Notimex. Antes de que el hombre viajara al espacio, ratones, monos, chimpancés, tortugas, moscas, perros y gatos probaron la capacidad de un organismo vivo de volver ileso a la Tierra, lo que ahora permitió al hombre explorar nuevos mundos.
Por muchos años, el debate y la duda entre los científicos era la capacidad del ser humano de sobrevivir por largos periodos a la ingravidez en un vuelo espacial.
Algunas especies de animales sirvieron de “avanzada” y los investigadores estadunidenses y rusos fueron los primeros que integraron ratones, ratas y conejos como pasajeros unidireccionales en sus pruebas y recabar información para diseñar una cabina que llevara al hombre al universo.
De acuerdo con el sitio history.nasa.gov/animals, de entre los muchos intentos de enviar animales al espacio está el registrado el 11 de junio de 1948, cuando fue lanzado el cohete V-2 Blossom al espacio y donde falleció el mono rhesus llamado Albert I, que por falta de documentación no quedó registrado en la historia de los astronautas animales.
Un año después compartieron el mismo final los primates Albert II, III, IV, V y VI, quienes no sobrevivieron al aterrizaje, lo mismo que un ratón sin anestesia que fue fotografiado en vuelo y no sobrevivió al impacto.
Otro de los lanzamientos animales se dio en 1957 por parte de Rusia, que puso en órbita a bordo del Sputnik a Laika, una perrita husky adoptada de la calle que fue entrenada de manera apresurada para viajar y que murió en su ingreso a la atmósfera terrestre a causa de estrés y calor en la nave.
En 1959, Estados Unidos envió a los monos Able y Baker, y fueron recuperados ilesos, aunque el primero murió el 1 de junio en la mesa de operaciones por los efectos de la anestesia aplicada para quitar un electrodo ubicado debajo de su piel, mientras que el segundo falleció de insuficiencia renal en 1984 a los 27 años.
Según el portal de la Nasa, en 1960 Rusia envió al espacio a las perritas Belka y Strelka a bordo del Sputnik 5, junto con un conejo gris, 40 ratones, dos ratas y 15 frascos de moscas y plantas. Los ejemplares caninos regresaron con vida más no así el resto de los animales.
Tiempo más tarde, Strelka dio a luz a una camada de seis cachorros, uno de los cuales fue obsequiado a los hijos del presidente estadunidense John Fitzgerald Kennedy.
El 31 de enero de 1961, Ham -acrónimo de Holloman Aero Med- se convirtió en el primer chimpancé en el espacio que a bordo del cohete Mercury Redston preparó el camino para el exitoso lanzamiento del primer astronauta humano de Estados Unidos, Alan B. Shepard, Jr., el 5 de mayo de 1961.
Luego de su vuelo de 16.5 minutos, el simio africano vivió en el zoológico de Washington de 1963 a 1980 y luego en otro de Carolina del Norte. Murió en 1983 y sus restos se encuentran expuestos en el Salón Espacial Internacional de la Fama en Alamogordo, en Nuevo México.
En 1961, Enos se convirtió en el primer chimpancé que orbitó la tierra a bordo del cohete Atlas Mercury; regresó a la Tierra en muy buen estado y murió casi un año después por causas ajena a la misión.
Dos años después, científicos franceses lanzaron a Félicette, el primer gato al espacio en un cohete que fue recuperado con éxito después de un descenso en paracaídas.
En la Unión Soviética, los perros Veterok y Ugoyok fueron lanzados a bordo de Kosmos 110 en 1966 y permanecieron en el espacio 21 días, el mayor reto canino.
En 1968, Rusia mandó con éxito al espacio Zond 5 y a bordo iban tortugas, gusanos, plantas, semillas, bacterias y otros materiales vivos que lograron volar alrededor de la Luna, aunque al entrar a la atmósfera tuvo un contratiempo que llevo al fracaso su regreso.
De 1966 a 1969, Estados Unidos lanzó diversas misiones en la serie Biosatellite que incluyó una variedad de insectos, huevos de rana, microorganismos y plantas, y aunque los objetivos no se lograron, brindó los elementos para mejorar el programa sobre radiación ionizante en microgravedad.
Después del aterrizaje lunar tripulado de Apolo 11, el papel de los animales se limitó al estado de “carga biológica” y la gama de especies se amplió para incluir conejos, tortugas, insectos, arañas, peces, medusas y algas.
De 1973 a 1996, Rusia lanzó una serie de satélites llamados Bion, cuya primera misión fue Kosmos 605, lanzado el 31 de octubre de 1973 llevando a bordo tortugas, ratas, insectos y hongos.
Es así que durante los últimos 50 años, los científicos estadunidenses y rusos, principalmente, han usado ejemplares animales para las pruebas espaciales, que a pesar de las pérdidas, permitieron conocer aspectos de la vida sideral sin arriesgar al ser humano.
Estos animales dieron sus vidas en nombre de los avances tecnológicos, abriendo el cielo al hombre y que éste pudiera llegar más allá de la atmósfera y de su propio conocimiento.
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