitución mexicana de 1917
En la historia universal, se mira un recorrido de 3.000 años por el mundo del Antiguo Egipto, y los Vikingos en un pueblo escandinavo.
El curador propone mostrar que “el recurso principal del museo, -las maquetas- sigue vigente, pues hoy los museos modernos son hablar de tabletas y cosas tecnológicas que hacen creer que estas propuestas son antiguas”.
El Museo del Caracol, fue construido en 1960 por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), que además hizo el Estadio Azteca de la Ciudad de México, y el Museo del COI en Lauzana, Suiza.
Además contiene dos obras del escultor José Chávez Morado (1909-2002), una de ellas su famosa puerta elaborada en bronce y que alude a la fusión de las dos culturas, la europea y la americana.
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