Notimex.- Por romper con lo ya establecido, buscar el verso libre o la imagen sorpresiva en una época llena de cambios y controversias, las vanguardias literarias cambiaron esquemas y sedujeron a autores como Ramón López Velarde, Manuel Maples Arce, David Alfaro Siqueiros, Octavio Paz, José Revueltas y Efraín Huerta, que se convirtieron en sus principales representantes.
Así lo señaló el ensayista, antólogo, crítico y poeta Evodio Escalante Betancourt, investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien explicó a Notimex que las vanguardias literarias irrumpen en México en la década de 1920 con un manifiesto del pintor David Alfaro Siqueiros (1896-1974), titulado “Tres llamamientos”.
A este primer pronunciamiento se sumó el manifiesto “Actual número uno”, con el poeta Manuel Maples Arce (1900-1981) que dio inicio al movimiento Estridentista en 1921 y con ello a una profunda revolución literaria.
Recordó que el estridentismo congregó no sólo a escritores sino también a músicos, pintores y artistas de todas las disciplinas, siendo los más representativos de este movimiento Silvestre (1899-1940) y Fermín Revueltas (1901-1935), Salvador Gallardo (1893-1981), Jean Charlot (1898-1979), Arqueles Vela Salvatierra (1899-1977) y Germán List Arzubide (1898-1998), por mencionar algunos.
Para el especialista, las vanguardias literarias (estridentismo, futurismo, dadaísmo, cubismo, creacionismo, ultraísmo y surrealismo) significaron la ruptura con el modernismo, que era la corriente artística que predominaba en México.
“Hasta donde he podido averiguar, el movimiento se remonta a 1919, cuando Ramón López Velarde (1888-1921) publica su provocador libro ‘Zozobra’, aunque no es considerado oficialmente parte de la Vanguardia, tiene significativos tintes del movimiento”, dijo.
Indicó que la vanguardia literaria se caracterizó, además de por romper con el modernismo, por la búsqueda del verso libre, de la imagen sorpresiva, procesos que sedujeron a figuras como Diego Rivera (1886-1957), José Juan Tablada (1871-1945), quienes apuestan a favor del cambio, de una nueva manera de hacer arte.
Aunque siempre surgen controversias cuando se gesta un nuevo movimiento, Evodio Escalante sostuvo que el estridentismo y el muralismo contaron con la aceptación del público, “nunca han dejado de existir los críticos, hay que recordar que es una época de controversias, por un lado los periodistas apoyan el movimiento estridentista, mientras la UNAM representaban el lado conservador”.
El ganador del Premio Iberoamericano de Poesía recordó que el siglo XX estuvo marcado por las vanguardias artísticas y literarias, “pero entre las cosas que debemos valorar de los estridentistas es que descubren la Ciudad de México y se vuelve un tema importante de su creación”.
Dentro de las vanguardias, añadió, también se ubica el grupo de Los Contemporáneos, como Jaime Torres Bodet (1902-1974) y José Vasconcelos (1882-1959), quienes pertenecían a la misma generación que los estridentistas y dieron sus primeros pasos en las letras hacia 1925.
Las vanguardias literarias rompieron con los esquemas del realismo ingenuo, nos enseñaron a ver la ciudad de otra manera, impusieron una estética disonante con alto contenido crítico, y eso es lo que perdura de ellos, que fueron críticos y que propusieron un arte que incluía una conciencia social.
Aunque los contemporáneos no estaban tan preocupados por los cambios sociales, tuvieron como uno de sus máximos representantes a Jaime Torres Bodet, quien fomenta la creación del libro de texto gratuito y campañas de alfabetización, además de crear los museos de Antropología e Historia y el de Arte Moderno.
El autor del libro “Una literatura del lado moridor” sostuvo que el siglo XX es el siglo de los sismos y de la creación de importantes corrientes vanguardistas en todo el mundo, como el futurismo ruso, el dadaísmo que surge en Suiza pero se extiende hasta Nueva York.
“Es un momento de grandes transformaciones que se van dando como oleadas vanguardistas; muchos consideran que 1922 es el año de la eclosión vanguardista en todo el mundo, porque es el año en que se publican obras como Ulises, de James Joyce; “La tierra baldía”, de T.S. Elliot, y “Trilce”, de César Vallejo.
Sin embargo, Escalante Betancourt consideró que en la década de 1930 llega una segunda oleada vanguardista representada en la literatura mexicana por el grupo que hacía la revista “Taller”, integrado por tres gigantes de la literatura: Octavio Paz (1914-1998), José Revueltas (1914-1976) y Efraín Huerta (1914-1982), “todos ellos haciendo una literatura revolucionaria, al menos en ese momento”.
“Ahora que se celebra el centenario de Juan Rulfo (1917-1986), a los críticos les ha dado por vincularlo con destacados autores europeos como Rainer Maria Rilke y se olvidan que Rulfo era un gran lector de las novelas de la Revolución, era un admirador de ella, era lector de José Revueltas, y me atrevo a decir que, de no haber leído ‘El luto humano’ (1943), quizá Rulfo no hubiera escrito ‘Pedro Paramo'”.
Juan Rulfo fue un autor que aplicó las técnicas literarias más modernas, siempre alimentándose de los autores de vanguardia, “Rulfo es un asiduo lector de la obra de William Faulkner (1897-1962), José Revueltas, Nelly Campobello (1900-1986) y Rosario Castellanos (1925-1974)”.
Finalmente, el también crítico literario lamentó que los alcances que en su momento tuvieron las vanguardias literarias “están olvidados por los escritores actuales, ahora la vanguardia está olvidada, habrá que preguntar a los nuevos escritores qué tan identificados se sienten con los movimientos vanguardistas que se han desarrollado en el país”.
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