Notimex. Los mexicanos debemos celebrar haber tenido a un estadista de la talla de Benito Juárez (San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21 de marzo de 1806-Ciudad de México, 18 de julio de 1872), quien además de ser el máximo símbolo de la Soberanía Nacional y del Estado Laico, sembró la semilla de la educación en México, aseguró la doctora Patricia Galeana.
En su intervención, en la ceremonia donde se evocó el 150 aniversario del Triunfo de la República, 145 años del fallecimiento de Benito Juárez García, y 60 años del Recinto Homenaje al Benemérito de las Américas, la directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) dijo que “mientras más conocemos a ese hombre, más lo admiramos”.
Anoche, en ese espacio dedicado dentro del Palacio Nacional al ilustre mexicano de raza zapoteca, la doctora Galeana apuntó que México celebra el Triunfo de la República y el recinto dedicado a Juárez. “La primera celebración es porque definió el Estado Federal y Laico de esta nación; la segunda, porque hoy tenemos un espacio para él, iniciativa del presidente Adolfo Ruiz Cortines”, indicó. Subrayó la grandeza de Juárez al recordar que le tocó ser presidente de México en uno de los momentos más difíciles que ha tenido el país en toda su historia.
En enero de 1857 se hizo presidente de la República, y desde un principio se vio rodeado de enemigos y de fuerzas perteneciente al bando conservador. Acosado, salió de la capital y estableció su gobierno en Guadalajara. En 1859, el Clero desconoció su gobierno y con ello nació la Guerra de Reforma que duró tres años, y fue hasta 1861, con el triunfo de ésta, cuando Juárez y su esposa Margarita Maza (con quien se había casado el 31 de julio de 1843 cuando ella tenía 17 años y el 37) habitaron por primera vez el ala norte del Palacio Nacional. E
se año llegaron a Veracruz soldados de España, Francia e Inglaterra. Venían a reclamar, a nombre de sus gobiernos, dinero que México les debía. Muy sereno, Juárez negoció con los emisarios de España e Inglaterra, y retiraron sus tropas, pero los franceses, que no representaban a la Francia popular, sino a la ambición de Napoleón III, dieron inicio a la llamada Intervención Francesa, apoyada por conservadores mexicanos; en mayo de 1863 Juárez inició su segundo peregrinaje. Se fue al norte del país, defendiendo el territorio nacional ante las tropas francesas bajo el mando de Maximiliano de Habsburgo. Juárez regresó triunfante a la Ciudad de México en 1867.
La causa del pueblo había triunfado. El establecimiento de la República fortaleció e hizo posible la aplicación de las Leyes de Reforma y de la Constitución de 1857 y por fin, Benito Juárez logró reunirse con su familia.
De esa forma habitó nuevamente en el Palacio Nacional, sin embargo, poco fue el tiempo que Benito y Margarita pudieron disfrutar juntos, ya que el 2 de enero de 1871, ella falleció a los 45 años de edad, a causa de un cáncer que padecía desde años atrás. Juárez se sintió muy triste y solo, sin que por eso disminuyera su actividad como presidente del país, buscando el bienestar del pueblo.
El 20 de mayo de 1872 sufrió un primer ataque al corazón y el 17 de julio, otro más, del cual no se recuperó, y a las 23:30 horas del 18 de julio de 1872, en sus habitaciones del Palacio Nacional de la Ciudad de México, lo sorprendió la muerte dejando tras de sí un gran legado que la víspera fue reconocido por Salvador Rueda, director del Museo de Historia del Castillo de Chapultepec.
También anoche, en el mismo recinto que fuera hogar de Juárez, se abrió la exposición “La República 150 años después”, del grabador Sergio Sánchez, misma que permanecerá a disposición del público, con acceso libre, hasta diciembre. Se trata de 21 grabados en lo que se aprecian personajes como Benito Juárez y los generales Miramón y Díaz, además del Cerro de las Campanas y el Aguila Republicana.
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