Redacción.- La escultora Irene Zundel (CDMX, 1958) expone obra reciente en la edición 57 de la Bienal de Venecia.
Más allá de lo aparente, que reúne 12 esculturas y una instalación de la artista, fue inaugurada ayer en el Centro Cultural Don Orione Artigianelli, espacio alterno a las muestras oficiales.
La mayoría de las esculturas están hechas con plexiglás, combinado con acrílico, aunque también hay dos trabajadas a manera de un cuadro, basadas en la madera con proyección (mapping).
Zundel se formó como diseñadora gráfica, profesión que ejerció durante muchos años. Sin embargo, descubrió que algo le faltaba. Aunque en un principio pintaba, siempre he sentido que lo tridimensional es lo que más me llama la atención. Necesito sentir las cosas, a diferencia de nada más verlas, explica en entrevista con La Jornada.
Comenzó con el bronce, aunque también ha incursionado en la cera directa y la plata. Desde hace dos años experimenta con el plexiglás, combinado con el acrílico: Al observar el cuadro de frente, se ve una imagen plana. Sin embargo, al moverse se transforma, le empiezan a salir los volúmenes. Trato de jugar un poco con el plexiglás porque he encontrado que me da luz, reflejos, todo lo que quiero. Los colores convergen unos con otros.
El arte ha sido una terapia para sanar muchas cosas personales
Irene Zundel, artista abstracta, explica que sus primeros trabajos fueron más introspectivos. El arte ha sido una terapia para mí, una manera de sanar muchas cosas personales. Y aunque su obra aún es introspectiva, pues ha pasado por diferentes etapas de su vida, antes los colores eran más gris, verde; “ahorita estoy fascinada por el color, la luz, los reflejos, por la manera en que se transmite la luz mediante el acrílico.
En la actualidad utilizo la madera como cuadros con triángulos realzados que empiezan a formar volúmenes. Un ejemplo sería Flujo (2016), díptico realizado en madera laqueada sobre acrílico y tela. La obra más reciente de Zundel se relaciona con los principios de la óptica y cinética.
Zundel viajó a Venecia para montar la instalación que consta de mil 500 hilos colgantes. Al entrar a la sala Tiziano del Centro Cultural Don Orione Artigianelli, el visitante sólo ve el conjunto de hilos, sin embargo al estar debajo de la pieza forma un diseño, afirma.
La artista, quien en 2014 expuso esculturas en acero y fotografía con el título Inflicto en el Museo Franz Mayer, ha sido reconocida con el Premio per L’Arte en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo en Florencia.
Información de la Jornada.
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